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Chapter 9 - Capítulo 7: El Scire, el dolor, y el placer – La historia del «Demonio de Remia»

Fons, Ash, Plaza de la ciudad - 22 de Octubre - Año 516

 

RHYS

 

Y aquí estoy... Donde debería estar.

Luego de que mi padre me desterrara de Remia, mi hogar, tuve que huir hacia otro lugar y comenzar una vida desde cero, dejando todo lo que quise atrás. Sin embargo, cargando con un poder único que terminó acarreando un dolor que quemó mi corazón e hizo arder mi alma hasta la soledad, un dolor que jamás podré olvidar. Este poder me condenó a vivir en una situación que me parecía ajena, aislado de todo y lamentándome por no decidirme en el momento que tendría que haberlo hecho, con arrepentimiento, con culpa, con odio y sed de venganza. Ya me decidí por aceptar este destino que nunca quise en un mundo en el que siento que ya no merece la pena vivir. Mi vida ya no es mía, ya no tengo una manera de escapar de lo que me encierra, ya no soy libre, y hasta que no cumpla mi cometido, no podré estar en paz nunca más.

Cuando creí conocer el mundo que me rodeaba, este hizo que me diera de lleno contra la realidad, y de todas las personas que alguna vez llegué a confiar, sólo pocas quedaron al final, y tuve que decidir dejarlos atrás, a causa de que esa persona me quitará la capacidad de confianza en mí mismo, de sentir empatía por las vidas ajenas, de querer volver a amar, o al menos sentirme amado... Ya no merezco nada, quizás nunca lo hice... Pensar en el bien común se volvió la menor de mis preocupaciones, ni siquiera espero mi propio bien, pero debo seguir adelante, porque de volver atrás ya no hay oportunidad. Ya no puedo seguir siendo la misma persona que fui esos dieciocho años en los que se supone fui feliz junto a las personas que amé, y que ya no existen en mi vida. La vida que terminó hace un año, y que dio paso a una nueva, donde ya no era necesario demostrarles a los demás la sensibilidad de mi persona, mi humanidad, mis sentimientos... Porque ya nadie está ahí para verlo, y eliminar tal capa de humanidad de mí se volvió la constante de mi vida, cada día perdiendo la fe, cada día consumiéndome en la oscuridad, hasta que lo único que invadiera mi mente fuera ese pensamiento seguir mi camino en línea recta, con mi propias reglas, y llegar hasta final, acabar con todo, para algún día poder ser libre, y no deberle nada a este mundo podrido... Que me quito todo: A Lara, a Vlas, a mamá, y definitivamente a Demian. Nunca quise lastimarlos, los perdí y soy el culpable de tal desenlace, se volvieron siluetas en mi pasado, aquel que ya se me hacía imposible recordar.

Lara se fue, y acepté perderla para siempre, aun haya sido la persona que más amé en mi vida, pero por amarla tanto, tuve que dejarla ir, librándola de cualquier sufrimiento, de cualquier peligro que causara estar a mi lado, logré alejarla de mi antes de que terminara de la peor manera... Antes de que Demian dejara de ser el único. Lejos de mi ella está a salvo, y lejos de ella, no tengo debilidades. Con mi familia fue distinto, a ellos realmente les destrocé la vida, arruiné todo, su futuro y todos sus sueños, y la unión que alguna vez tuvimos, se difuminó ese día, cuando el destino de todos se sentenció. Quizás Demian me haya perdonado, al saber que nunca fue mi intención que su vida terminara, pero Vlas y mamá tienen todo el derecho del mundo de odiarme, porque sin Demian, y sin mí... ¿Qué les queda?

Sé que algún día nos volveremos a encontrar, porque era inevitable que acabara con él de una vez por todas, y volviera ver sus rostros. Pero ante eso, quizás esa sería la última vez que pueda pedirles perdón... Quizás esa sería la última vez que pueda volver a ser Rhys Windsor a su lado. Y al fin, perderme para siempre.

—¿Estás seguro?

Luego de notar como una persona se sentaba a mi lado en el banco de la plaza lo escuché hacerme esa pregunta.

Ya sabía quién era, Gary Ornom... La mano derecha del jefe de la mafia de Ash.

—Sí, puedo hacerlo

La seguridad de mis palabras lo convencieron, porque luego de decir eso me pasó un sobre.

—Entendido... Es él, Thomas Harch, actual propietario de la Corporación Harch y la persona más rica de Fons... Quitando al rey y la Familia Real.

Cuando abrí el sobre saqué la foto de mi objetivo... Así que era él, Thomas Harch... Nos volveríamos a ver después de dos años... Al parecer, el pasado del cual intentaba escapar me estaba buscando... Y me estaba por atrapar.

—¿Hay algo más que deba saber? —pregunté, al ponerme de pie. Debía hacerlo de todas formas, no tenía sentido echarse para atrás.

—Lo de siempre, que no quede ninguna pista que fuiste tú o que nos incrimine —luego de su respuesta, sólo se desvaneció su figura y no quedó rastro de él en el lugar. Ese tipo era muy extraño

Me preocupé en vano, al escuchar sus indicaciones me percaté de que el trabajo era más fácil de lo que creía, iba a ser el encargo más importante que tenía en un año y medio.

Matar a personas por encargo, ese era mi trabajo desde que rehíce mi vida en Fons, me convertí el sicario de la mafia de Ash, y luego de tantos objetivos neutralizados, llegó ese apodo que comenzó a perseguirme de la misma manera en la que me perseguía mi pasado, pero esta vez con mi presente: El Demonio de Remia... Rhys Windsor.

No habrán sido más de veinte encargos en el correr de los últimos diez meses, pero cada uno contó como cien, nunca había matado a una persona antes, fue complicado la primera vez, vomité por días, no podía dormir y en mi mente asediaba su mirada, y aturdían sus agonizantes quejidos, creí que me volvería loco, pero la segunda quitó tal culpa, y cuando llegó la tercera, mi mente ya había inhibido esa sensación de sentirme condenado por lo que hacía, acepté que luego de la primera ya no tendría perdón, y como no podía parar, sólo seguí ese camino... Sin final.

Con ese repertorio detrás, y sumado a mi persona y poder, soy la persona más respetada en todo el bajo mundo de Ash, y algunos dicen que la más peligrosa... No necesito que piensen eso, prefiero ser bajo perfil, me será más útil que volver a ser famoso, y menos cuando me encargo de actividades delictivas de ese nivel. Yo solamente hago mi trabajo, y asesinar personas no tiene nada que ver con mi manera de ser, el ser un asesino es totalmente en el ámbito profesional, y tuve que pasar demasiado para acostumbrarme a lo que hacía. Y aunque acepte todo eso, sé que soy un monstruo, me volví aquello que más repudié de Rygal, pero sabiendo lo que era, no podía enfrentarme a él sintiéndome menos, o siéndolo. Jamás iba a lograr siquiera pensar la posibilidad de acabar con él.

Ser un criminal fue la mejor manera que encontré para subir en la escala social. Al ser un desterrado de mi reino mi nombre quedó manchado en la élite, y aunque eso no significara que hubiese perdido toda mi influencia en el mundo, el personaje del Chico Prodigio ya no era rentable para lo que buscaba conseguir, y a pesar de que mi nuevo estatus no se hizo público, todos los altos mandos de las cuatro naciones más importantes del mundo saben lo que soy ahora... Quizás mi nombre no esté difamado mundialmente, después de todo, a Remia, y principalmente a Rygal, no le sirve que todo el mundo sepa que su hijo es un asesino, pero mi persona política actualmente es sólo un viejo cuento del que solía aprovecharme, e incluso siendo el príncipe de Remia vivo en la parte baja de la metrópolis más grande de Fons. Por eso cambié mi rumbo, la única forma que encontré para convertirme en alguien poderoso en el mundo fue controlando una organización de crimen organizado, esa es mi meta en la mafia. Conseguir tal poder, y lograr enfrentarme a Rygal Di Rem, de igual a igual.

Luego de todo lo que me sucedió, entendí que la muerte es la mejor cosa que le puede pasar a un ser humano, para estar condenado y atado a algo por todo lo que dure tu vida, mejor morir y ser libre por toda la eternidad, la búsqueda de tal sentimiento es lo único que me motiva a no parar, porque sé que ese es el destino que me espera, lo último que puedo dar... Quizás, si hubiera tenido ese pensamiento cuando tuve la posibilidad de elegir no habría sufrido tanto con las consecuencias que terminó por acarrear... Si tan solo no hubiera amado a nadie en esta vida.

El encargo que me habían otorgado no era el más importante por razones al azar... Asesinar al empresario más importante del mundo, el emperador de la economía mundial... Thomas Harch.

Thomas Harch era el actual líder de la Corporación Harch, la empresa de tecnología más grande del mundo, todos los objetos tecnológicos de las personas de Fons son creados por ellos, monopolizando todo el mercado de la nación. El clan Harch es una de las cinco grandes familias de Fons, con una empresa familiar de más de cien años, proveyendo armas y tecnología al gobierno, también se convirtieron en un pilar fundamental para el desarrollo de la nación. 

Hace unos años comenzaron a ampliar su empresa por los demás reinos como Filii Dei y Remia. El comienzo de su expansión coincidió con el momento en el cual conocí a Lara en Remia, y me enamoré de ella, antes de que todo lo que viví a su lado se fuera por la borda cuando me fui de mi nación.

Las razones del por qué tengo que asesinarlo no me son brindadas, con ningún encargo, aun así, a mí no me importa, yo tan solo hago mi trabajo. Aunque si tuviera que formar una razón yo mismo, diría que probablemente sea por la cantidad de terreno que están ganando en el mercado tecnológico, gracias a ellos la seguridad y privacidad en la nación aumentó tanto que la mafia comenzó a decaer y perder peso en ciertas áreas, el principal causante de todo esto es la cabeza de la empresa, Thomas... Él es el padre de Lara, como dejé en claro, el amor de mi vida, y quizás la única persona que supo entenderme alguna vez, aun así, al igual que a todos, luego del incidente en Remia, la dejé atrás. Aunque tal vez era hora de que nuestros caminos se cruzaran de nuevo... Sí, tal vez era el momento para que la historia que ambos vivimos juntos se acabara... De una vez por todas.

 

Unas horas más tarde…

Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Octubre - Año 516

 

Cuando Rhys llegó a la casa de Thomas no tenía una estrategia pensada, en realidad nunca lo hacía, siempre se confiaba demasiado de sus habilidades, pero ese método jamás le había jugado en contra, por lo que no tenía planes de cambiarlo.

—¿Dónde está? —Intentó ubicar la ventana de la oficina de Thomas rodeando la inmensa mansión.

Caminó por el perímetro y no pudo localizarla, por lo que lo único que se le ocurrió fue volar. En ese momento que se decidió por elevarse cambió sus planes, ya que comenzó a sentir una energía diferente a la de las demás personas, era una energía similar a la de él.

«¿Energía del Alma?», pensó, esta vez intentando ubicar el rastro de esta.

La Energía del Alma... Los poseedores del Scire son los únicos capaces de controlar su alma a merced, a través de la energía despertada en ella, llamada Energía del Alma.

El alma de los humanos se divide en tres secciones: Alma corporal, alma emocional y alma racional, cada una de ellas tenía una labor diferente en lo que constituía al ser humano.

