Capítulo 1: El Viaje Comienza
En el año 1425, un navío de nombre "Explorum Nova Tevra" zarpó del puerto principal del país de
Oftalmolecusamp. Este pequeño y próspero reino, conocido por sus avanzados conocimientos en
navegación y cartografía, había puesto su esperanza en esta expedición para descubrir nuevas
tierras y recursos que enriquecerían su nación.
Capitaneado por el audaz Sir Alaric Stormwind, el "Explorum Nova Tevra" llevaba a bordo de una
tripulación diversa y valiente, compuesta por exploradores, científicos, marineros experimentados y
aventureros. Todos estaban unidos por un objetivo común: alcanzar y explorar nuevos horizontes
más allá de los mapas conocidos.
El viaje comenzó con promesas y expectativas. La tripulación del "Explorum Nova Tevra" se enfrentó
a yeguas abrazadas, tormentas feroces y la amenaza constante de criaturas marinas
desconocidas. Pero con la habilidad y determinación de su capitán y la fe inquebrantable de su
tripulación, la navegación continuó su curso, guiado por las estrellas y los mapas celestiales que habían sido cuidadosamente elaborados en Oftalmolecusamp.
Cada día, la esperanza y el temor se entrelazaban mientras navegaban por aguas inexploradas. Los
marineros cantaban canciones para mantener el ánimo alto, y los científicos realizaban
observaciones y registros meticulosos del entorno. Los días se convirtieron en semanas y las
semanas en meses, mientras el "Explorum Nova Tevra" se adentraba cada vez más en lo
desconocido.
Finalmente, una mañana clara, después de meses de arduo viaje, la tripulación avistó tierra. La
emoción y la incredulidad llenaron el aire mientras el continente desconocido se hacía visible en el
horizonte. Era un vasto y prístino paisaje, lleno de promesas y misterios por descubrir.
La llegada a este nuevo mundo marcaría el comienzo de una serie de aventuras y descubrimientos
que cambiarían para siempre el curso de la historia de Oftalmolecusamp y del mundo conocido. Pero por ahora, en el primer contacto con esta tierra desconocida, la esperanza y la determinación
brillaban en los ojos de cada miembro de la tripulación del "Explorum Nova Tevra".
Capítulo 2: El Encuentro Inesperado
Al desembarcar, la tripulación del "Explorum Nova Tevra" se adentró en una exuberante selva. Los
árboles altos y densos creaban un dosel que apenas dejaba pasar la luz del sol, y la flora y fauna
eran de una belleza y extrañeza que jamás habían visto. Los exploradores avanzan
cautelosamente, maravillados y cautivados por el nuevo entorno.
De repente, sin previo aviso, un grupo de hombres surgió de la esperanza.Estaban vestidos con
faldas hechas de hojas, llevaban brazaletes en brazos y piernas, y lucían coronas de plumas y
pecheras de oro que brillaban intensamente. Estos hombres, con una apariencia regia y enigmática,
se movían con una gracia y seguridad que indicaban su familiaridad con la selva.
Antes de que la tripulación pudiera reaccionar, los hombres los rodearon y, mediante gestos y un
lenguaje desconocido, les indicaron que los acompañaran. Los exploradores, aunque
desconcertados y un poco asustados, no tuvieron más remedio que obedecer.
Guiados por los misteriosos hombres, caminaron durante horas por la selva. El camino era difícil y
lleno de obstáculos, pero la determinación de la tripulación y la experiencia de sus guías hicieron que el avance fuera constante. A medida que avanzaban, el ambiente cambiaba, y la selva densa
comenzó a abrirse, revelando un camino bien cuidado que los llevó a un claro.
En el corazón del claro, se alzaba una impresionante ciudad oculta entre la vegetación. Las
estructuras eran de piedra, adornadas con intrincados grabados y
decoraciones de piedras talladas. La ciudad vibraba con la vida de sus habitantes, quienes observaban con curiosidad a los recién llegados.
La tripulación del "Explorum Nova Tevra" había llegado a un mundo completamente nuevo, lleno de maravillas y desafíos. Sir Alaric Stormwind y sus compañeros sabían que este encuentro marcaría el inicio de una aventura aún más grande y significativa de lo que habían imaginado.
Capítulo 3: Encuentro con Mytravael
La impresionante ciudad ante ellos, escondida en el corazón de la selva, dejaba claro que sus
habitantes poseían conocimientos y habilidades avanzadas. La tripulación del "Explorum Nova Tevra" fue llevada a través de calles bordeadas de casas bellamente decoradas y plazas llenas de
actividad.
Finalmente, llegaron a una gran plaza central donde se erigía un templo majestuoso, tallado en
piedra y adornado con relieves dorados. En lo alto de una serie de escaleras anchas, un hombre
imponente les esperaba. Su figura era extraordinaria, no solo por su altura de 2,5 metros, sino
también por la majestuosidad de su presencia. Vestía una falda elaborada de hojas que le llegaban hasta la rodilla, unas sandalias de cuero, brazaletes en manos y piernas, una pechera que le tapaba sus hombros y una corona de oro con bastantes plumas, carecía de algo que le cubriera el vientre, así que se le veia su pecho.
"Bienvenidos a Atalcoa", dijo el hombre en un tono profundo y resonante. "Yo soy Mytravael, el líder
de esta tierra sagrada. ¿Quiénes sois y qué os trae a nuestros dominios?"
Sir Alaric Ventormenta dio un paso adelante, inclinándose respetuosamente. "Salud, gran Mytravael.
Soy Sir Alaric Stormwind, capitán del navío 'Explorum Nova Tevra', y estos son mis compañeros.
Venimos de un reino lejano llamado Oftalmolecusamp en busca de nuevos conocimientos y
alianzas."
Mytravael los observó con una mirada penetrante, como si evaluara sus intenciones. Tras un
momento, aparentemente. "Vuestra llegada era esperada. Atalcóhat, nuestro protector, nos ha hablado de
visitantes de tierras lejanas. Vuestra travesía no ha sido en vano. Sin embargo, antes de compartir
nuestros secretos, debéis demostrar vuestra valía."
Capítulo 4: Un Recibimiento Amistoso
Mytravael explicó que, aunque eran bienvenidos, los visitantes debían mostrar respeto y aprender
sobre las costumbres y tradiciones de su pueblo. Con amabilidad, les invitamos a seguirle al interior del
templo, donde se celebraría una ceremonia en su honor.
El templo era aún más impresionante por dentro. Las paredes estaban decoradas con intrincados
frescos que narraban la historia y mitología del pueblo de Atalcoa.
no pudo evitar fijarse en una imagen particular: un ser con aspecto de dragón serpenteante,
adornado con plumas y símbolos dorados
"Es Atalcóhat, nuestro guardián y símbolo de sabiduría", explicó uno de los guías al notar la mirada
de Alaric. protege y nos guía en tiempos de necesidad."
