—He hablado con un doctor sobre Abigail —le dijo cuando ella se le unió en la pequeña galería de su apartamento que no ofrecía mucha vista excepto los otros edificios antiguos a su alrededor.
Ella colocó las dos tazas de café que llevaba, en la barandilla.
Él echó un vistazo a la pantalla de su teléfono por enésima vez. —¡Perdón! —le mostró su teléfono—. Esperando una llamada de Joseph. Me aseguró que llamaría una vez que hablara con este cirujano. Solían ser vecinos y eran bastante cercanos.
Marissa movió su cabeza afirmando. —Eso es genial.
—Entonces —ella levantó un hombro—, ¿qué dijo él? ¿Le echó un vistazo a los informes de Abigail? —Marissa tenía esperanza en sus ojos cuando le entregó la taza de café.
Pasándole un brazo alrededor del hombro, él la atrajo hacia sí, poniendo su taza de café de vuelta.
Ella lo encontró observando los edificios cercanos y se sintió avergonzada. —Aquí no ofrece una vista mejor.