Alma corporal: Es lo que llamamos cuerpo humano. Controla la estructura física que nos compone, sin esta es imposible que una persona pueda al menos mantenerse de pie, todo lo que tenga que ver con lo físico del cuerpo es dirigido por esta. Órganos, músculos, extremidades, huesos, hasta el más mínimo átomo del cuerpo puede ser controlado por alguien capaz de dominarla... Una falla en ella determina las discapacidades, las enfermedades e incluso la muerte, es la única constituida por materia, haciéndola también visible y limitando su accionar hasta los diez metros para un usuario de energía básico. Los poseedores del Scire pueden ser más versátiles con esta distancia.

Alma emocional: Controla las emociones del ser humano y crea los sentimientos en base a estas, sintiéndose de la manera que el alma reaccione cuando el ser se encuentre en una situación que lo amerite. Esta ya es una sección más compleja que el cuerpo. Impulsando el lado espiritual e instintivo de una persona, todo lo que hace a alguien ser humano se encuentra aquí. La principal virtud de esta sección es que no existe el límite... Una habilidad del Scire puede estar influenciada por una emoción, y mientras más fuerte se vuelva esta, más fuerte será la habilidad también... Lo material y físico ya no tiene lugar aquí, controlarla da más flexibilidad al usuario, ampliando su abanico de posibilidades y de habilidades que puede llegar a usar.

Alma racional: Controla la psiquis humana, la más compleja y difícil de dominar, el intelecto, la consciencia y los instintos son parte de ésta, cualquier error encontrado aquí puede cambiar la mente de una persona y su forma de ver el mundo. Un funcionamiento único que sólo pueden tener seres como los humanos. Quien la dominé será capaz de ser intocable, podrá controlar todo lo que se le plazca sólo con su mente, siendo inmune a otras habilidades telequinesias y dándole la oportunidad al usuario de absorber vida convirtiéndola en suya propia, otorgándole aún más inmunidad en lo que respecta a lo humano y físico. Todo lo que tenga que ver con el control de una realidad pasa por esta sección, consciente de lo que hace, el usuario será capaz de obtener el más grande poder del Scire, los Rexyss. La visión es la puerta del alma, todo lo que pasa por ella influye en el comportamiento de un ser humano, es por eso que la mayor habilidad del Scire es una ocular, donde los detalles de la realidad no pasarían desapercibidos frente a esta mirada y donde el potencial de la persona podría ser infinito.

Rhys Windsor sólo era capaz de controlar el alma corporal, dándole habilidades así como una velocidad superior, más fuerza bruta, una capacidad mayor de salto y además la habilidad de volar, capaz de controlar cada átomo de su cuerpo también puede manifestar combustión con sus palmas y en todo lo que lo rodea, regeneración con su energía e infundirla en todo lo que toque, también podía crear reacciones químicas manipulando las partículas que le rodeaban y las de su propio cuerpo, agregado a esto, al manipular el metal que se encuentra en este lo puede endurecer a tal punto que convertirse en una armadura humana es la mejor defensa posible ante el mismo daño de la energía.

Poder controlar Energía del Alma daba la capacidad de conseguir ubicar personas que de la misma forma la posean, aunque saber controlarla bien también permitía esconder la presencia de uno mismo.

Pero la energía que rodeaba el lugar no estaba oculta, incluso estaba demasiado expuesta como para que sólo sea casualidad... Rhys lo notó rápidamente y sólo se limitó a actuar. Saltó hacia el techo y caminó por este buscando la ventana que daba a la oficina de Thomas... Pero no había ninguna, intentando crear el boceto de la mansión en su mente supuso que la oficina se encontraba en el centro de esta, rodeada de otras habitación. Caminando por el techo de nuevo sintió otra vez esa energía parecida a la suya, y en ese momento supo qué hacer.

Se metió a la casa por una ventana que dio a un extenso pasillo, rodeado de puertas, y siguió el rastro de Energía del Alma intentando evitar que las personas dentro de la casa lo divisaran. Siguió por ese pasillo hasta que se halló con una inmensa puerta de roble, con el logo de la Corporación Harch en dorado, y sonrió al notar que la inmensa cantidad de energía que esta emanaba desde dentro, ahí estaba su objetivo... Entonces abrió la puerta y su mirada lo encontró a él... A Thomas Harch.

—Tu presencia es demasiado reconocible... Rhys Windsor, sabía que no estaba errado en mi suposición. —Thomas le dio la bienvenida con una sonrisa, mientras estaba sentado en su silla leyendo algunos documentos que dejó sobre su escritorio apenas oír los pasos de Rhys dentro de la habitación.

—Tanto tiempo Thomas, ¿Estabas esperándome? —preguntó Rhys, con cierta confianza, él lo conocía hacía mucho tiempo, fue su suegro después de todo... ¿Por qué sentirse retraído ante él? Aunque también notó la confianza en su objetivo, eso lo hizo sentirse confundido.

—Algo así, cuando me dijeron que la mafia había enviado un sicario, supuse que sería el famoso Demonio de Remia.

Thomas estaba demasiado tranquilo como para saber que su vida estaba siendo amenazada, eso todavía confundió aún más a Rhys.

—Es mi trabajo Thomas, no me interesan tus problemas con mi jefe, sólo hago lo que me ordenan. —Rhys se acercó al escritorio y lo miro con seriedad.

Thomas seguía con su gran sonrisa. «¿Acaso tú haces lo que te ordenan, Rhys Windsor?», pensó.

—Lo comprendo... Es un trabajo después de todo, algo peculiar, pero es entendible que lo hagas en tu posición, aun así, quiero decirte que no dejaré que me mates tan fácil, Rhys.

Seguridad. La confusión de Rhys se fue cuando comprendió porque Thomas estaba actuando así, él estaba repleto de seguridad, parecía estar demasiado convencido de que no iba a morir ahí.

—Entiendo, únicamente necesito que me digas algo más... ¿Tú también eres un usuario, cierto? —preguntó Rhys, con curiosidad. Estaba seguro de que así era, esa energía emanaba de él, sólo debía confirmar que no iba a intentar matar a un ser humano ordinario.

—Sí, es un poder hereditario, deberías saberlo.

—Sí, lo sabía, conozco personas así... Yo mismo soy así, mi clan entero, y debo decir que es algo sorprendente saber que siempre tuve tal capacidad —se emocionó levemente al decir eso–. Será difícil poder asesinarte si tienes esas capacidades, Thomas.

«Lara también es una usuaria entonces», pensó Rhys. «Ahora tiene sentido que haya sido capaz de estar a mi altura cada que teníamos una competencia donde usáramos el físico», se convenció.

—Puede ser Rhys... Pero tú eres el poseedor del Scire, ¿Verdad? —al preguntar eso Thomas apoyó sus brazos en la silla, se puso de pie y caminó por alrededor del escritorio.

Rhys lentamente dio algunos pasos hacia atrás al verlo acercarse, debía pensar en la defensa, un ataque sorpresa podía tomarlo desprevenido.

—Sí, soy yo... ¿Cómo lo sabes? —Rhys lo miró con cautela cuando este se paró frente a él.

—Tu presencia es diferente a cualquier humano con Energía del Alma, además, el sello de tu palma te delató —respondió Thomas señalando su mano derecha, en donde estaba el sello característico de un poseedor del Scire.

—No sirve de mucho intentar ocultarlo. —Rhys miró su palma y rio. Thomas era interesante.

—El arte de observar, y sé que tienes aliados igual de poderosos, sabía que no me la iban a dejar fácil... Así que dejando de lado todo eso, ¿Harás tu trabajo?

Esa pregunta vino seguida de una leve sonrisa arrogante.

—Siempre me has caído bien Thomas, y como el padre del amor de mi vida, también te respeto mucho, pero aprendí a no poner mis sentimientos por encima de mis responsabilidades, y tú no serás la excepción, ¿Comenzamos? —Rhys se puso en guardia y activó su sello, pero Thomas no se movió un centímetro.

«Mis sentimientos... Aunque si ella se apareciera», no quiso pensar en eso, rápidamente borró esa idea de su cabeza.

—¿Has dejado de pensar en Lara? Porque sé que si ella estuviera aquí, todo sería distinto.

—Sé lo que intentas hacer... Y no servirá.

—Si tú dices. —Thomas rio con mordacidad—. Mira Rhys, dejemos las cosas claras, sabes perfectamente que no tienes oportunidad de ganarme... Puedes ser el poseedor del Scire pero aún no lo controlas completamente, a mi lado eres sólo un principiante —la explicación de Thomas vino de un insoportable tono de superioridad, que irritó a Rhys.

Le trajo algunos recuerdos de sus días como estudiante, cuando hablaba de igual manera. Y de su mismo padre. Thomas seguía intentando entrar en su mente, desconcentrarlo de su propio objetivo... Tal vez si seguía por ese camino no podía evitarlo, menos si seguía nombrando a Lara.

—Me estas subestimando Thomas, que controles tu energía mejor que yo no significa que no pueda vencerte.

—Te ves seguro, ¿Quieres intentarlo arriesgando tu vida?

—No arriesgare mi vida, soy un prodigio y puedo hacer lo que sea con esto. —Lleno de confianza, Rhys levantó su mano para mostrar su sello brillando.

—Nadie que tenga confianza en sí mismo diría eso, se puede notar que sabes que no tienes oportunidad... Pero si insistes. —Thomas rápidamente también se puso en posición y expandió su energía.

Antes de que Rhys se diera cuenta, Thomas ya había golpeado primero, una patada frontal en el pecho hizo que Rhys saliera disparado hacia la puerta destruyéndola totalmente.

—¿Qué sucede Rhys? ¿Ahora entiendes lo que te explicaba? —Thomas se acercó lentamente a Rhys, quien todavía se encontraba bajo los escombros, pero luego de lanzar algunos lejos se puso de pie rápidamente.

—Eres fuerte, lástima que yo soy un prodigio en artes marciales —rio, con soberbia. Hacía mucho tiempo alguien no lo golpeaba, desde esa pelea con su padre... Había olvidado la sensación de sentirse igualado, pero le daba mucha actitud... Y eso sólo lo hacía más fuerte de lo que ya era.

En ese momento Rhys se lanzó al ataque otra vez y después de esquivar dos puñetazos de su rival lanzó una patada lateral que Thomas bloqueó con facilidad y tomando la cadera de Rhys golpeó su tobillo con una barrida haciéndolo caer de nuevo. Esto hizo frustrar a Rhys, quien, comenzando a perder los estribos, lanzó unos puñetazos que Thomas bloqueó con su antebrazo, pero dejando libre su torso, Rhys no lo dejo pasar y rápidamente pateó las costillas de Thomas haciéndolo retroceder.

«Vaya Rhys Windsor, eres fuerte, ni siquiera te di una abertura demasiado tiempo y no dudaste en golpear ahí, eres rápido», pensó Thomas, alejándose de Rhys luego de su golpe.

—Eso no me lo esperaba, ni siquiera quise escudar mi cuerpo con energía pensando que no me golpearías pero eres bueno, Rhys. —Los halagos de parte de Thomas no tardaron en llegar.