Al llegar a la sala principal del templo, la tripulación fue recibida por una asamblea de ancianos y
líderes, todos ataviados con trajes ceremoniales que reflejaban su estatus y sabiduría. Mytravael
tomó su lugar en un trono elevado y, con un gesto solemne, inició la ceremonia.
Capítulo 5: La Ceremonia de Bienvenida
La ceremonia comenzó con cánticos y danzas que celebraban la llegada de los visitantes. Los
movimientos gráciles de los bailarines y la música hipnótica de los tambores y flautas llenaron el aire
de una energía vibrante. La tripulación del "Explorum Nova Tevra" se sintió honrada y fascinada por
la rica cultura que se desplegaba ante ellos.
Tras los rituales iniciales, Mytravael se levantó y se dirigió a los visitantes. "Estamos agradecidos por
vuestra visita y ansiosos por aprender de vosotros, así como compartir nuestros conocimientos. Esta
tierra está llena de misterios y maravillas, y juntos podemos descubrir y proteger estos tesoros."
Sir Alaric Stormwind respondió con gratitud, asegurando a Mytravael que su intención era la
cooperación y el respeto mutuo. Este intercambio marcó el inicio de una relación prometedora entre
los dos pueblos.
Capítulo 6: Descubrimientos y Alianzas
En los días siguientes, la tripulación del "Explorum Nova Tevra" se dedicó a explorar la ciudad y sus
alrededores. Con la guía de los habitantes locales, descubrió plantas medicinales, animales
exóticos y tecnologías avanzadas en agricultura y construcción. Los científicos y aventureros
tomaron notas meticulosas y establecieron amistades con los locales, intercambiando historias y
conocimientos.
Una tarde, mientras paseaban por los jardines del templo, Alaric y algunos miembros de su
tripulación encontraron un antiguo mapa tallado en piedra. Este mapa parecía indicar la existencia de
otras ciudades y misterios aún por descubrir en el vasto continente. Mytravael, al notar su interés, les
explicó que solo los más valientes y sabios pudieron embarcarse en tales expediciones.
"Nuestro mundo es grande y lleno de secretos", dijo Mytravael. "Si están dispuestos, podríamos
embarcarnos juntos en nuevas aventuras, explorando lo desconocido y fortaleciendo los lazos entre
nuestros pueblos".
Sir Alaric Stormwind, viendo la oportunidad de un futuro brillante y lleno de descubrimientos, ayudó
con entusiasmo. Así, la alianza entre Oftalmolecusamp y Atalcoa se forjó, prometiendo un camino
conjunto hacia un futuro lleno de posibilidades y maravillas por descubrir.
Capítulo 7: La Revelación del Imperio
Después de varios días de convivencia y aprendizaje mutuo, Mytravael decidió compartir más sobre
su pueblo y su historia. Se reunió con la tripulación del "Explorum Nova Tevra" en la sala del consejo del
templo y comenzó a relatar la historia de su nación.
"Vosotros habéis llegado a la capital del Imperio Dominitiano", declaró Mytravael con orgullo.
"Nuestra civilización se ha desarrollado durante siglos, forjando un imperio que se extiende mucho
más allá de lo que habéis visto hasta ahora. Nuestra cultura, conocimientos y habilidades son el
resultado de generaciones de sabiduría y exploración."
La tripulación escuchaba con asombro mientras Mytravael hablaba de las vastas tierras que
conformaban el imperio, de las diversas tribus y ciudades que coexistían bajo su mando, y de los
grandes logros en ciencia, arte y guerra.
Capítulo 8: El Retorno a Oftalmolecusamp
Después de esta revelación, Sir Alaric Stormwind propuso una alianza formal entre Oftalmolecusamp y el Imperio Dominitiano. Mytravael, viendo la oportunidad de fortalecer sus relaciones y compartir conocimientos, aceptó la propuesta con entusiasmo.
Se planeando una expedición de retorno a Oftalmolecusamp, y Mytravael designó a un grupo de
embajadores y exploradores dominitianos para acompañar a Alaric y su tripulación en el viaje de
vuelta. Entre ellos se encontraron sabios, artesanos y guerreros, todos listos para aprender y
compartir sus conocimientos con los nuevos aliados.
El "Explorum Nova Tevra" zarpó nuevamente, esta vez con la promesa de una alianza sólida y
fructífera. La travesía de regreso fue igualmente desafiante, pero la tripulación, ahora fortalecida por la experiencia y la camaradería con los dominitianos, superó cada obstáculo con determinación y habilidad.
Capítulo 9: Un Nuevo Comienzo
Al llegar a Oftalmolecusamp, el "Explorum Nova Tevra" fue recibido con grandes celebraciones. La
noticia de la alianza con el poderoso Imperio Dominitiano se expande rápidamente, llenando de
esperanza y entusiasmo a los habitantes del reino. Sir Alaric Stormwind presentó a los embajadores
dominitianos al rey y a los líderes de Oftalmolecusamp, quienes los recibieron con respeto y
hospitalidad.
Se organizaron banquetes y ceremonias en honor a los nuevos aliados, y se prepararon planes
para futuras expediciones y proyectos conjuntos. Los dominitianos compartieron sus conocimientos
en diversas áreas, desde la arquitectura hasta la medicina, y los oftalmolecusampianos, a su vez,
enseñaron sus técnicas de navegación y cartografía.
Las dos naciones, unidas por la curiosidad y el deseo de explorar, comenzaron a forjar un futuro
prometedor. Juntas, emprendieron nuevos viajes, descubriendo tierras desconocidas y enfrentando
desafíos con un espíritu de cooperación y amistad.
Capítulo 10: El Futuro de la Exploración
Con el tiempo, la alianza entre Oftalmolecusamp y el Imperio Dominitiano se convirtió en un modelo de colaboración y progreso. Las expediciones conjuntas llevaron a descubrimientos que beneficiaron a ambas naciones, y las relaciones culturales y comerciales florecieron.
Sir Alaric Stormwind y Mytravael, ahora grandes amigos y líderes visionarios, continuarán guiando a
sus pueblos hacia nuevas aventuras. El espíritu de exploración y la búsqueda de conocimiento
siguió siendo el motor de sus acciones, inspirando a futuras generaciones a mirar más allá del
horizonte ya soñar con lo que aún no ha sido descubierto.
La historia del "Explorum Nova Tevra" y su viaje al continente desconocido se convirtió en una
leyenda, un símbolo de lo que se puede lograr cuando diferentes culturas se unen en un objetivo
común. Y así, el legado de Sir Alaric Stormwind y el Imperio Dominitiano perduró, recordándonos
siempre que la verdadera riqueza de la humanidad reside en su capacidad para explorar, aprender y
cooperar.
Capítulo 11: La Ambición de Kyllia I
La noticia de los vastos recursos y la avanzada civilización del Imperio Dominitiano había despertado una profunda ambición en el corazón del rey Kyllia I de Oftalmolecusamp. Aunque la alianza con los dominitianos había traído prosperidad y conocimiento a su reino, Kyllia veía una oportunidad para expandir su poder y territorio.
