—¿Qué haces aquí? —luego examinó a su nuera de pies a cabeza— Estás toda bronceada. ¿Y quién es este hombre contigo? —exigió, y Valerie pudo detectar dudas en su tono condescendiente.
—¿Por qué, Nina? ¿Tengo que informarte qué estoy haciendo en la ciudad donde vive mi esposo? Por cierto, conoce a Ethan. Mi... abogado. —Ella levantó una ceja y sus labios se curvaron en una sonrisa burlona.
—¿Abogado? ¿Qué tontería es esta? Estás en la ciudad de tu esposo sin tu esposo, chica. Eso también con un hombre al que llamas abogado. Puede que sea un abogado. Pero tú eres una Mentira. ¡Ja! —Nina entonces se giró hacia Ethan y le sonrió—. No sabía que los abogados hoy en día cuidaban a las nueras de familias ricas.
—Y tú, ¿por qué estás aquí? ¿Para dar tus consejos de moda no solicitados a personas al azar? ¿Llamándoles mentirosos? Me encantaría echar un vistazo a tu colección de Miserable, Nina. —El rostro de Ethan enrojeció y Valerie entrecerró los ojos mientras miraba a su suegra.