—Te lo dije, no me subestimes... Por eso, esto tiene que acabar aquí. —Levantó su mano y apuntó a Thomas—. ¿Por qué no miras tu brazo Thomas? —agregó, con una sonrisa.

El brazo de Thomas se vio cubierto por un hilo casi invisible que salía de la mano de Rhys.

—Te puedo arrancar el brazo con sólo un movimiento, no deberías bloquear los ataques de otras personas sólo con tu antebrazo, esto te puede llevar a perder. —Jaló el hilo levemente y este comenzó a cortarle el brazo a Thomas.

—Ja, aparte de fuerte, inteligente y rápido, aun así no creas que yo tampoco hice mi movimiento —dijo Thomas, señalando la cintura de Rhys, donde el hilo estaba enredado a él también. Thomas pisó el suelo formando alrededor de Rhys diez cuchillas que apuntaban a su cuerpo, estas estaban bañadas en energía de Thomas y se sostenían del mismo hilo que Rhys jalaba—. Me arrancas el brazo, pero también te rompes a la mitad... Rhys Windsor —agregó volviendo seria su mirada.

Rhys había quedado en jaque, él podía arrancarle el brazo pero al cortar el hilo los cuchillos saldrían disparados jalados por el mismo hilo en su cintura, aunque era rápido sería imposible esquivar eso y más sabiendo que serían impulsadas por la energía de Thomas. Tampoco podía quitarse el hilo, seguramente estaba conectado a Thomas de alguna manera, a través de... Sí, ahí estaba, la Zona Vacía.

La Zona Vacía era un área que los usuarios de Energía del Alma podían crear alrededor de ellos con un radio límite de diez metros, siendo la mayor manifestación de su alma corporal, la zona hacía que las personas pudieran controlar cada partícula dentro del rango que eligieran, haciendo así para quien este adentro una notable desventaja, ya que cualquier ataque impactaba en su rival fuera quien fuera. Eso era lo que hacía que Rhys no pudiera moverse, todo lo que lo rodeaba era controlado por Thomas, hasta el hilo que el mismo había creado era un arma en ese momento.

Había dos formas de salir de ella, la primera era usando los poderes del Scire que controlaban la realidad, desactivando la zona del usuario a través de esa habilidad, y borrando la energía de este que a su vez anulaba el efecto de la zona... Y la segunda era ganándole al usuario en su propio juego, como la zona sólo podía ser activada máximo dos veces en un día, vencer al usuario dentro de esta era la forma que alguien sin el Scire o sus poderes podría salir de ahí. Pero para Rhys tal opción ya era imposible, Thomas había hecho que el hilo sostuviera las cuchillas, no había forma de que él lo desapareciera sin ser totalmente acuchillado, sólo quedaba una opción.

—Me rindo. —Rhys bajó sus brazos y la mirada al mismo tiempo que desactivó su Scire, sintiéndose totalmente humillado, por primera vez en su vida.

—Ya era hora —respondió Thomas, desactivando su zona de igual manera—. Tengo la certeza de que eres un buen perdedor, y de que no me atacarás ahora que casi no tengo energía —agregó, desatándose el hilo del brazo.

—No lo haré, fue una victoria justa, pero no te dejare libre Thomas, vendrás conmigo —dijo Rhys, el sentimiento de impotencia por haber sido humillado de esa forma no lo dejó razonar bien. Seguía sin poder creer lo que había sucedido, ¿No era lo suficientemente fuerte?

—Eso sí que no lo haré, puedes irte de mi casa, no seguiré tus ordenes Rhys, te vencí correctamente... Vete si tienes un poco de honor. —Thomas sonaba harto, la situación ya lo había superado.

Hacía mucho tiempo que no peleaba utilizando su energía, y había perdido el toque, ese único uso de su zona le quitó casi todas sus fuerzas.

—Tu vendrás conmigo —demandó Rhys, se lanzó hacia él, y lo tomó del cuello.

Había caído bajo, ¿Atacar a alguien que ya no tenía fuerzas y estaba indefenso? Pero ya nada le importaba, si no podía hacer bien su trabajo nada tenía sentido. Lo estranguló lo suficiente como para que Thomas comenzara a desesperarse, llegando a golpear su mano, intentando zafarse.

—¿Rhys? —preguntó una voz.

En ese momento todo su mundo se vino abajo, cuando se dio cuenta del tono femenino del cual venía esa pregunta, ¿Demasiado cerca? Casi al final del pasillo, aunque sólo a algunos metros.

Rhys levantó su rostro y lo que único que quiso evitar que sucediera fue lo que terminó pasando, ahí estaba Lara... Mirándolo sin parpadear, repleta de impresión. Rhys sabía que el momento llegaría, pero no estaba reaccionando de la forma que lo había pensado, eso que previno estaba pasando. Sus sentimientos comenzaron a surtir efecto en su mente, activando sus recuerdos, la mejor etapa de su vida... Junto a ella... La razón por la que la amó, más que a nadie.

—Lara... —fue lo único que pudo decir. Su mano perdió la fuerza, y soltó a Thomas.

Este cayó al suelo, y comenzó a toser.

—¡¿Me pueden explicar que está sucediendo aquí?! —el enojo de Lara se hizo evidente cuando demandó una respuesta alzando su voz.

—Rhys vino a asesinarme —respondió Thomas, intentando ponerse de pie, mientras se alejaba de Rhys.

—¿Es una broma, cierto? —Ella se puso nerviosa, cerró su puño con fuerza, no quería creer lo que su padre le estaba diciendo, con ese pensamiento, dirigió su mirada a Rhys, y notó como él no se había movido de su lugar.

Con razón, él estaba en shock en ese momento.

—No, Rhys puede desmentirlo, ¿Cierto, Rhys? —Thomas siguió con su firme respuesta, esperando que Rhys aceptara lo que estaba haciendo.

Su hija se acercó a él, y lo ayudó a ponerse de pie. Ambos sostuvieron sus miradas en Rhys, y él comenzó a sentirse agobiado... Ella comenzó a invadir su mente, no podía dejar de imaginar lo que estuviera pensando de él en ese momento... La inseguridad se volvió parte de sí mismo.

La había dejado atrás, había intentado cortar sus lazos con ella, hasta el último momento que estuvieron juntos... Su primer beso, su primera vez, su amor, sus noches juntos, todo lo que sabía de ella, todo lo que ella sabía de él... Sus recuerdos habían dejado existir en su mente, o eso creyó, ya que si hubiese sido así, esa sensación de anhelar llorar no habría siquiera amagado en llegar a él.

Olvidarse de ella siempre fue una misión imposible, y al llegar ese momento se dio cuenta de lo que hacía, de lo que intentaba hacer. Lo entendió, jamás la quiso lastimar, ni a ella, ni a nadie. No podía matar a su padre frente a ella, y menos decirle a lo que se dedicaba, la forma de ver el mundo que había adoptado luego de irse de Remia era totalmente diferente a la de años atrás, cuando ella estaba a su lado, y evitaba que esos sentimientos oscuros lo absorbieran. Su error se hizo notar cuando intentó borrarla de su mente, su única debilidad y la razón por la cual no se volvió totalmente loco era ella, y había vuelto a su vida, no podía acabar con esa historia de ambos, esa historia que le dio sentido a su vida años atrás, cuando caminaba sin rumbo fijo, sometido a las ambiciones de su padre, al filo de la cornisa, a punto de caer. Ella tomó su mano en ese momento, y no volvió a soltarla otra vez, hasta que él mismo creyó dejar de merecer su amor, y volvió a hundirse en su individualismo al soltar su mano.

Ver como lo miraba decepcionada hizo que su corazón se quebrara, pedazo a pedazo, esa sensación que lo asedió en el pasado volvió, pero esta vez, ella no iba a estar a su lado para curar su pena. Tuvo que caer en cuenta muy tarde, culpa de su propio error. Realmente la amaba, y nunca dejó de hacerlo.

—Sí, es verdad. —Levantó su mirada y la dirigió hacia ella—. Tengo que matar a tu padre.

Lara se paralizó, su rostro mostraba miedo y confusión, esa persona que estaba frente a ella no era el Rhys que conocía, no era de quien se enamoró en el pasado, sus brillantes ojos verdes ya no existían, se veían tan fríos como un iceberg, y ese rostro, decaído y afligido, como si su vida hubiera perdido todo sentido... ¿Dónde estaba Rhys Windsor? Esa persona que estaba frente a ella era totalmente distinta al amor de su vida. Tan así, que sus gélidas palabras la estremecieron, como nunca antes le había pasado con él.

—Lara, por favor, vete y déjanos arreglar nuestro problema solos —pidió Thomas soltando el hombro de si hija, y al volver a acomodarse un poco, sacó una daga de su manga.

—No... Que se quede, no es el momento para hacer esto. —Rhys se dio la vuelta y comenzó a caminar hasta la salida. Acercándose a ellos, despacio.

«No hará nada... Ella está aquí», pensó Thomas.

No iba a negar que la sorpresa vino a él al apreciar su renuncia, él conocía muy bien la fama de Rhys, un asesino a sangre fría, incapaz de perdonar la vida de alguna de sus víctimas. Y como pudo descubrir luego de su enfrentamiento, también sin códigos morales, había perdido hasta su honor luego de atacarlo incluso habiendo perdido antes... Y por más que su hija estuviera en el lugar, y sus sentimientos estuvieran justificados, ¿Por qué un cambio de actitud tan abrupto? ¿Qué estaba sucediendo con él?

—¿Dejarás de atacarme porque está mi hija? —una sonrisa satisfactoria se dibujó en su rostro al decir eso.

—Eso no te incumbe, nos volveremos a ver... Thomas —aseguró Rhys, al pasar a su lado... Siguió un poco más en su caminata, hasta llegar a Lara—. Lo siento Lara... No deberías haber visto eso —dijo, alzando su mirada hasta sus hermosos ojos azules, la de ella también se sostuvo, unos segundos que parecieron eternos, el primero que cediera daría el brazo a torcer, y sería el que al final siempre estuvo equivocado... Y como él sabía, no tenía sentido fingir tal seguridad. Por eso bajó su mirada.

—¿Huirás otra vez? —preguntó ella, y la firmeza de sus palabras se vio respaldada en su porte erguido, no quiso retraerse ante a él, al apreciar como bajaba su mirada fue suficiente para develar ese miedo en su persona... El miedo a decepcionarla, aquel que siempre tuvo frente a ella.

«Vuelve», pensó Lara. Tenía esa oportunidad frente a ella, no sabía si lo volvería a ver... No sabía nada, porque él, en ese estado... Era impredecible. Más de lo que lo fue en su adolescencia, cuando sus días oscuros se volvieron luz a su lado, cuando aprendió a caminar por su parte, sin deberle nada a los demás, cuando el prodigio más grande de Remia era capaz de demostrarlo sólo siendo quien era, cuando, más que nunca, ser impredecible era parte de su crecimiento personal... Pero con esos pensamientos que llevaba en ese momento, tal impredecibilidad era peligrosa, para él... Y para todos los demás.

«Sólo tú eres capaz de mantenerme a raya, Lara... Nadie más podría entender lo que siento en mi corazón, en lo más profundo de este», le dijo él la última vez que se vieron, como si de un presagio se tratara... Divisando su futuro, conociendo su destino. Ella no lo quiso creer, pero frente a ella estaba la prueba... Y la solución.