Sin perder tiempo, el rey convocó a sus mejores generales y preparó un ejército formidable. Su
objetivo era claro: someter al Imperio Dominitiano y reclamar sus riquezas y territorios para
Oftalmolecusamp. Con astucia y determinación, Kyllia mantuvo sus verdaderas intenciones ocultas
mientras organizaba la invasión.
Capítulo 12: Traición en la Selva
Mientras tanto, en el corazón del Imperio Dominitiano, Mytravael estaba en una reunión crucial con
Zulikiga, el líder del imperio Tihuahán. Los Tihuahán eran antiguos aliados de los dominitianos, y
juntos habían mantenido la paz y la estabilidad en la región durante generaciones. La reunión se
centraba en fortalecer los lazos y planificar futuras colaboraciones entre los dos imperios.
La conversación entre Mytravael y Zulikiga era profunda y estratégica, enfocada en la defensa y el
desarrollo mutuo. Sin embargo, su reunión fue abruptamente interrumpida por la llegada de un
mensajero dominitiano, jadeante y visiblemente alarmado.
"¡Mytravael! ¡Zulikiga! Las tropas de Oftalmolecusamp han cruzado nuestras fronteras. Estamos
siendo invadidos", exclamó el mensajero, con voz temblorosa.
Capítulo 13: El Inicio del Conflicto
La noticia de la invasión cayó como un balde de agua fría sobre Mytravael y Zulikiga. Sin perder un
instante, ambos líderes se levantaron y comenzaron a dar órdenes. Mytravael mandó a sus guardias
a alertar a las tropas dominitianas ya preparar la defensa de la ciudad. Zulikiga, por su parte, se
comprometió a enviar refuerzos a tihuahán para apoyar a sus aliados en esta inesperada batalla.
Mientras las tropas oftalmolecusanas avanzaban por la selva, encontraron una feroz resistencia. Los
dominitianos, con su conocimiento del terreno y su habilidad en la guerra, lograron ralentizar el
avance del enemigo. Sin embargo, la sorpresa y el número de los invasores planteaban un desafío
formidable.
Capítulo 14: La Defensa del Imperio Dominitiano
En la ciudad principal del Imperio Dominitiano, la preparación para la defensa era frenética. Las
murallas se reforzaron y los ciudadanos fueron evacuados a lugares seguros. Mytravael, montado en su zviret, recorría las filas de sus soldados, infundiéndoles valor y determinación.
"¡Por nuestra tierra, por nuestras familias, y por nuestra libertad! ¡No permitiremos que la ambición de un rey codicioso destruya lo que hemos construido!" gritó Mytravael, levantando su espada al
cielo. Las palabras de su líder resonaron en los corazones de los soldados dominitianos, quienes se
prepararon para enfrentarse al enemigo con todo su poder. En el horizonte, las primeras líneas de
los invasores aparecieron, y la batalla estaba a punto de comenzar
Capítulo 15: La Batalla de la Selva
La selva se convirtió en el campo de batalla de una guerra brutal y sangrienta,
aprovechando su conocimiento del terreno. utilizaron tácticas de guerrilla para emboscar a los
invasores. Los tihuahán, liderados por Zulikiga, llegaron como refuerzos, agregando su fuerza y
estrategia al conflicto. La batalla fue encarnizada.
Aunque los oftalmolecusanos eran numerosos y bien equipados, la resistencia
combinada de los dominitianos y tihuahán resultó ser formidable. Mytravael y Zulikiga luchaban codo a codo, inspirando a sus tropas con su valentía y liderazgo.
Capítulo 16: Consecuencias de la Ambición
A pesar de su determinación y habilidades, las fuerzas de Oftalmolecusamp comenzaron a flaquear
ante la resistencia unida de sus adversarios. El terreno desconocido y las tácticas sorpresivas de los
dominitianos y tihuahán causaron estragos en las filas invasoras. La invasión, que Kyllia I había
planeado como una conquista rápida y decisiva, se transformó en una batalla prolongada y costosa.
Finalmente, tras días de combate feroz, los restos del ejército oftalmolecusano fueron obligados a
retroceder. La invasión había fracasado, dejando tras de sí un rastro de destrucción y muerte. Los
dominitianos y tihuahán, aunque victoriosos, también habían pagado un alto precio en vidas y
recursos.
Capítulo 17: La Ceguera de la Ambición
El rey Kyllia I, cegado por su ambición insaciable, no podía aceptar la derrota. Determinado a
doblegar al Imperio Dominitiano, ordenó la movilización del Ejército Realista, una fuerza élite
conocida por su ferocidad y lealtad inquebrantable. Esta vez, su plan era llevar a cabo una invasión
total y aplastante.
Mientras tanto, Sir Alaric Stormwind, profundamente perturbado por las acciones de su rey, se enteró de los nuevos planos de invasión. Comprendiendo las devastadoras consecuencias que esto traería, decidió actuar. Junto a su leal tripulación, se embarcó en el "Explorum Nova Tevra" con rumbo al Imperio Dominitiano, decidido a anunciar a Mytravael del inminente ataque.
Capítulo 18: Una Llegada Desafortunada
El viaje fue tenso y rápido. La tripulación del "Explorum Nova Tevra" navegó con urgencia,
impulsada por el deseo de evitar un conflicto aún mayor. Sin embargo, al llegar a las costas
dominitianas, las cosas no salieron como esperaban. Los dominitianos, aún recelosos y heridos por
la reciente invasión, no estaban dispuestos a confiar en los oftalmolecusanos.
En cuanto desembarcaron, Sir Alaric y su tripulación fueron rápidamente rodeados por guerreros
dominitianos armados con lanzas. Los llevaron a la fuerza a través de la selva, sin darles oportunidad de explicar su presencia, Sir Alaric Stormwind dijo entonces "tengo que explicarles algo urg-". El líder del grupo, hablando en dominitiano, un dialecto que Alaric comprendía, le interrumpió fríamente: "Eso se lo explicarás a Mytravael".
Capítulo 19: Frente a Mytravael
Tras un largo y tenso recorrido, los prisioneros fueron llevados ante Mytravael en la sala principal de
su palacio. El líder dominitiano, visiblemente enfurecido y desconfiado, observaba con severidad a
los recién llegados. Antes de que Sir Alaric pudiera pronunciar una sola palabra, él y su tripulación
fueron arrojados al suelo frente a Mytravael.
"¡Traidores!", rugió Mytravael, su voz resonando en la gran sala. "Venís bajo la bandera de la paz, y
luego nos atacan. ¿Qué clase de engaño es este?"
Sir Alaric intentó explicarse, levantando la cabeza para hablar, pero fue interrumpido por un golpe de uno de los guardias.
"¡Silencio!", ordenó Mytravael. "No tengo tiempo para tus mentiras. Seréis encarcelados hasta que
decidamos qué hacer con vosotros."
