Nina movió la vista hacia la pantalla del portátil donde su bandeja de entrada estaba inundada de mensajes de diseñadores, clientes y organizadores.
Normalmente, estas cosas las manejaba Geena pero hoy quería darle a la chica algo de tiempo para pensar en su oferta.
No había nadie en este mundo a quien no le gustase el dinero. Geena no era una excepción.
Nina hizo scroll, anotando las cosas urgentes para responder primero.
—Uf. Tantos detalles por finalizar —murmuró para sí misma, recogiendo un mechón de cabello suelto detrás de su oreja.
Hizo clic en un correo electrónico de un organizador prominente, quien solicitaba ajustes de último minuto al horario de la pasarela. Justo cuando comenzó a escribir, su teléfono zumbó con un recordatorio de una videoconferencia.