—Tan linda como siempre. —Él sonrió—. Adiós Lara... Cuídate.

No respondió su pregunta, aunque su despedida fue suficiente para dejar en claro lo que pensaba... Y ella lo aceptó, bajando su mirada cuando él se dio la vuelta y caminó hasta el balcón. «Date la vuelta... Ve su rostro una última vez», se dijo. Y lo hizo...

—No huyas, Rhys... No otra vez —dijo ella, al ver como él se recostaba a la barandilla del balcón. Y en su mirada se apreciaba su angustia—. Sé que no quieres hacer esto.

«Perdón... Lara».

No dijo nada, sólo saltó por el balcón, y se alejó volando del lugar. Dejando a Thomas y Lara solos.

 

Más tarde...

 

Fons, Ash, Casa de Rhys - 22 de Octubre - Año 516

 

RHYS

 

La confusión me consumía, entre que le había perdonado la vida a alguien por primera vez desde que matar se volvió mi trabajo, y la aparición de Lara, otra vez en mi vida, y sus palabras, no estaba seguro de lo que estaba haciendo... Tenía mi mente irrumpida por cientos de pensamientos que no concluían en ningún lugar... Pero incluso con ese desorden en mi mente tenía que hacer algo para arreglar lo que había hecho.

Apenas llegué a mi apartamento me lancé en el sillón y tomé mi teléfono para buscar el contacto de Gary... Cuando lo encontré dudé demasiado en apretar el botón de llamada, pero ya no había vuelta atrás y al final cedí a mis nervios. No iba a escapar de eso después de todo.

—¿Rhys? ¿Sucedió algo? —Cuando escuché la voz de Gary quedé en silencio... La duda volvió—. Rhys... ¿Qué sucede? —insistió.

—No lo asesiné, Gary, hubo algunos problemas y, no pude... Además de eso, ya sabe que la mafia lo está buscando... Lo sabía incluso antes de que me enviaran.

Escuché su suspiro del otro lado y esperé hasta que habló de nuevo.

—Rhys... ¿Qué acabas de hacer?

Esa pregunta fue doblemente más demandante que la anterior, se notaba que comenzaba a perder el juicio.

—No lo asesiné, sucedieron cosas y no fui capaz, ¿Qué quieres que te repita? Puedo intentarlo de nuevo, pero será difícil —respondí, intentando que se calme.

—¡¿ESTÁS DEMENTE?! —su grito saturó el micrófono aturdiendo mi oído—. No sabes en el lio que nos acabas de meter, te dije claramente que no dejaras pistas, pero no sólo desobedeciste mis órdenes, sino que nos vendiste... ¡Esta la pagarás Rhys! No lo olvides —dijo, antes de cortarme sin dejar que le responda.

Lo entendí al instante, había creado un problema gigante, pero decidí quitarle importancia... La misma mafia que me apodó: Demonio de Remia no iba a ser tan estúpida de intentar matarme, incluso aunque lo hicieran sería imposible. Ser el soldado más fuerte de esta me daba cierta inmunidad dentro, la única forma de preocuparme ante sus amenazas era que enviaran al mismísimo jefe por mí. Según había oído, él era monstruoso, tan fuerte como intimidante, un ser humano cruel, para nada dubitativo con sus objetivos, mataba a quien fuera, sin importar nada... Aunque esas eran algunas leyendas urbanas dentro de la organización de las que todavía no había tenido certificación, porque no lo conozco, y pocas veces llegué a divisar su figura, de lejos, las cuales también fueron algo difusas, ya que él siempre usa una máscara negra que impide ver su rostro.

Pero dejando de lado el hecho de que para que eso sucediera tenía que hacer algo demasiado malo, y que él realmente me viera como una amenaza. Me di cuenta de algo aún más preocupante, el único problema que a mí me interesaba era mi ineptitud al matar a Thomas, no pude hacerlo cuando apareció Lara... ¿Qué había sucedido en ese momento? Un sentimiento de culpa invadió mi cuerpo y no pude seguir, una culpa que no sentía desde mi primer asesinato, aquella que hice desaparecer de mi alma... Lo más que puede... Pero ella la despertó de nuevo. Su presencia hizo que mi yo del pasado volviera, ese adolescente un poco creído y un poco atormentado que forjé en Remia, que decidió amar para olvidar su angustia, que decidió enfrentarse al destino que su estatus procuraba, pero del cual al final, no pudo escapar cuando ese amor se volvió su perdición.

Aquel Rhys al cual jamás se le hubiera pasado por la cabeza matar a una persona, hacerle daño a alguien sin razón, sólo por órdenes de personas que no le significaban nada, de las que se había liberado... Como Rygal. En ese momento no podía entender lo que sucedía conmigo y lo que estaba haciendo con mi vida, había vuelto a caer bajo las fauces de la oscuridad, y en lugar de enfrentar tal hado... Me dejé vencer, y la determinación de cristal se quebró ante mi debilidad. La que nunca quise aceptar que poseía.

¿Acaso estaba mal el camino que había tomado? Dudé demasiado, mucho tiempo, esconder los problemas bajo la alfombra no fue una buena idea, estos al final me terminarían pasando factura, y se harían más grandes, un monstruo del cual no podría escapar. Y así, caí en una encrucijada: ¿Qué debía hacer? ¿Pensar en los demás, aquellos que dejé atrás, siguiendo mis sentimientos? ¿O cumplir con mi deber para dejar de sufrir de una vez por todas, caminando sin freno hasta ese trágico desenlace?

Según yo, y lo que se supone había confirmado que pretendía, sólo debía hacer lo que quería, ignorando la forma, aunque de nuevo las dudas vinieron a mí... ¿Decir que el bien justificaba los medios estaba mal? La moral terminó siendo imprecisa incluso para mí, quien se jactaba de haberla roto... Al final me pregunté, ¿Qué estaba bien y que estaba mal? Obviamente eran conceptos subjetivos, creado por la misma moral formada en cada persona, siempre el contexto pesará más que la acción, por eso lo hice, por eso, no pude hacerlo tampoco... Mi contexto era que no podía matar a Thomas si Lara estaba ahí, ella se iba a entrometer y no quería lastimarla. Matar personas era sólo mi trabajo, no lo hacía por placer, me asqueaba tal accionar, pero la realización de que era mi única opción se volvió parte de mí, hasta quemar mi alma y no dejarme ver el panorama entero, hasta dejarme ciego, realmente, volviéndose mi única opción, cuando dejé de lado las demás. Aun así, la última pregunta que me hice concluyó mi reflexión... ¿Mis sentimientos por Lara se habían hecho tan fuertes como para replantear toda mi idea de vida y hacerme creer que estaba equivocado? ¿O sólo era un error, del cual no quería darme cuenta?

Mi celular sonó al instante y no pude respondérmela, esa pregunta quedó en el aire.

Era una llamada, vi el nombre de la persona y era Lara. Dudé si atenderla, pero terminé cediendo y contesté.

—Habla Rhys.

Al contestar, escuché una respiración del otro lado, tardó algunos segundos en responderme, hasta que escuché su dulce voz otra vez.

—¿Qué sucedió hoy, Rhys? Necesito que me expliques, y no hay manera de que escapes, atendiste mi llamada y ya rastree tu ubicación... Así que sólo sé sincero por una vez en tu vida —demandó del otro lado de la línea.

—Es imposible que te lo explique por aquí... ¿Puedes ir a la estación sur del Distrito Macro de Ash? 

—Sí, puedo... En veinte minutos nos vemos ahí. —Cortó al instante.

Salí de mi apartamento y tomé camino hacia la estación. Me di cuenta que me estaban siguiendo unos metros después de salir de mi edificio, al parecer ya habían avisado sobre lo sucedido, y probablemente todos los sicarios de Ash estaban detrás de mí... Pero ignoré el hecho de que era blanco de asesinos cuando mi mente sólo estaba concentrada en Lara.

 

Unos minutos después…

 

Fons, Ash, Distrito Macro - 22 de Octubre - Año 516

 

Llegué a la estación quince minutos después y esperé a que apareciera Lara. No pasaron dos minutos de mi llegada cuando aprecié su asombrosa figura de lejos acercándose caminando... Falda negra, sandalias de taco y una camisa negra que estaba por dentro de su falda, no quité la mirada de su magnífico estilo, hasta su cabello escarlata estaba suelto volando junto con la brisa, este había crecido... Había pasado mucho tiempo desde que no la veía y ella también había crecido y madurado, incluso era más hermosa de lo que fue en su adolescencia. Recordé la razón por la cual me enamoré de tal mujer hermosa.

—Te estaba esper... —No pude terminar de saludarla cuando recibí una bofeteada de su parte.

Recuperándome de su golpe apenas sentí como tomó mi mano y me jaló hacia un callejón trasero, ocultándonos del público. Ella era fuerte, ni siquiera pude oponerme a su forcejeo... Ella quizás, sólo quizás, podía llegar a ser más fuerte que Thomas, su aura era intimidante.

—Estoy intentando mantener la compostura, Rhys, no quise actuar hoy, porque mi padre estaba a mi lado, y era mi casa, pero te juro que si intentas algo no pensaré dos veces la posibilidad de plantarte cara... Así que ahora mismo me vas a explicar todo lo que sucedió hace un rato... Y no quiero que me mientas —exigió apretándome cada vez más la mano, podía notarse su ira a kilómetros.

—Puedo explicarlo, pero primero suéltame la mano... Por favor —le pedí eso, y soltó mi mano.

Al mirar mi muñeca noté la marca de sus dedos en ella, no iba a negar que estaba intentando suprimir su fuerza con un poco de defensa al tensar mis músculos, pero ella la traspasó, y realmente logró hacerme sentir dolor, ni siquiera los golpes de Thomas fueron capaces de tal hazaña... Lara daba miedo, ¿Cómo no fui capaz de darme cuenta de eso antes? Tanto tiempo a su lado, ignorando su fortaleza... Fui un tonto.

La miré de nuevo, y tomé aire antes de proceder a contarle todo lo que había sucedido en el último año.

Ella me miraba con una cara de espanto, probablemente mientras intentaba digerir toda esa información, no pudiendo creerla... Pasaron varios minutos y mi historia no parecía terminar. Sus ojos no se separaron de mi figura en ningún momento, ella se quedó en silencio y sólo su respiración se escuchaba, extrañamente no parecía haberse agitado, o quizás era demasiado buena controlando sus emociones.

Terminé de explicar tantas cosas, que ni siquiera yo pude creer que hubiera pasado tanto. Lara seguía sin reaccionar a todo lo que había contado, probablemente estaba decepcionada de mi manera de afrontar las cosas, triste, dolida o hasta enojada. Podía esperarme cualquier cosa, como para no hacerlo.

—No sé qué decir Rhys, no me esperaba esto —al fin habló bajando la mirada, y acariciando su frente con sus dedos, noté su pesadumbre fácilmente—. No entiendo qué te sucedió... No puedo opinar, mis palabras no salen, no tengo respuestas para todas las preguntas que tengo en mi cabeza y ya no sé ni quién eres Rhys... No puedo hacerlo, maldita sea. 