Capítulo 20: Encarcelados y Desesperados
La tripulación del "Explorum Nova Tevra" fue conducida a las celdas del palacio, un lugar oscuro y
frío. Encerrados y despojados de cualquier oportunidad de defenderse, el ánimo de los exploradores comenzó a caer. Sir Alaric, sin embargo, no se rindió. Sabía que debía encontrar una manera de anunciar a Mytravael sobre el inminente ataque del Ejército Realista.
Mientras las horas se convertían en días, Alaric trató de comunicarse con los guardias, intentando
persuadirlos para que le dieran una audiencia con Mytravael. Utilizando su conocimiento del dialecto y apelando a la razón y la justicia, finalmente logró captar la atención de uno de los guardias, quien accedió a llevar su mensaje al líder dominitiano.
Capítulo 21: La Audiencia Decisiva
Una noche, las puertas de la celda de Alaric se abrieron de golpe. Dos guardias lo escoltaron a la
sala del trono, donde Mytravael lo esperaba, acompañado por sus consejeros más cercanos. La
atmósfera estaba cargada de tensión y desconfianza.
"Habla, oftalmolecusano", dijo Mytravael con voz firme. "Esta es tu última oportunidad para explicar
tus acciones."
Sir Alaric, con una mezcla de determinación y desesperación, relató todo lo que sabía sobre los
planos de Kyllia I. Explicó que había venido no como enemigo, sino como amigo, para advertirles del peligro inminente y tratar de evitar una guerra devastadora.
Capítulo 22: Un Giro de los Acontecimientos
Al principio, Mytravael y sus consejeros se mostraron escépticos. Sin embargo, a medida que Alaric
hablaba, su sinceridad y desesperación comenzaron a calar en ellos. Finalmente, uno de los
consejeros sugirió que las palabras de Alaric fueran verificadas antes de tomar cualquier decisión
drástica.
Mytravael, aunque aún receloso, ganó. Ordenó que se realizara una investigación rápida y
exhaustiva sobre los movimientos del ejército oftalmolecusano. Los informes que llegaron a
confirmaron las palabras de Alaric: el Ejército Realista estaba en camino.
Con esta nueva información, Mytravael se dio cuenta de la gravedad de la situación. Aceptó liberar a Alaric y su tripulación, y juntos comenzaron a planificar una estrategia para defender Dominitiano de la inminente invasión.
Capítulo 23: La Desesperanza en el Horizonte
Cuando el Ejército Realista apareció en el horizonte, su imponente presencia dejó claro que la
batalla sería desigual. Los dominitianos y sus aliados, los tihuahenses, observaron con creciente
preocupación cómo avanzaban las filas de soldados armados con rifles. Sabían que sus lanzas y
flechas serían insuficientes frente a la potencia de fuego de los invasores.
Capítulo 24: La Invasión Imparable
La batalla comenzó con un estruendoso rugido de disparos. Los rifles del Ejército Realista
perforan el aire, sembrando caos y destrucción entre las filas dominitianas y tihuahenses. A pesar
de su valentía y determinación, los defensores no podrían competir con la tecnología superior de los oftalmolecusanos.
Sir Alaric Stormwind, luchando junto a los dominitianos, comprendió la desesperanza de su situación.
Mientras el caos se desataba a su alrededor, intentaba coordinar una defensa organizada, pero la
ventaja tecnológica del enemigo era abrumadora. Los soldados dominitianos y tihuahenses caían en gran número, y el terreno se teñía de sangre.
Capítulo 25: La Caída del Imperio Dominitiano
Mytravael, viendo a su pueblo caer uno tras otro, luchaba con una furia desbordante. Su imponente
figura de 2,5 metros se movía entre sus guerreros, inspirándolos a no rendirse. Pero ni siquiera su
formidable presencia podía cambiar el curso de la batalla.
Zulikiga, el líder de los tihuahenses, también combatía con bravura, pero sabía que el final se
acercaba. La resistencia era inútil ante el avance implacable del Ejército Realista. Los invasores
tomaron posición tras posición, arrasando con cualquier intento de contraataque.
Capítulo 26: La Última Esperanza
En medio del caos, Sir Alaric buscó a Mytravael. Encontrándolo herido pero aún de pie, le gritó por
encima del estruendo de la batalla: "Debemos retirarnos y salvar a los que podamos. Esta batalla
está perdida, pero la guerra puede no estarlo".
Mytravael, aunque devastado, ascendió con gravedad. "Lleva a los heridos ya los más vulnerables. Yo mantendré la línea tanto como pueda."
Con dolor en el corazón, Sir Alaric coordinó una retirada táctica. Guiando a los sobrevivientes a
través de la selva, él y su tripulación ayudaron a tantos como pudieron escapar del campo de
batalla. La ciudad de Dominitia, sin embargo, estaba condenada.
Capítulo 27: La Devastación
La batalla finalmente llegó a su fin. El Ejército Realista había ganado, pero a un costo tremendo. Las
tierras de Dominitia estaban en ruinas, y sus habitantes, aquellos que sobrevivieron, se enfrentaron
a un futuro incierto bajo el yugo oftalmolecusano.
Sir Alaric y los sobrevivientes dominitianos y tihuahenses se ocultaron en la selva, planificando su
próximo movimiento. La derrota había sido devastadora, pero la llama de la resistencia seguía viva
en sus corazones.
Capítulo 28: La Promesa de una Nueva Alianza
Aunque Dominitia había caído, Sir Alaric, Mytravael y Zulikiga juraron no rendirse. Juntos,
comenzaron a formar una resistencia, reuniendo fuerzas y recursos para luchar contra la opresión de Kyllia I. Sabían que la batalla por la libertad y la justicia sería larga y difícil, pero también sabían que, unidos, tenían una oportunidad.
En las profundidades de la selva, entre las sombras de los árboles gigantes, una nueva alianza se
forjaba. Los resistentes se preparaban para luchar no solo por la supervivencia de sus pueblos, sino
también por un futuro donde la ambición desmedida de unos pocos no pudiera sofocar la esperanza y la libertad de muchos.
Capítulo 29: El Yugo del Virreinato
Pasaron los años, y la otrara glorioso Imperio Dominitiano, junto con el reino de Tihuán y otros
territorios vecinos, sucumbieron al poderío del Virreinato de Oftalmolecusamp. El rey Kyllia I,
habiendo consolidado su dominio, convirtió estas tierras conquistadas en colonias bajo su estricto
control, esclavizando a sus habitantes y explotando sus recursos.
Capítulo 30: La Resistencia en las Sombras
Bajo el yugo del Virreinato, los dominitianos y tihuahenses soportaron una vida de arduo trabajo y
opresión. Sin embargo, en las sombras, la llama de la resistencia aún ardía. Sir Alaric Stormwind,
Mytravael y Zulikiga, junto con otros líderes rebeldes, continuaban planeando en secreto la
liberación de sus pueblos.
La selva, que había sido su refugio durante la invasión, se convirtió en el bastión de la resistencia.
Allí, lejos de los ojos vigilantes de los virreinales, los rebeldes organizaban pequeñas incursiones y
sabotajes contra las fuerzas opresoras, manteniendo viva la esperanza de un día rompiendo sus
cadenas.
Capítulo 31: La Vida Bajo el Virreinato
La vida en las colonias del Virreinato de Oftalmolecusamp era dura. Los esclavos trabajaban en
minas de oro, campos de cultivo y construcciones monumentales dedicadas a glorificar a Kyllia I. La
explotación no solo era física, sino también cultural; Los conquistadores intentaban imponer su lengua y costumbres, erosionando las identidades de los pueblos sometidos.
A pesar de esto, los dominitianos y tihuahenses mantenían viva su herencia en secreto. Realizaban
rituales y ceremonias en lugares ocultos, pasaban sus historias y tradiciones a las nuevas
generaciones, y se encontraban fuerza en su identidad colectiva.
Capítulo 32: La Traición Descubierta
Un día fatídico, un soldado oftalmolecusano descubrió una reunión secreta de la resistencia. La
noticia llegó rápidamente a los altos mandos, y una operación militar fue lanzada para capturar a los líderes rebeldes. Sir Alaric Stormwind, Mytravael y Zulikiga fueron apresados y llevados ante el
tribunal virreinal.
Capítulo 33: La Ejecución de los Héroes
Ante una multitud obligada a asistir, los tres líderes fueron ejecutados públicamente. Sus muertes
fueron un intento de aplastar la esperanza y la resistencia de los pueblos sometidos. Sin embargo,
en lugar de someterse, la brutalidad del acto aumentó aún más la determinación en los corazones
de los sobrevivientes.
Capítulo 33.5: La última mirada En la fría mañana, una multitud se reunió en la plaza mayor, susurros de anticipación recorriendo el aire helado. Tres figuras fueron llevadas al centro, cada una con la cabeza en alto a pesar de la adversidad. Mytravael, con su mirada resuelta, Zulikiga, con una serenidad que desafiaba el miedo, y Sir Alaric Stormwind, con un semblante de dignidad inquebrantable.
Los soldados oftalmolecusanos los empujaron hacia tres robustos patíbulos, donde bancas aguardaban, siniestras en su simplicidad. Sin ceremonia, les arrancaron sus coronas y amuletos, símbolos de su poder y legado, y los arrojaron al suelo. El sonido metálico resonó en la quietud de la mañana, un eco de la caída de su antigua gloria.
Ataron cuerdas alrededor de sus cuellos, el roce áspero del cáñamo contrastando con la suavidad de sus pieles. Las bancas bajo sus pies temblaron mientras los soldados ajustaban los nudos, asegurándose de que cada soga estuviera lista para cumplir su macabro propósito.
Mytravael intercambió una última mirada con Zulikiga. No había palabras necesarias; su conexión trascendía el lenguaje. Sir Alaric Stormwind, con la mirada fija en el horizonte, parecía encontrar consuelo en algún pensamiento distante, quizás un recuerdo de tiempos más honorables.
Con un grito de mando, los soldados patearon las bancas. El vacío se tragó sus cuerpos, y las sogas se tensaron con un chasquido seco. La multitud contuvo el aliento mientras las figuras se agitaban brevemente, la vida luchando contra la inexorable fuerza de la gravedad.
Los objetos en el suelo: la corona de Mytravael, la corona y el amuleto de Zulikiga, y el gorro de Sir Alaric, yacían abandonados, testigos silenciosos de un fin injusto. Poco a poco, los movimientos cesaron, y el silencio sepulcral se instaló sobre la plaza.
El soldado oftalmolecusano que supervisaba la ejecución dio un paso atrás, su rostro imperturbable. La multitud comenzó a dispersarse, llevando consigo la imagen de los tres mártires, sus líderes caídos, cuyas muertes sólo alimentarían el fuego de la resistencia que ardía en sus corazones.
En ese momento, aunque la derrota parecía completa, una semilla de esperanza se plantaba en el suelo empapado de tristeza. La lucha no había terminado, y los nombres de Mytravael, Zulikiga y Sir Alaric Stormwind resonarían como un grito de libertad a través de las generaciones.
Capítulo 34: La aniquilación y el mestizaje forzado
Tras la ejecución, el Virreinato intensificó su campaña de represión. Cazaron a cada dominitiano y
tihuahense que pudieron encontrar. Las aldeas fueron arrasadas y las culturas casi destruidas. Al
mismo tiempo, muchos conquistadores se aprovecharon de las mujeres locales, engendrando una
nueva generación de mestizos.
El mestizaje forzado fue otra herramienta de dominación, borrando gradualmente las líneas entre los pueblos conquistados y los conquistadores. Sin embargo, en lo más profundo de las selvas, algunos aún mantenían viva la llama de su herencia.
Capítulo 35: El Último de los Dominitianos
A pesar de los esfuerzos del Virreinato, una familia de sangre pura logró sobrevivir en secreto.
Protegidos y escondidos por aliados y simpatizantes, la familia de un niño llamado Lytra fue la
última esperanza del linaje dominitiano. Lytra creció escuchando las historias de su gente, jurando
un día restaurar el honor y la gloria de su pueblo.
Así, mientras el Virreinato de Oftalmolecusamp celebraba su aparente victoria, en lo más recóndito
de sus dominios, la semilla de la resistencia seguía viva, esperando el momento adecuado para
florecer nuevamente.
Capítulo 36: El Resurgir de la Esperanza
En el oscuro período de esclavitud bajo el yugo del Virreinato de Oftalmolecusamp, surgió un rayo de esperanza en la figura de un joven guerrero tihuanés llamado Sipyniat. Este valiente joven, adornado con una armadura de oro y un casco distintivo con inscripciones sagradas, se convertiría en un símbolo de la resistencia y la lucha por la libertad.
Capítulo 37: El Guerrero Dorado
Sipyniat, conocido por su destreza y coraje, vestía una armadura dorada que reflejaba su estatus y la esperanza de su pueblo. Su casco, único en su diseño, llevaba inscritas las palabras "libertad, por
siempre libertad", un mantra que lo guiaba en cada batalla. El casco no solo lo protegía, sino que
también servía como arma, con un arco que podía usar como hacha en combates cuerpo a cuerpo.
Portaba también un collar con la imagen de su dios, Atalcóhat, que le otorgaba fuerza y
determinación. Este collar era más que una simple joya; era un símbolo de su fe y su vínculo con sus
ancestros, quienes lucharon valientemente antes de la conquista.
Capítulo 38: La Batalla por la Independencia
En la década de la lucha por la independencia, Sipyniat lideró numerosas incursiones contra las
fuerzas oftalmolecusanas. Con su casco-hacha, embestía a los soldados enemigos con una
ferocidad imparable, inspirando a sus compañeros a seguir luchando a pesar de las adversidades.