Su rostro de desilusión hundió mi corazón. En esa mirada estaba toda la esperanza que ella tenía sobre mí, y la vi desaparecer junto con el brillo de sus ojos. Ella no estuvo cuando todo mi mundo se vino abajo, y no la culpaba, tenía su vida en Fons, y debía encargarse de ella misma, por esa razón, nunca supe qué pensaba de mí, qué había sentido al enterarse de que había desaparecido, nunca vi esa mirada de desaprobación que en ese momento sobrevino sobre mí... Ese sentimiento fue el único que no experimenté, el que más dolía... Lara mirándome como un desconocido, confirmando mi perdición, la caída a lo más profundo de la oscuridad... Cuando ni ella misma tenía la certeza de poder salvarme.

—Estoy igual Lara... Antes de que suceda lo de hace un rato defendía firmemente mi postura, pero ahora que me di cuenta que no estoy del todo seguro de asesinar personas y no pensar en los demás entré en una encrucijada, me convertí en un basura humana ignorando todo lo que sucedía a mi alrededor, no creo que esté bien mental ni anímicamente como para seguir afrontando lo que se acerca... Y comprendí que al ignorar mis problemas también terminé ignorando que necesitaba ayuda.

Estaba siendo extrañamente sincero y autocrítico. Ella abría mi corazón y me hacía comprender hasta el más profundo sentimiento dentro de mí. Como todas las veces que caí en cuenta de mis problemas, en Remia, en mi adolescencia, sufriendo por las presiones de mi padre, el amor a mi madre, el cariño a mis hermanos, el miedo a terminar solo, con un futuro que despreciaba, sin nadie que pudiera amarme como si los amé... Tuve miedo a lo que estaba viviendo, pero no hice nada para evitarlo. Incluso rechazando la ayuda de Jake, o de Ashley, asumiendo que nadie me entendería, la principal consecuencia del ego, aquel que, a pesar de todo, nunca dejé atrás, pero del único que debí hacerlo.

—Creo que ya te diste cuenta, pero déjame decírtelo... Yo no apoyo tu postura Rhys, nunca lo haré, puedo hacer un esfuerzo para entender tus acciones, o comprender que no eras la persona más sensata en ese momento, pero no puedo aceptar todo lo que hiciste, siento que si hubieras hablado con alguien sobre esto no habrías terminado así. —La vi comenzando a afianzarse en la charla otra vez y la obvia incomodidad que sentía al comienzo se estaba desvaneciendo—. ¿Por qué no me contaste eso? Yo podría haberte escuchado, podría haberte ayudado... Eras mi pareja después de todo, no te iba a dejar solo... Aquí, o en Remia, en cualquier lugar, siempre fuiste importante para mí.

No pude responder a su pregunta. No pude responder a nada de lo que dijo. Siempre pensé que yo podía hacer todo solo y que no necesitaría nunca la ayuda de nadie, pero irónicamente eso sucedía cuando tenía a alguien a mi lado; como ella, como mamá, Demian o Vlas, Ashley o Jake, a cualquier persona que supiera llevarme, que supiera comprender mis sentimientos, ellos nunca me dejaron de lado, como yo sí. Pero luego de que perdí a esas personas entendí que solo no era nadie y que mis decisiones eran íntegramente contradictorias a lo que presumía ser como persona... No tenía idea de lo que quería, y quedarme solo fue la mayor muestra de eso.

Abandoné la esperanza de que alguien me apoyara y entendiera mi dolor, sumido en mi mundo no me di cuenta que estaba totalmente equivocado y que en realidad sí había personas con las que contaría siempre, esas mismas personas que yo mismo alejé de mí con la excusa de que no podrían entender mi mente, de que nadie quería vivir mi vida, de que Rhys Windsor era especial, sin querer aceptar que era un ser humano común y corriente, débil como todos, con los mismos miedos, las mismas inseguridades... Para nada especial... Al final, el «especial» terminó convirtiéndose en uno más, siendo el único que había traicionado a quienes amaba, la contradicción en persona.

Así fue como cedí a mis ideas y principios, a mi ego y a mis sentimientos, a todos esos pensamientos que me decían que Lara era la única persona con la capacidad y el deseo de ayudarme... Ya que sus ojos no mentían. No mintieron jamás, desde que la conocí, ella siempre procuró lo mejor para mí, y yo no fui capaz de hacer lo mismo por ella, aunque nunca hubiera funcionado, si ni siquiera podía hacerlo por mí.

Mi humanidad se había esfumado ese fatídico día en el que recibí ese poder y esa maldita obligación de aceptar un destino que nunca quise, pero un destino que se vio multiplicado al relacionarse con mis antecedentes, y enfrentar el mundo que este me mostraba. No pude actuar con la suficiente fortaleza mental cuando vi el verdadero rostro de este mismo y sólo me limité a ser una persona más, enojada con todo por lo que le había hecho, un ser miserable, no me distinguía de los demás, me había convertido en lo que siempre odié, en lo que evitaba con cada actitud arrogante e intento de superioridad en el pasado. Rhys Windsor nunca fue el mejor, Rhys Windsor era el peor... El más débil de todos, aquel que nunca logró nada solo, y que al enfrentar aquello que clamaba sus capacidades, no supo qué hacer, y se perdió.

Entendí que si seguía solo no iba a poder, intenté arreglar las cosas pero las terminé empeorando. Pensé en lo decepcionado que estaría Vlas si supiera que su héroe y figura se había vuelto un ser despreciable, un monstruo. Había perdido el camino y tenía que encontrarlo de nuevo si quería guiarlo a él en algún momento, tenía solamente una oportunidad para eso y estaba frente a mis ojos. Esta vez no quería arrepentirme de no tomarla en el momento indicado, y terminar arruinando la vida de los que me apreciaban genuinamente. Porque no habría una segunda oportunidad.

Nada vale más que una vida humana, aun así el pensamiento que había tomado en el último tiempo debido a las situaciones que me atormentaron me habían convertido en un egoísta que sólo pensaba que su vida era lo más importante, llevando esta filosofía al extremo. Obviamente estaba siendo contradictorio, aunque me intentaba convencer de que las cosas eran así, no podía comprender el gran error de ese pensamiento, no sólo estaba siendo hipócrita, sino que también estaba siendo hasta estúpido, ya que aunque pensara eso sobre mí y mi vida sabía que no dudaría ni un segundo en arriesgarla si tenía que salvar a las únicas personas que me importaban; Vlas, Lara y mamá. En mi mundo ellos eran mi Sol, Luna y estrellas. Y si todavía quería conservarlos luego de haber hecho todo lo que hice, destruyendo sus corazones, tenía que cambiar y recobrar mi verdadera naturaleza, porque no podía permitir que ellos me vieran de tal manera... Una salvación sin salvación, ¿A qué lugar los podría llevar?

Esa naturaleza que quería recobrar se encontraba escondida en lo más profundo de mi alma... Donde yacía un poco de luz entre tanta oscuridad, donde Lara pretendía entrar, y despertarla. Ella había visto dentro de mis ojos apagados y fríos, había encontrado lo que yo había buscado tanto tiempo, por eso ella llegó, para salvarme y sacarme de ese lugar tan horrible. 

—Lo siento Lara, no entiendo que me sucede... Por favor ayúdame, no puedo más, estoy tan hundido que ya no sé cómo salir... Sólo necesito que me ayudes... Sólo eso, no me dejes solo. —Caí de rodillas rindiéndome a mis sentimientos, y por primera vez en mucho tiempo, dejando de reprimir mis emociones.

Comencé a llorar y a rogarle a Lara que me ayudara, no podía hacer otra cosa más que esa, ya había alcanzado el nivel más bajo al que podía llegar un ser humano, porque sí, era más humano de lo que pensaba, y cada día me volvía más humano mientras intentaba evitar mi verdadera realidad. Era una persona, que también sentía y actuaba por instinto, que se equivocaba y aprendía de sus errores, que abría su corazón hacia los demás, que sentía tristeza, miedo y soledad, que lloraba, que anhelaba volver atrás, que vivía en base a arrepentimientos, sentía cada emoción a flor de piel, porque no podía hacer nada más, vivía en base a ellas... Sin demostrar sus emociones una persona no podría vivir, eso era lo que hacía a alguien ser humano.

—Rhys... —la escuché nombrarme con esa dulce voz que años atrás había invadido mis oídos, la extrañaba. Seguido de eso sentí un fuerte abrazo de su parte—. Debió de ser duro todo lo que pasaste... Yo te prometo que no te dejaré solo y haré hasta lo imposible para ayudarte a salir del horrible lugar en el que te encuentras —lo dijo con tanta suavidad en mis oídos que cedí a sus encantos y también la abracé pasando mis brazos alrededor de su cintura.

—Si, por favor, haré lo que sea necesario. —El desconsuelo que acompañaba mis palabras representaban el torbellino de emociones que en ese momento estaba sintiendo. Nunca en mi vida había estado tan confundido en base a estas... Ni cuando la conocí. 

—Vamos, levántate. —Tomó mi mano y la jaló poniéndome de pie—. Es el primer paso que debes de dar en este momento.

Al pararme, levanté mi rostro, y toda la comodidad del mundo vino a mi cuando el de ella quedó a centímetros.

Se sentía tan reconfortante estar ahí... Su sinceridad y empatía me habían cautivado de nuevo, al igual que cinco años atrás. Con ese primer vistazo a su figura, encantando el ambiente que me rodeaba, su cabello escarlata invadiendo mi mirada y sus ojos azules hundiéndome en la sensación de querer estar a su lado para siempre... Era mágico, mi amor por ella era mágico, su presencia en mi vida era mágica... Ella era una diosa, y yo no podía evitar estar a sus pies.

Lara fue por mucho tiempo algo más que mi mejor amiga, algo más que mi novia, algo más que el amor de mi vida, era mucho más, siempre lo fue. Estuvimos juntos varios años, pero luego de todo lo sucedido nuestra relación fue desvaneciéndose más, o eso pensaba. La única razón por la que sentía que ella se estaba alejando de mi fue porque yo estaba alejándome del mundo, tomando una postura totalmente egoísta y nada sana para las personas que me admiraban y tenían cierta estima hacia mí. Después de que haya actuado de esa forma durante tanto tiempo y me haya alejado de todos, saber que Lara nunca cambio su manera de tratarme era algo muy apreciable, yo la había tratado como una desconocida intentando borrar todo tipo de unión con ella, olvidando lo que había significado para mi vida haberla tenido a mi lado, cuando todavía teníamos mucho que vivir juntos. Por eso me sorprendió que incluso con mi actitud tan destructiva, su empatía hacia mi aumentó hasta el punto de ayudarme en el momento que ni siquiera yo mismo me arriesgaría, ya que era peligroso y desconocido. Sin embargo ella era Lara, nunca cedería ante una situación así.

No pude evitar besarla, no era bueno escondiendo mis sentimientos, menos en ese momento que me estaba desahogando con ella. Tomé su rostro y lo prolongué aún más... Sus mejillas estaban rojas y cálidas, alzó sus manos y apretó las mías en el movimiento, estas también estaban calientes, contagiando las mías y quitándole la frialdad que tenían. Extrañaba sus labios, ni siquiera recordaba cuando fue nuestro último beso, ni siquiera recordaba por qué creí que iba a poder vivir sin experimentar esa sensación nuevamente... Besar a Lara era llegar al cielo, era sentir que la vida tenía sentido si seguiría haciéndolo por la eternidad... Un simple beso daba tanto, sólo con la persona indicada. 