Sus habilidades en combate y su carisma lo convirtieron en una figura legendaria entre los rebeldes.
Cada victoria, aunque pequeña, alimentaba la esperanza de un futuro libre. Los cantos y relatos de
sus hazañas se propagan entre los esclavos, encendiendo el espíritu de resistencia en los
corazones de todos.
Capítulo 39: El Símbolo de la Resistencia
A medida que la fama de Sipyniat crecía, se convirtió en un símbolo de la resistencia tihuanesa y
dominitiana. Los pueblos oprimidos se encontraban en él una razón para no rendirse. La imagen del guerrero dorado con su casco inscrito y su collar de Atalcóhat era un recordatorio constante de que la libertad era posible.
Su liderazgo unió a los diferentes grupos de resistencia en una causa común. Los rebeldes, ahora
mejores organizados y motivados, comenzaron a lanzar ataques más coordinados y efectivos contra las fuerzas del Virreinato. El equilibrio de poder comenzó a cambiar lentamente, y la esperanza de la independencia se hacía cada vez más tangible.
Capítulo 40: La Traición y la Captura
Sin embargo, la lucha por la libertad siempre trae consigo grandes sacrificios. En una emboscada
traicionera, Sipyniat fue capturado por las fuerzas del Virreinato. La noticia de su captura cayó como un jarro de agua fría sobre los rebeldes. Pero en lugar de rendirse, su captura intensificó su
determinación de luchar hasta el final.
Los líderes rebeldes decidieron continuar con la lucha, llevando a cabo una audaz operación de
rescate. Aunque la misión tuvo éxito en liberar a muchos prisioneros, Sipyniat permaneció en
cautiverio. A pesar de los brutales interrogatorios y torturas, nunca reveló información que pudiera
perjudicar a la resistencia.
Capítulo 41: El Legado de Sipyniat
Aunque Sipyniat no vivió para ver la liberación de su pueblo, su legado perduró. Sus acciones y su
valentía inspiraron a futuras generaciones de luchadores por la libertad. La historia de Sipyniat se
transmitió de boca en boca, y su espíritu indomable se convirtió en el estandarte de la lucha por la
independencia.
Setenta años después, cuando Skavila, el último de los dominitianos de sangre pura, comenzó a
reclamar el legado de su pueblo, fue el ejemplo de héroes como Sipyniat lo que lo guió. La lucha por la libertad y la justicia nunca muere, y mientras haya quienes recuerden y honren a los héroes del pasado, siempre habrá esperanza para el futuro.
Capítulo 41.4: El Periodo de Lucha
Las campañas para liberar a los pueblos oprimidos de Dominitia y Tihuán continuaron, llenas de
sacrificios y heroísmo. Sipyniat, el joven guerrero tihuanés, lideraba a sus compatriotas con una
determinación feroz, dispuesto a enfrentar cualquier adversidad para lograr la libertad de su pueblo.
Capítulo 41.5: El Encuentro Inesperado
Durante su período de lucha por la independencia, Sipyniat conoció a un amigo inseparable,
Frajesmate de Tzia. Frajesmate era un soldado oftalmolecusano que, al darse cuenta de las
injusticias cometidas por su propio pueblo, decidió rebelarse contra los suyos y apoyar a los
indígenas. Era una tarde, volviendo de una batalla, cuando Sipyniat resbaló en un charco y cayó. Es
En ese momento apareció Frajesmate.
Aunque hablaban diferentes idiomas, el gesto de extender la mano era suficiente para que Sipyniat
comprendiera que Frajesmate no era malo. A partir de ese día, los dos hombres forjaron una amistad basada en la confianza y el respeto mutuo. Frajesmate se convirtió en un valioso aliado para los rebeldes, utilizando su conocimiento de las tácticas oftalmolecusanas para ayudar a los indígenas a planificar sus ataques y defensas.
En ese tiempo, los Dominitianos comenzaron a aprender el dialecto oftalmolecusano, lo que facilitó la comunicación y coordinación entre los rebeldes y sus nuevos aliados. Posteriormente, también
dominaron el lenguaje de manos, que era muy complejo y utilizado para transmitir mensajes en
secreto durante las batallas y misiones estratégicas.
Capítulo 42: La Última Resistencia
Pero la lucha por la libertad estaba lejos de terminar. Las fuerzas oftalmolecusanas, bajo el mando
de Kyllia I, seguían intentando aplastar cualquier resistencia. A pesar de las crecientes dificultades,
Sipyniat y sus aliados no se rindieron. La resistencia indígena se volvió cada vez más desesperada,
pero también más decidida.
En una batalla crucial, Sipyniat lideró a sus guerreros contra un contingente oftalmolecusano que
intentaba ocupar un territorio estratégico. Gracias a la ayuda de Frajesmate, conocí bien las
debilidades de sus enemigos y lograron infligirles una dura derrota. Sin embargo, la victoria tuvo un
costo elevado, con muchas bajas entre los indígenas y la resistencia debilitada.
Capítulo 43: El Sacrificio de Frajesmate
Pasaron años de continua resistencia. Después de lo que se conoce como la última gran resistencia,
la situación se volvió aún más precaria. Un día, Frajesmate fue encontrado y capturado por las
fuerzas oftalmolecusanas. Fue sentenciado a ser decapitado con una espada, pero en el día de su
ejecución, utilizando un movimiento aprendido de los dominitianos, logró liberarse y escapar.
Un soldado general lo persiguió sin descanso, y finalmente lo acorraló en un morro. Frajesmate, con la bandera dominitiana en sus manos, sabía que no podía permitir que cayera en manos enemigas.
Con un acto de valentía, lanzó la bandera al mar para que no fuera capturada. Estaba a punto de
saltar al vacío cuando su enemigo lanzó su espada, atravesando el corazón de Frajesmate.
Frajesmate oft Tzia cayó al agua, muerto, pero su sacrificio no fue en vano. Se convirtió en un héroe
para los dominitianos y tihuahneses, su nombre grabado con honor y reverencia. Su valentía y
La lealtad demostraron que la lucha por la libertad, aunque llena de sacrificios, no sería olvidada.
Capítulo 44: El Milagro de Kæyrimœya
Años después de la muerte de Frajesmate, ocurrió un evento que cambió el curso de la resistencia
indígena. En un convento donde se albergaban a niños indígenas, las fuerzas oftalmolecusanas
tomaron el control, buscando erradicar cualquier vestigio de la cultura y la fe indígena. Sin embargo, en el momento más oscuro, ocurrió un milagro.
Se dice que la diosa Kraba apareció en el convento, emanando una luz brillante que cegó a los
invasores. Junto a ella, el dios Atalcóhat emergió, imponente y majestuoso. La aparición de los
dioses ahuyentó a muchos de los soldados oftalmolecusanos, llenándolos de terror. Aquellos que
quedaron, al presenciar la magnificencia de los dioses, cayeron de rodillas, arrepentidos y
conmocionados.