—Lo siento, fue un instinto —dije, y me alejé de ella lentamente.

—Rhys. —Tomó un suspiro y siguió—. No me lo esperaba, pensé que ya no tenías esos sentimientos hacia mí.

Su inocencia me atrapó, el tono de su voz confundido y a su vez eufórico me hizo sonreír.

—Pues pensaste mal... Pero mejor no le demos demasiada importancia a eso, todavía estoy confundido conmigo mismo, y no quiero confundirte a ti —expliqué, bajando la mirada notoriamente avergonzado, había caído en cuenta tarde.

La había besado otra vez, y nosotros no éramos los mismos de antes... ¿Acaso podría seguir actuando así con ella? ¿Seguía siendo correcto llamarla mi novia? 

Algo desconcentrado en consecuencia a mis preguntas volví en sí cuando escuché un extraño sonido cerca de mí, como un sollozo. Al levantar mi rostro la vi mirándome mientras las lágrimas caían por su rostro y el llanto comenzaba a apoderarse de ella.

—Ey... ¿Qué sucede? —Haciendo esta pregunta me acerqué de nuevo a ella, y tomé su rostro entre mis manos—. Lara, ¿Qué sucede? —lo repetí, limpiando sus lágrimas. Estas no paraban de caer.

—No lo sé, me hizo sentir mal verte así... Yo no quería que terminaras de esta forma —respondió, con desconsuelo.

—Lara, esto no es tu culpa, no te sientas mal por lo que soy... Si estoy así fue porque quise, tú no tienes por qué sentirte de esa manera.

Intenté calmarla llevándola hacia mí, y ella se recostó en mi pecho. Su llanto me destruía por dentro y me hacía darme cuenta de que la había lastimado mucho más de lo que pensaba.

—Pero yo pude haberlo evitado, si tan solo no hubiera dejado de hablarte luego de que te fuiste... Cuando volví a Remia meses después tus padres me dijeron que te habías ido por voluntad propia y no sabía nada de ti, quise buscarte, más que nada, pero tú ni siquiera te habías despedido de mí, me enojé contigo y sólo rechacé el hecho de que había muchas más razones detrás de tu partida, fui una imbécil al no haberte buscado... Lo siento Rhys —sus disculpas entre llantos estaban equivocadas.

En realidad, era todo culpa mía, mi estado la hacía sentir culpable, cuando el único culpable de mi desgracia era yo mismo. No lo había pensado, pero sí, nunca me despedí de ella, ni siquiera le hable para avisarle de que estaba bien. La estúpida idea de creer que cortando vínculos con cualquier persona en Remia dejaría todo atrás también involucró a Lara, pero no pensé en lo que realmente ella sentía. Porque me había ido para salvarla, sin embargo ella era la única salvación... Ella si estaba preocupada por mí, pero la ignoré, la había lastimado una y otra vez por un año entero.

—No, estás totalmente equivocada, Lara... Yo fui quien me aleje de ti, tú no tienes nada que ver en esto, lo hice porque el verdadero imbécil soy yo... Fui egoísta y pensé que solamente era yo en el mundo, al final eso me terminó pasando factura, si hay alguien que tiene que pedir disculpas no eres tú... Si hay alguien que realmente tiene que demostrar culpa y arrepentimiento no eres tú... Sólo soy yo, y lo seré yo toda mi vida, tú... Tú no me debes nada, Lara... Nunca lo hiciste, y nunca lo harás —dije, levantándole el rostro y limpiando las últimas lágrimas que quedaban en su rostro luego de haberse calmado—. Eres tan hermosa, incluso cuando lloras —agregué con una sonrisa.

—Se supone que era yo quien te tenía que consolar, terminó siendo al revés —soltó riendo.

Creí que había perdido a la persona que alguna vez me maravilló con su hermosa risa, pero no... Estaba más presente que nunca.

—Las cosas no siempre salen como uno quiere, aun así, déjame decirte que este es el primer momento en dos años que me siento tan dichoso y despreocupado de lo que sea que pase con mi vida... Y sólo tú fuiste capaz de lograrlo, gracias.

Mi agradecimiento fue un fuerte abrazo que ella devolvió de la misma manera. Y estuvimos así algunos minutos, hasta que habló en mi oído otra vez.

—Así como lo hice hoy puedo seguir haciéndolo por ti todos los días de nuestras vidas... Pero sólo necesito que me prometas algo... Necesito que me digas que no volverás a irte sin avisar de nuevo, que si necesitas más ayuda la pidas, que no vuelvas a matar... Necesito que vuelvas a ser lo que eras cuando eras mi novio, cuando eras Rhys Windsor y no el Demonio de Remia, ¿Lo harás Rhys?

Tras esa pregunta vino una intensa mirada a mis ojos, con su simple accionar paraba mi corazón. ¿Cómo podría rechazarla?

—Si... Lo necesito —respondí lleno de seguridad, jamás había estado tan seguro de algo en toda mi vida.

—Entonces lo haré Rhys... Te ayudaré y volverás a ser tú, te lo prometo —aseguró con una sonrisa que iluminó mi alma, ya que la tenía de vuelta a mi lado.

 

Unos minutos después…

 

—¿Quieres que llame un taxi?

Cuando ambos pudimos calmarnos decidimos salir de nuevo hacia la calle.

—No tengo problema en caminar... Son como diez minutos a pie, ¿Cierto? —respondió, acomodando su ropa y su cabello.

—Sí, quizás un poco más... Quince diría yo, eso es lo que tardé cuando venía. 

—Vamos caminando entonces, necesitas tomar algo de aire fresco. —Dio una mirada al cielo y me tomó del brazo.

—Bien... Vamos.

 

Minutos después...

 

Fons, Ash, Casa de Rhys - 22 de Octubre - Año 516

 

El silencio se había apoderado de nosotros en el camino hacia mi apartamento, pero no fue para nada incómodo, ambos nos sentíamos tan a gusto con el ambiente que sentí que hasta hicimos un pacto de silencio con nuestras miradas... Aunque comencé a notar un extraña actitud viniendo de parte de Lara, luego de caminar algunos minutos ella me soltó el brazo y bajó hasta tomar mi mano para apretarla muy fuerte, esta estaba sudada... Ella a su vez se encontraba nerviosa y no podía ocultarlo. 

Cuando llegamos a mi apartamento, ella seguía nerviosa. Lo primero que vino a mi cabeza fue que la razón era lo que había sucedido anteriormente, con nuestro beso, y su propia promesa, y estar solos en mi casa, podía suceder cualquier cosa. No podía juzgarla, después de todo había pasado mucho tiempo desde la última vez en la que nosotros habíamos tenido un encuentro, y con todo lo sucedido... No iba a negar que se sentía extraño recordar esos momentos.

—¿Sucede algo? Te ves extraña —pregunté rompiendo el silencio que se había formado apenas entramos a mi casa.

—No, nada... Estoy un poco en shock solamente, es que... Todo eso que me dijiste, sigue siendo chocante —respondió comenzando a caminar hacia la parte de la sala, al llegar al sillón se recostó en este.

—¿Sobre lo de mi trabajo como asesino?

—Y sobre lo de tu poder... Es tan increíble, inesperado... No sé qué pensar, realmente.

—Lo sé, me pasó lo mismo —dije, yendo hacia la parte de la cocina—. ¿Quieres algo de tomar?

—Sí, agua por favor —respondió—. ¿Hace cuánto tiempo vives aquí? Comparado con tu hogar en Remia, se ve tan... Pequeño. —preguntó, con curiosidad, dando un vistazo al pequeño apartamento.

—Toma —dije, dejando el vaso de agua sobre la mesa, luego de caminar hasta el sillón que se ubicaba frente al que ella se había sentado—. Vivo aquí hace unos diez meses, los primeros meses me quedé en un hotel, quise pasar desapercibido un tiempo antes de comenzar a gastar dinero, cuando me quedé sin efectivo no me quedó de otra que usar mi tarjeta, todavía lo estoy pagando, no quise hacer el pago al contado, iba a ser muy obvio.

—Sí, entiendo —dijo, tomando un sorbo de agua—. Rhys, cambiando de tema... Tengo algo que decirte.

Extrañamente se puso nerviosa de nuevo, al parecer su declaración daría explicación a su actitud.

—Sí, puedes decirme lo que quieras, ¿Es algo malo?

—Emm... No del todo, más bien, digamos que es complicado, la situación es que... Yo también puedo controlar Energía del Alma, desde que soy pequeña de hecho, antes de conocerte —dijo, intentando evitarme con la mirada.

—Oh, con que si puedes, ya me lo suponía —reí.

Era obvio que podía, lo sabía desde mi pelea con Thomas, y la fuerza que demostró al tomarme de la mano antes fue una prueba más... Sólo necesitaba su confirmación.

—¿Eh? ¿Cómo? —Dejó ver su cara de asombro, prescindiendo de su nerviosismo.

—Te lo explicaré, si me lo estás preguntado supongo que Thomas no te lo dijo. —Me estiré un poco en mi lugar, y tomé una hoja y una pluma que estaban cerca sobre un mueble detrás del sillón—. Por lo que tengo entendido sobre la Energía del Alma, cuando un poseedor del Scire tiene un hijo este nace siendo un usuario, gracias a que en su sangre corre la energía que se trasladó desde su progenitor, por consiguiente todos los descendientes de este humano podrán controlarla, la energía es muy fuerte, una gota de sangre es suficiente para que un cuerpo entero logré activarla —expliqué, dibujando un árbol genealógico en la hoja que había tomado con anterioridad—. Sabiendo esto, y enterándome que tu padre podía controlarla supuse que tú también deberías poder hacerlo, siguiendo esa lógica, quiere decir que uno de los antepasados del clan Harch fue un poseedor del Scire —terminé de explicar y me dirigí hacia ella, mostrándole la hoja completa.

—No sabía eso sobre mi familia —dijo, intentando procesar la información—. Pero ahora que ya estamos hablando del Scire... Quiero que me digas, ¿Qué piensas sobre este poder Rhys? —preguntó.

Sabía que esa pregunta llegaría, aunque no de su parte.

Nunca me puse a pensar sobre lo que mi poder significaba para mí, sólo me limité a aceptarlo aunque nunca lo haya querido, porque no iba a poder borrarlo de mí, era algo permanente en mi vida, algo que estaría a mi lado hasta el fin de mis días. Probablemente esa era mi postura, un poder que no quieres pero del que debes resignarte, y que al poseerlo deberás llevar una carga en la espalda toda lo que dure tu vida, una carga que trae consecuencias, que da paso a decisiones, quizás erradas, quizás correctas... Pero influir de tal manera en la vida de una persona era injusto, más sabiendo el precio que conllevaba obtenerlo.

—Creo que es algo injusto —respondí, mirando mi palma.

En ese momento escuché que ella se levantó de su lugar, y se sentó a mi lado.

—¿Por qué? —preguntó.

Su mirada se posó en mí, yo no quise hacer lo mismo, ella estaba muy cerca.

—Una persona no decide si quiere o no este poder, tan solo se te otorga, además, entregar algo como una vida para llegar a ser un poseedor suena algo cruel, y comienza a crear el dolor que una persona tendrá que reprimir si no quiere volverse loco... Nadie quiere pagar tal precio, pensar en eso sin sentir que pierdes más de lo que ganas es sádico, y es el puntapié inicial ante la perdida de la humanidad, de los sentimientos... De uno mismo.

—Un sacrificio a cambio de unos poderes divinos, suena justo si lo piensas bien —dijo ella, recostando su cabeza en mi hombro.

¿A qué lugar intentaba llegar?

—No me refiero a los poderes, una vida a cambio de controlar alma y espacio es un trato correcto, sólo que me parece injusto que no se le permita a la persona decidir sobre si quiere obtenerlos o no —dije pasando mi brazo alrededor de sus hombros y acercándola a mí, no me iba a quedar atrás ante lo que fuera que ella quería—. No puedes negarte si llegas a esa instancia de elegir los poderes, no hay marcha atrás, o es la vida de la persona que amas o es la tuya, no hay segunda opción... Y alguien siempre terminará sufriendo.

—Del dolor nacen todas las demás emociones Rhys, sin dolor nadie podría ser igual, el dolor puede cambiar para siempre la perspectiva de un ser humano, supongo que esa es la razón de que un dios obligue a la persona que obtiene estos poderes a sentirlo, si controlas bien ese dolor podrás controlar tu cuerpo, espíritu y mente más rápido y sencillo, si no te dejaste superar por ese sentimiento nada podrá hacerlo, desde ese momento serás alguien distinto.

Nunca lo había visto de esa manera, sólo creía que el poder era injusto porque me hacía sentir un gran dolor, y porque el peso de la culpa de la muerte de Demian me perseguía, y me atormentaba, porque no sabía cómo controlar tal dolor, ese mismo dolor que me hizo creer por mucho tiempo que el mundo me debía unas disculpas, y que sólo yo sufría cosas así. Pero estaba equivocado, todo el mundo sufrió dolor en algún momento, eso fue lo que los llevo a ese instante en su vida. No quise aceptar que eso que me estaba sucediendo era crucial para lograr dominar el Scire, por eso se me hizo difícil controlarlo en primer lugar, nunca me lo había replanteado.

—Supongo que nunca lo había visto de esa manera, me sorprendió tu razonamiento, Lara —dije sorprendido, después de todo, ella se había dado cuenta de eso antes que yo... Que era el poseedor—. Sólo que alguien como yo nunca podría pensar así y más si creo que todos los demás están equivocados.

El camino que había creado desde que experimente el verdadero dolor ¿Era el indicado para mi persona, o sólo era un capricho que sentía por haber tomado decisiones equivocadas en mi vida?

—Yo creo que tu sólo estabas intentando encontrar tu camino, Rhys... Alguien como tú, que pasó tantas cosas, y que además quedó solo, no podría seguir un camino donde haría algo bien para las personas que lo rodeaban, tenías demasiados traumas, ambos conocemos tus antecedentes, lo que pasaste en Remia, la necesidad de nosotros en tu vida, fue todo muy abrupto, vi el vacío en tus ojos el día que Demian murió, él era tu vida, debí esperármelo, no quise creer que tú no sabrías encontrarte luego de eso, subestimé tus sentimientos por él... Pero ya pasó, y no hay vuelta atrás, ahora sólo nos queda intentar salir adelante, a pesar de todo, a pesar de ese dolor que nos va a perseguir toda la vida. —Ella se movió hacia mí, y cuando menos me di cuenta la hallé sentándose en mis piernas, al alzar mi mirada me encontré con la suya, reflejándome en sus ojos—. La soledad es el peor consejero que puede existir, Rhys, tú estabas solo e hiciste actos que no eran propios de tu persona, por eso cuando encontraste a alguien que entendía tus sentimientos y que decidió ayudarte a recobrar la razón entendiste que tu verdadera naturaleza no era la que estabas viviendo, eso era sólo un escudo para aislarte del mundo exterior y perderte en tu propio infierno, tu verdadero ser será el que crearás desde ahora, luego de razonar tus actos y comenzar a buscarte a ti mismo, procurando mejorar para volver a encontrarte con tu madre y tu hermano... Para no volver a caer, tienes otra oportunidad Rhys, y sé que no quieres desperdiciarla —dijo, y su mirada no se quitó de la mía en ningún momento.

Lara era la razón por la cual yo estaba vivo en ese momento, aunque el último resquicio de mi pasado no había desaparecido completamente, ella estaba ahí para mí. La admiración que tuve y tengo por ella es enorme. Siempre pensado en los demás y no dejándose llevar por un único punto de vista, sabe darle segundas oportunidades a las personas que se las merecen y entiende que nadie es perfecto, que eso hace distintas a las personas.

La quería demasiado, no podía no querer a una chica como ella, entendía a los demás más que nadie y sabía entenderse a ella misma al mismo tiempo. No es algo que se pudiera hacer fácilmente, ella sí que era alguien especial.

El Rhys del pasado, aquel chico que era admirado por todos, que era bueno en lo que se proponía, que tenía un potencial ilimitado, y que venía de una familia con un estatus social que lo ponía en un posición donde casi no tenía desventajas. Me creía lo mejor de lo mejor, hasta que la conocí a ella. Lara fue lo único que no pude conseguir sólo mostrando mi exterior y siendo alguien totalmente superficial como lo había sido hasta ese momento, sólo mostraba lo que pensaba que los demás esperaban de mí, mis logros, mi personalidad, yo mismo... Todo era artificial. Yo sólo quería admiración, y en ese momento lo tenía todo, aunque también sabía que las demás personas estaban conmigo por lo que creían que era y no por mi verdadera personalidad. Supongo que esa fue la principal razón por la que amé a Lara al instante. Ella no era como los demás, una chica dura, independiente y que no se dejaba impresionar sólo con las apariencias, su manera de ser hicieron que yo, alguien que nunca vio a nadie por encima de él, y que abrumado por la falsedad que me rodeaba, aceptara que había caído por ella.

Fue mi maldición, estaba tan confundido en torno a mis emociones que me porté como un estúpido con ella, ahí fue cuando ella conoció la capa que cubría mi personalidad, ahí fue cuando ella conoció lo que me había vuelto alguien solitario en primer lugar.

Yo seguía enamorado de ella, pero alejarme para no perder mi estatus fue lo único que hice, equivocado, porque ese estatus que no quería perder nunca existió... Ella me hizo darme cuenta de eso. Lara sabía que yo era un verdadero imbécil, egoísta y egocéntrico, esa era la razón por la que se enojó conmigo en primer lugar, ese leve rechazo ante lo que yo mostraba nos alejó. Eso fue lo peor que pudo sucederme, quería estar con ella, pero no podía, y al querer ser siempre el centro de atención para que ella se fijara en mí, terminé por desagradarle, quizás por eso me rechazó cuando luego de pensar lo que quería al fin decidí sobre ella, pero insistí... Aunque nunca me di cuenta que la llave no estaba en lo que yo sentía, si no en lo que ella sentía... Ese sentimiento que conocí la tarde del parque.

 

Cuatro años antes…

 

Remia, Ajax - 14 de Agosto - Año 512

 

RHYS

 

A la salida de las clases unos amigos me invitaron para ir hacia una fiesta. Decidí rechazar la invitación, luego de un atareado día de exámenes era mejor descansar y no pensar en fiestas por el momento. Decidí por irme caminando hasta mi casa, después de todo, estar un día entero encerrado dentro de un salón de clases podría volver loco a cualquiera, necesitaba aire fresco y ver la ciudad. Necesitaba sentir que seguía siendo un ser humano, y no un robot.

Llegando a una avenida elegí tomar un atajo, y me adentré en un parque que no visitaba desde que era niño. Altos árboles y coloridos arbustos, la suave brisa de una noche de verano comenzaba a soplar y el cantar de los grillos y ranas adornaba el lugar con una extraña calma la cual me llevó aún más adentro de este.

Caminé unos minutos por un sendero donde las faros iluminaban la noche, hasta que escuché las voces de algunos hombres. Me acerqué al lugar de donde venían intentando esconderme para no alarmar a nadie, y estuve unos segundos tratando de asimilar la situación apenas fijar mi mirada en ellos. No podía creer lo que estaba sucediendo en ese momento frente a mis ojos, una chica estaba siendo acosada por cuatro hombres grandes que parecían ser vagabundos. Tardé en darme cuenta quien era hasta que dejó ver su rostro ligeramente cuando dio un profundo suspiro. Supongo que harta.

Lara Harch, mi compañera de clases... Ella me parecía extraordinaria y mis sentimientos se veían alborotados cada que se me le acercaba. Fuimos amigos por un tiempo, hasta que nos separamos gracias a algunas diferencias que tuvimos. Esas diferencias convergían en mí y en lo que quería para mi vida, no en ella, por eso, que me rechazara me frustraba, porque tenía la culpa... Y nunca fui alguien que aceptara sus errores, mi personalidad arrogante jamás lo permitió... Esa personalidad arrogante que ella comenzó a despreciar, gracias a ese sentimiento de parte de ella todo entre nosotros se desmoronó, yo la quería, pero no podía perder... Y ella, ella tenía la situación bajo control. Pero no quería aceptar la derrota.

En ese momento estaba siendo acosada por unos tipos despreciables, podría interferir y salvarla, pero sentía que esa chica tenía algo que todavía no había visto, se veía más fuerte que el resto y no creí que fuera necesario actuar en su defensa, sólo me quedé a esperar a ver qué sucedía, si las cosas se llegaban a salir de control interferiría y la salvaría.

Esperé unos minutos perdiendo el entusiasmo, ella sólo estaba ahí, y no hacía nada ¿En serio necesitaba ayuda? Pero no estaba gritando ni nada por el estilo, y en esa posición tan calmada no parecía nerviosa o con miedo. Seguí ahí, mirando con atención, hasta que el tan ansiado momento llegó. Ella se levantó de su asiento y casi en un instante derribó a los cuatro hombres con unos movimientos de pelea extraordinarios.

—Oye tú, ¿También eres un acosador? —Alzó la voz y miró hacia el lugar que yo estaba, al instante levantó su mano y me señaló.

—No quiero que me golpees a mí también, así que diré que no —respondí saliendo de mi escondite con las manos en alto.

—¿Qué hacías escondido ahí, Windsor? ¿Pensaste que necesitaría tu ayuda?

—Al principio, pero luego de ver tus extraordinarias habilidades de pelea quedé sorprendido. —Casi me deshago en halagos. Pero a ella no pareció importarle mucho.

—No creas que por halagarme harás que cambie de opinión —dijo, levantando su mochila del suelo—. Ya sabes perfectamente lo que pienso de ti, Rhys Windsor.

—Si, entiendo, gracias por recordármelo, eres cruel —respondí, acercándome a ella con una lenta caminata.

—¿Cruel? Sólo contigo, después de todo te lo mereces, por haberme tratado como me trataste meses atrás.

—Si sigues siendo tan cruel conmigo dejarás de interesarme Lara Harch. —Con una media sonrisa en mi rostro intenté coquetear con ella.

—No suena tan mal después de todo... Se sintió bien bajarte los humos, Rhys Windsor, supongo que después de todo no eres tan bueno con las chicas —rio con ironía.

—No parecías pensar eso el día que nos besamos en la gala del palacio.