Uno de estos soldados, llamado Ulibreka, tuvo una revelación en ese momento. Inspirado por la
presencia divina, renunció a su lealtad a Oftalmolecusamp y decidió apoyar a los indígenas. Ulibreka se convirtió en un profeta, proclamando mensajes de esperanza y resistencia. Su profecía más impactante fue la que predijo:
"Muchas décadas después, un niño caerá del cielo, luchará, él hará que el águila caiga y entonces seremos libres."
La mención del "águila" fue entendida por todos como una referencia a Oftalmolecusamp, cuyo
escudo llevaba la imagen de un águila. Esta profecía renovó la esperanza entre los indígenas,
quienes comenzaron a creer que, a pesar de las adversidades, la libertad estaba en su destino.
Capítulo 45: El Último Sacrificio de Ulibreka
Con el paso de los años, Ulibreka se había convertido en una figura venerada y temida por igual. Sus profecías inspiraban a los oprimidos y perturbaban a los opresores. Sin embargo, su resistencia llegó a un trágico final cuando fue capturado durante una de sus predicaciones. Los soldados
oftalmolecusanos, bajo las órdenes del despiadado general Sherobok, lo sentenciaron a una muerte
particularmente cruel, destinada a infundir terror en los corazones de los rebeldes.
Ulibreka, anciano y debilitado, fue llevado al lugar de su ejecución. Mientras era arrastrado hacia su
destino, gritó su última profecía con una voz llena de convicción:
"¡Justo 3 segundos después de mi encuentro con Kraba y Atalcóhat, el vil de viles morirá!"
El "vil de viles" era una referencia clara al general Sherobok, uno de los hombres más temidos y
odiados por su crueldad implacable.
El método de ejecución elegido para Ulibreka era extremadamente doloroso y humillante. Fue
clavado a un tablón con sus manos estiradas sobre su cabeza, y sus pies, elevados en forma de
sentadilla, fueron fijados por los tobillos a cada lado del madero vertical. La madera estaba cubierta
de espinas que desgarraban su espalda, y la postura forzaba su cuerpo a una posición en la que
eventualmente moriría de asfixia.
A pesar del terror que sintió, Ulibreka mantuvo su dignidad y su fe hasta el final. Cuando exhaló su
último aliento, se cumplirían exactamente tres segundos antes de que un disparo resonara en el
aire. Sherobok, quien observaba la ejecución con satisfacción, recibió un disparo en la cabeza. El
autor del disparo fue Sipyniat, quien, con una precisión mortal, cumplió la última profecía de Ulibreka.
Sipyniat, sabiendo que había realizado un acto de justicia, huyó rápidamente del lugar,
desapareciendo en la selva. La muerte de Sherobok, justo como Ulibreka había predicho, se
convirtió en un símbolo poderoso de que incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la
justicia podían prevalecer.
Capítulo 46: El Milagro del Trueno
La ejecución de Ulibreka y la muerte del general Sherobok a manos de Sipyniat se convirtieron en
una leyenda entre los pueblos oprimidos. Sin embargo, la historia no terminó ahí. Lo que sucedió a
continuación se vio un milagro, reforzando aún más la creencia en las profecías de Ulibreka y
la protección de los dioses.
Tras el disparo que acabó con la vida de Sherobok, el cielo, que hasta ese momento había estado
despejado, comenzó a oscurecerse rápidamente. Nubes negras y pesadas se arremolinaron sobre el
lugar de la ejecución. Los presentes, tanto opresores como oprimidos, miraron al cielo con temor y
asombro. El ambiente estaba cargado de una energía palpable, y todos sintieron que algo
trascendental estaba a punto de suceder.
De repente, un estruendoso trueno rompió el silencio, seguido de un relámpago que iluminó el cielo.
El relámpago cayó directamente sobre el madero en el que Ulibreka había sido ejecutado. El impacto fue tan poderoso que el madero se partió y comenzó a arder con un fuego intenso y purificador. Los espectadores retrocedieron, cubriéndose los ojos ante el brillo cegador.
Cuando el resplandor finalmente se desvaneció y el humo se disipó, el cuerpo de Ulibreka había
desaparecido. No quedaba rastro de él, sólo cenizas esparcidas por el viento. Este acontecimiento
fue interpretado como una señal divina: los dioses habían tomado el cuerpo de Ulibreka,
desintegrándolo y llevándolo a un lugar sagrado donde descansaría en paz.
La noticia del milagro se expandió rápidamente por el virreinato de Oftalmolecusamp y más allá. Para los dominitianos, tihuahenses y otros pueblos oprimidos, esto fue un claro mensaje de que los dioses estaban de su lado. La fe en Atalcóhat y Kraba se reforzó, y el sacrificio de Ulibreka se convirtió en un símbolo eterno de esperanza y resistencia.
El legado de Ulibreka, ahora envuelto en mito y leyenda, continuó inspirando a las generaciones
futuras. La profecía sobre el niño que caería del cielo y liberaría a su pueblo se convirtió en una
esperanza viva, alimentando el espíritu de lucha y la unidad entre los oprimidos.
Capítulo 47: El Último Héroe
La ejecución de Ulibreka había sido un golpe devastador para los pueblos oprimidos, pero el
sacrificio de Sipyniat estaba destinado a ser igualmente significativo en la historia de la resistencia.
Tras el asesinato de Sherobok, Sipyniat se convirtió en un objetivo prioritario para las autoridades
oftalmolecusanas. La caza fue implacable, y finalmente, después de varios meses de persecución, fue capturada.
El día de su ejecución, la Plaza Mayor estaba abarrotada. Los opresores habían organizado el
evento como una demostración de poder, con la esperanza de quebrantar el espíritu de resistencia.
Sipyniat fue llevado al centro de la plaza, despojado de todas sus vestiduras salvo su falda de oro,
un símbolo de su linaje y valentía.
Lo ataron a cuatro criaturas poderosas, una a cada extremidad, con la intención de descuartizarlo
vivo. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, no lograron su propósito. Las criaturas tiraron y tiraron,
pero el cuerpo de Sipyniat, tenso y resistente, no pasó. Frustrados, los verdugos recurrieron a un
método más brutal. Con su cuerpo aún sujeto por las cuerdas, uno de los soldados avanzó y le
apuñaló en el estómago. La sangre comenzó a fluir, y Sipyniat, desangrándose lentamente, cayó al
suelo.
Antes de morir, Sipyniat pronunció unas palabras que solo unos pocos escucharon: "¿Frajesmate, no habías muerto?". Aquellos que estaban lo suficientemente cerca para oír quedaron desconcertados.