—Un momento de debilidad no marca nada... Tú siempre te ves muy decidido pero ese día también dejaste ver mucho de tu sensibilidad, lástima que sólo fue ese momento, y luego volviste a ser el mismo, además de que no soy tan fácil de manipular, un beso no significa nada, y tú no puedes hacer nada si no tienes lo que quieres en la palma de tu mano... Es frustrante, ¿Cierto? —Sonrió con sagacidad—. Aunque déjame decirte que eres bastante apuesto, por eso te besé, por eso me gustabas mucho, no puedo hacer la vista gorda sobre eso... Ya se lo dije a Ashley un montón de veces.

—Gracias por eso... Debería decir lo mismo de ti, aunque supongo que ya sabías lo que pienso tuyo, fuimos muy sinceros ese día. —Mi mirada se posó en la suya.

—No me intimidas con tu mirada, Windsor... ¿Sabes qué? Dejemos las cosas aquí, llegaré tarde a mi casa si sigo perdiendo el tiempo contigo. —Dio algunos pasos hacia atrás, y al darse la vuelta, comenzó a avanzar en su caminata, alejándose de mí.

—Espera... ¿Te puedo acompañar a tu casa? 

Caminé detrás de ella, y no dio la vuelta, sólo escuché una mansa risa.

—Hoy no es el día Rhys, no pienses que puede haber algo entre nosotros, no mientras sigas siendo un imbécil... Lo que sucedió ese día no es prueba de nada. —Giró su cabeza y respondió guiñándome un ojo.

—Sólo quiero conocerte mejor, me parece que tu verdadera personalidad es diferente a la que muestras, pude ver un poco aquel día —dije, esbozando una sonrisa que ella replicó.

—¿Tú lo crees? Tú la conocías, fui genuina contigo cuando te conocí, creí que tendrías algo más allá que arrogancia para contar, esa charla que tuvimos en la cafetería me ilusionó... Pero por culpa de tus actitudes venideras, luego de ese sentimiento hiciste que me vuelva así contigo... Yo no puedo hacer nada para evitarlo Rhys, eso está en ti.

—Quiero cambiar Lara, tú sabes en lo que consiste mi personalidad... Sabes por qué soy así, yo te lo dije aquella vez en la cafetería, te lo volví a repetir en el palacio, tú sabes que en realidad no quería ser así contigo, pero no pude evitarlo... Porque no quería que te volvieras un adorno más en mi vida.

—Yo no me iba a volver un adorno en tu vida... Puedo pensar por mí misma, de hecho, pude hacerlo al principio, cuando te dejaste ver tal cual y como eras, pero... ¿Qué te hizo pensar que me agradaría la actitud que tomaste después?

—Yo sabía que no te iba a agradar, lo hice para alejarte de mí, pero incluso con eso no pude olvidarme de ti... Y estoy arrepentido de lo que sucedió entre nosotros, perdí la oportunidad de no quedarme solo... Ahora siento que nada volverá a ser igual, porque cuando entraste a mi vida tuve un poco de esperanza, esperanza que se esfumó cuando el resto sucedió.

Ella sonrió y se acercó a mí. Tocó mi hombro entre risas y se dio la vuelta otra vez.

—Puedes acompañarme a casa si quieres, Rhys... Te lo dije mil veces, no te voy a juzgar, mientras sigas siendo honesto contigo mismo, siempre podrás confiar en mí.

—¿Honesto conmigo mismo?

—Lo que acabas de hacer... Fue lo mismo que hiciste la primera vez que hablamos, cuando hice esa afirmación... Que siempre podrías confiar en mí, ¿Todavía te sigo dando esa seguridad? —preguntó con simpatía.

Ella estaba siendo distinta. Recordaba la charla que tuvimos meses atrás, cuando nos conocimos, creo que fue en ese mismo instante en el cual me enamoré de ella... Y a ella le agradé, porque estaba siendo honesto conmigo mismo. Así que eso era lo que ella quería, que dejara de fingir... Este no era yo.

—Quise dar un paso hace meses, pero no tenía la valentía, y eso se volvió un problema que me complicó, por eso me escudé con mi arrogancia... Y tú lo sabías, ¿Cierto?

Ella todavía me estaba dando la espalda. La escuché reír.

—Yo no voy a ayudar a nadie que no quiera ser ayudado, pero sí puedo ayudar a alguien que sepa reconocer sus errores... Creo que todos nos merecemos una segunda oportunidad, somos humanos después de todo, aprendemos del error, y tú, por más especial que creas ser, en realidad siempre serás uno.

Eso me bajó a tierra, ella tenía razón. No quise aceptar mi debilidad, esa que nacía de los sentimientos que tenía hacia ella, no la quise aceptar porque creía que eso me alejaba de mi destino y me volvía una decepción... Pero era todo lo contrario, era más débil encerrándome en mi mismo, porque no tenía la fortaleza de descubrir algo nuevo, no tenía la fortaleza para aceptar que mi destino no lo era todo en mi mundo, y que había personas que más allá de lo que yo creía, no me querían ver caer, la soledad de la que me aferraba para ocultar mi verdadero yo jamás existió... Nunca estuve solo. Nunca lo iba a estar.

—¿Pretendes ayudarme Lara?

—Como amigos... ¿No es así?

Se dio una media vuelta y sonrió. Luego de eso comenzó a caminar de nuevo. Entendí que su silencio me estaba invitando a acompañarla.

—Claro, como amigos... Eso todavía me da esperanza —respondí, uniéndome a su caminata.

Las apariencias engañaban, a Lara nunca le caí mal, ella me estaba ayudando sin que yo me diera cuenta... Por eso, cuando desperté de la fantasía en la que yo mismo me había hecho caer pude divisar sus intenciones... Para nada hostiles, y del todo empáticas.

En tan solo una semana ya éramos amigos otra vez. Luego de eso no me volví a traicionar, comencé a ser más honesto, tanto conmigo como con ella, y la confianza entre nosotros creció. Nunca imaginé que tan importante sería nuestra relación en el futuro. Lara me hizo crecer como persona, dejé de lado la superficialidad y me fui enamorando más y más de ella. Las apariencias sí engañaban, y ninguno de nosotros dos tenía razón aquel día... Jamás me arrepentiré el haber dejado de usar una máscara por ella, y siempre agradeceré haber encontrado a Lara en mi vida. 

 

Presente…

 

—Lara, ¿Estás bien con que estemos en esta posición? —dije, señalando como estaba sentada sobre mis piernas.

—A mí no me molesta, ¿Y a ti? —respondió, con una voz seductora, y acercando su boca a la mía.

—No del todo... Aun así, ¿En qué estás pensando? —Dejé salir mi nerviosismo. Sabía por dónde iba la situación y no quería arruinar el momento.

—En que has cambiado mucho estos años, eres más guapo, y que sigo enamorada de ti.

—Tú también has cambiado, estas más alta, más desarrollada y totalmente más hermosa.

—Gracias... Pero sólo te fijaste en mi físico, ¿Acaso eso es lo único que te gusta de mí?

—Me gusta todo de ti, tu sonrisa, tu dulzura, tu empatía, tu persona... —Quería seguir describiéndola pero lo interrumpió besándome ella esta vez. Comenzó a meter su mano por dentro de mi camisa y desabrochó unos botones. Cuando comencé a entender por dónde iba la situación la detuve—. ¿Estás segura? —pregunté con algo tranquilidad, no había dominado la situación todavía, pero era algo de lo que ya teníamos conocimiento, y como todas las veces que lo hicimos antes, sólo me quedaba escuchar su aprobación.

—Más que nunca... Sólo dejémonos llevar Rhys, otra vez, como todas las anteriores, extrañaba sentirte en mí. —Sus palabras me dejaron perplejo, no me la veía venir—. ¿O no quieres? —preguntó, susurrándome al oído.

—Esa pregunta no se hace, pero que sólo quede aquí entre nosotros... Sí, claro que quiero, yo también te extrañaba, Lara —respondí con una sonrisa, y ella hizo lo mismo. 

Ella siguió desabrochando botones, y mi corazón comenzó a latir diez veces más rápido, después de todo, Lara era la chica con la que más había deseado hacerlo desde siempre, nuestra primera vez había sido hacía años, en Remia, luego sólo comenzamos a hacerlo seguido, experimentando cada nueva situación, conociendo nuestros cuerpos como nadie... Sólo ella y yo. Pero lo que más me hacía ruido en mi cabeza entre todo lo que estaba por pasar, era una simple pregunta... ¿Por qué justo ahora? Parecía ser que ella estaba esperando ese momento desde hacía mucho tiempo, me lo dejó en claro, pero no podía dejar de hacerme preguntas... ¿Acaso estaba bien hacerlo de nuevo?

—Entonces no pensemos en otra cosa y sólo sigamos nuestros sentimientos. —Su seguridad me contagió, y tomé confianza tomándola de la cintura y levantando un poco su falda.

—¿A dónde nos llevarán esos sentimientos?

—¿Quieres la respuesta? —preguntó, e inconscientemente asentí—. Bueno, más que eso, es una petición... Por favor, Rhys... Hazme el amor —susurró en mi oído las palabras prohibidas, y marcó así el rumbo que terminaría tomando la noche.

No paso mucho tiempo cuando me di cuenta que estábamos en mi cama teniendo relaciones... Con Lara, estaba haciendo el amor con ella otra vez, y realmente no sabía lo que sucedía conmigo en ese momento. ¿Hasta qué punto había llegado? Además, la manera en que me lo había pedido, ¿Qué estaba sucediendo? Alejarla de mi vida había sido un error, no había dudas... Quizás por esa razón en ese momento que la había recuperado sólo quedaba demostrar con acciones lo que uno quería y necesitaba del otro.

Acariciando su piel y abriendo mis ojos para apreciar su hermoso cuerpo sobre el mío, sólo un sentimiento de culpa vino hacia mí. Yo le había mentido a ella, a su padre y a toda su familia... Había abandonado a Vlas y a mi madre... Había cometido cientos de pecados, tantos errores que jamás serían perdonados... Había hecho sufrir a todos, sin pensarlo... Y en ese momento mismo estaba disfrutando estar con ella. Quizás así debía ser, disfrutar el momento y no pensar en nada que pudiera arruinarlo... Pero Lara no se merecía que la traicionara, sin embargo, era una situación que luego podríamos discutir y arreglar. Siempre habría un día después, y todavía faltaba mucho tiempo como para comenzar a pensar en las soluciones.

El deseo me venció y decidí dejar de pensar en nada, sólo vivir el momento e intentar no arruinarlo, esa situación era importante para ella de igual manera que lo era para mí, y si ella así lo quería también, no podía rechazarlo... Sólo debía hacerla sentir de la mejor manera.

Lara cambió mi vida para siempre, fue la causante de que volviera a ser yo... Aunque con leves diferencias, pero la esencia sí que no había cambiado. De todas formas, lo sabía, detrás de mí cargaba con una sombra imborrable, un pasado del que no me iba a arrepentir, pero tampoco me iba a sentir orgulloso, sólo era eso, un pasado, las situaciones que me habían forjado como persona y me habían convertido en lo que era, aunque no lo notaba, le debía demasiado al Demonio de Remia... Y por esa razón nunca lo dejé atrás.