No había nadie visible junto a él, además, Sipyniat miraba a la nada, pero se dice que Sipyniat vio a su amigo inseparable, Frajesmate
oft Tzia, quien había fallecido años antes. Muchos creyeron que el espíritu de Frajesmate había
venido a recibir a su mejor amigo, una señal de que la amistad y la lealtad trascendían incluso la
muerte. La noticia de las últimas palabras de Sipyniat se extendió rápidamente, y aunque su muerte fue un duro golpe, también se convirtió en un símbolo de la resistencia inquebrantable y la camaradería.
Los pueblos oprimidos continuaron luchando, inspirados por la valentía y el sacrificio de sus héroes
caídos.
Capítulo 48: La Tragedia de Skavila
Muchas décadas después de la valiente resistencia de Sipyniat y Frajesmate, un niño llamado
Skavila, descendiente de Lytra que era de sangre pura dominitiana junto con sus padres, se encontró en medio de la oscuridad y crueldad de los oftalmolecusanos. Un día, Skavila se
aventuró cerca de un "campo de corrección", un eufemismo que los oftalmolecusanos usaban para
ocultar las torturas y abusos que infligían a los prisioneros. Mientras exploraba, fue descubierto por
unos soldados. En un instante de terror, echó a correr, tratando de escapar de sus perseguidores.
Sin saberlo, Skavila los había guiado al último bastión de los dominitianos, el mismo lugar donde
Mytravael y Zulikiga dieron su última charla antes de su captura. Desesperado y sin aliento, Skavila
llegó a su hogar y se lanzó a los brazos de sus padres, llorando de miedo. Sin embargo, sus lágrimas y abrazos no pudieron detener lo inevitable.
De repente, se escucharon gritos desde afuera. Los soldados irrumpieron en la casa, y antes de que
Skavila pudiera entender lo que estaba pasando, agarraron a sus padres. Con una brutalidad
despiadada, los soldados degollaron a ambos frente a él con una hoz. Skavila quedó paralizado por
el horror, incapaz de procesar la tragedia que se desplegaba ante sus ojos.
"¡Corre y no mires atrás!" fueron las últimas palabras que sus padres lograron decirle. Obedeciendo
con un corazón destrozado, Skavila corrió tan rápido como pudo. Solo cuando estuvo
lo suficientemente lejos, se permitió mirar hacia atrás. Lo que vio fue la destrucción total de su hogar, incendiado por los soldados de Oftalmolecusamp. El fuego devoraba todo lo que había conocido y amado.
El pequeño Skavila quedó solo, con el peso de una tragedia inmensa sobre sus hombros. Sin embargo, la chispa de la esperanza y la semilla de la resistencia no pudieron ser apagadas por el fuego ni por la crueldad. Skavila juró vengar a sus padres y liberar a su gente de la opresión oftalmolecusana. Sabía que su destino estaba ligado al legado de los héroes que habían luchado antes que él, y estaba decidido a cumplir con la profecía que Ulibreka había proclamado muchos años atrás.
Capítulo 49: Encuentro en el Bosque
Cuando Skavila creció y se convirtió en un joven, la vida bajo la opresión oftalmolecusana había moldeado su carácter y determinación. A pesar de las constantes amenazas y peligros, nunca dejó de explorar los alrededores de su hogar en busca de cualquier cosa que pudiera ayudar en la lucha por la libertad.
Un día, mientras se adentraba en el bosque, sus pasos lo llevaron a un claro oscuro y sombrío. El
aire se volvió frío y pesado, y Skavila sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que había
criaturas en el bosque, seres oscuros y misteriosos que pocos habían visto de cerca. Sin embargo, lo
que encontré ese día era diferente a cualquier otra cosa que hubiera imaginado.
Ante sus ojos, un conjunto de criaturas negras, de formas etéreas y ojos brillantes, se movían en un
círculo. En el centro de ese círculo, había algo que nunca esperó ver: un niño pequeño, que parecía
tener menos de tres años. El niño estaba sorprendentemente tranquilo, observando a las criaturas
con una curiosidad inocente.
Skavila se detuvo en seco, ocultándose tras unos arbustos. Sabía que las criaturas podían ser
peligrosas, pero la presencia del niño lo llenó de preocupación. Observó en silencio, sin saber qué
hacer, temiendo tanto por la seguridad del niño como por la suya propia. Las criaturas parecían estar realizando algún tipo de ritual o ceremonia, sus movimientos eran hipnóticos y rítmicos.
El corazón de Skavila latía con fuerza mientras contemplaba la escena. Quería intervenir, rescatar al
niño de lo que parecía ser una situación peligrosa, pero también sabía que cualquier movimiento en falso podría atraer la ira de las criaturas hacia él.
De repente, una de las criaturas, que medía alrededor de cinco metros, giró su enorme cabeza y
miró directamente a Skavila. Era Terramat, un ser antiguo y poderoso cuyo nombre había sido
susurrado en leyendas y cuentos de miedo. Sin embargo, en lugar de mostrar hostilidad, Terramat
hizo un gesto indicando a Skavila que se acercara.
Con cautela, Skavila salió de su escondite y caminó hacia el círculo. Los otros seres se apartaron
para dejarle paso, sus ojos brillando con una luz misteriosa. Cuando llegó al centro, Terramat habló
en un tono grave y resonante, aunque las palabras parecían surgir directamente en la mente de
Skavila.
—No temas, joven humano. Este niño ha sido cuidado por nosotros durante dos
años —dijo Terramat, señalando al niño—. No tiene nombre, pero su destino está entre los tuyos.
Skavila, aunque sorprendido y asustado, se armó de valor para hablar.
—¿Por qué está aquí? —preguntó.
Terramat inclinó su gigantesca cabeza, sus ojos brillando con una sabiduría antigua.
—Este niño cayó del cielo, pero su hogar no está aquí, es un niño de grandes promesas. Pero si se queda aquí, lo encontrarán y lo matarán, ahora te
corresponde a ti cuidarlo y guiarlo.
Skavila miró al niño y sintió una conexión inmediata. Decidió llamarlo Frajesmate, en honor al héroe
de su pueblo, Frajesmate Oft Tzia, que había luchado por la libertad junto a Sipyniat.
Las criaturas se despidieron de Skavila y del niño con una ceremonia sencilla pero significativa.
Formaron un círculo alrededor de ellos y entonaron un canto profundo y armonioso. La energía que
emitían llenó el claro con una sensación de paz y solemnidad. Luego, uno por uno, las criaturas se
desvanecieron lentamente en la oscuridad del bosque, dejando a Skavila solo con el niño en sus
brazos.
Con Frajesmate en brazos, Skavila regresó a su aldea, sabiendo que su vida y la del niño estaban
ahora entrelazadas en un destino que aún no comprendía por completo. El encuentro en el bosque
marcó el inicio de una nueva etapa en su lucha por la libertad y en su camino hacia la redención y la esperanza para su pueblo. Pero un día, Skavila recordó una de las profecías de Ulibreka "Muchas décadas después, un niño caerá del cielo, luchará, él hará que el águila caiga y entonces seremos libres." Esto le impactó al recordar que Frajesmate cayó del cielo.