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Chapter 3 - Prefacio

Takeshi no sabía lo que era tocar fondo totalmente, hasta que tuvo que abandonar la ilusión de vivir tranquilo su adolescencia.

No sabía cuánto podía llegar a doler la pérdida de alguien, ni el miedo de que todo acabara en el olvido en el menor tiempo... Aunque ya no existiera éste.

Mucho menos, sabía lo que era tocar fondo y tener que levantarse para defender a toda una ciudad.

Todo lo tuvo que aprender a las malas.

Oscuro, frío y cálido, no recordaba cuándo fue la última vez que pudo descansar bien, o si siquiera lo seguía haciendo, o si su horario se había deshabilitado de lo peor... ¿Cuándo fue? ¿Hace cuánto? ¿Era de día? ¿Era de noche? No lo sabía, el tiempo ya no era una cosa allí: el Tiempo de los Temores había arrasado con toda la vitalidad que le quedaba a la humanidad... La poca que le quedaba en su opinión, eso fue lo que los arrastró allí en primer lugar.

Nunca antes había sentido su cuerpo tan pesado y dolido como en ese instante, podría asegurar que una luna le había caído encima y aplastaba sus costillas aunque no tuviese nada sobre él. Abrió un poco los ojos y solo vio un punto de luz, a medida que su vista iba mejorando podía distinguir el fuego que iluminaba la calle en escombros.

Fuego puro y danzante que él mismo creo. «¿Cómo?», se preguntó hasta que recuperó su consciencia.

Ese fuego, su fuego, era la única luz allí, entre toda la frialdad y oscuridad, era lo único que servía de lumbre.

También habían rasgos de escarcha combinada y brillante.

Hizo el intento de levantarse pues la lucha en la que estaba aún no terminaba, pero solo cayó contra el pavimento otra vez, ¿en que momento había llegado allí?

¿Cuándo su mundo se había derrumbado tan rápido?

«El tiempo ya no es algo, Takeshi», se dijo.

Se tomó otro rato para cerrar los ojos y suspirar. Incluso respirar le dolía y temía que algo en su cuerpo se hubiera herido aparte de unos cuantos huesos, ya solo esperaba lo que recibió como "regalo" le estuviese ayudando desde ya. Hizo el esfuerzo de no mostrarse vencido y volver a levantarse cuando escuchó los sonidos guturales, repugnantes, y los quejidos de los criaturas sombrías escurridizas que empezaban a acercarse, las sentía, aunque estuvieran en la total oscuridad las sentía llegar.

Si no se levantaba, sería su cena.

Abrió los ojos y alzó poco a poco la cabeza, su vista se recuperó al instante en que distinguió el cuerpo de una joven de cabello blanco cerca de él, respiraba dolida y sus gemidos eran prueba de ello, también estaba golpeada, llena de rasguños y con la frente sangrando. La poca armadura que ambos llevaban a penas les sirvió

de mucho.

«¿Cuándo...?»

¿Cuándo fue que la arrastró a su lucha?

¿Hace cuánto estaban así?

Se reincorporó nuevamente y se fue acercando para moverla y darle fuerzas, debía defenderla, no podía dejar que le hicieran daño también.

—P-princesa...

Ella solo apretó los ojos y los dientes por el dolor, su cara estaba llena de arañazos y polvo.

Takeshi se puso a la defensiva cuando los escombros en una esquina cercana a donde estaban salieron derribándose, justo cuando las criaturas sombrías llegaban también. Del lugar donde estaba el derrumbe empezó a acercarse un hombre alto de cabello negro, cojeando, su piernas seguro se había herido, apretaba las manos tronando sus dedos y luego las

relajaba, éstas también sangraban. Cuando éste estuvo más cerca pudo distinguir su rostro, igual de molesto e irritado que el de él al verse.

¿Cuándo fue que la vida de todos había pasado a estar en los conflictos de ellos?

Ambos tenían la mente fría al reencontrarse, Takeshi no mostró miedo cuando otro dúo de sombras deformes llegaron a los lados de Kane, pero su firmeza se derrumbó cuando el otro abrió su levita oscura y sacó la gema violeta brillante que tenía oculta, y la apretó en su mano con fuerza.

—Ahora sí —habló Kane, agotado y hastiado—. Ya no más juegos, niño.

Y con fuerza, hizo su mano en puño haciendo pedazos la piedra preciosa que le causaba molestia.

Takeshi sintió que su estómago se revolvió y su cuerpo temblaba, ¿cuándo fue que lo supo?

«El tiempo ya no es algo», se repitió, y aun así se lo seguía preguntando.

¿Cuándo empezó todo este conflicto entre los Clanes Defensores?

Clan Senshi del Fuego.

Clan Hogo-sa de la Nieve.

¿Por qué llegó a esto?

«—Todo empezó hace varios siglos, Takeshi, o desde el inicio cuando la humanidad empezó a temerle a la oscuridad, como cuando eras bebé, ¿te acuerdas?», le habría respondido su madre.

Y aunque ella se lo hubiese dicho, no le daría una respuesta clara, pues era lo mismo que todo el mundo sabía: era la misma realidad que todos vivían y desde pequeños a los defensores se les explicaba.

Claro que recordaba cuando su madre le contaba la historia de los Clanes Defensores...

«—Escucha, Takeshi, nosotros somos del Clan Senshi, dejame explicarte bien...

Sin siquiera cumplir los siete años, se sentó en las piernas de su madre, sonriente, luego de hacer su primera bola de fuego estable.

Y así, atento escuchó:

"Cuando las sombras emergieron a la superficie y empezaron a consumir a las personas por su negatividad, el Sol y la Luna escogieron a su defensores para aplacar la oscuridad.

Los del Clan Senshi, somos guerreros del día. Influenciados por el Sol. Poseemos el poder de controlar las llamas del fuego y, considerando 'transformación', los ojos se tornan de un verde esmeralda como símbolo de la esperanza.

Los del Clan Hogo-sa, por otra parte, son guardianes de la noche. Influenciados por la Luna. En su transformación, sus iris se tornan en azul cielo y su cabello pasa a blanco con ligeras tonalidades de un color que los represente a cada uno, son símbolo de la calma y confianza, no importa si muchos no lo ven así; ellos crean plataformas con el símbolo de la Luna para caminar por los aires. Su poder es de controlar la nieve, el hielo y la escarcha.

Ambos Clanes Defensores, con el deber de luchar y hacer desaparecer a las Kages con su poder y su luz, para evitar que más víctimas inocentes sean manipuladas y controladas por estos seres sombríos para traer el Tiempo Kyōfu, un tiempo de total oscuridad.

¿Recuerdas a las Kages?

¿Las reconoces?

Claro, están en todas partes.

Pero… la nieve, aunque podía verse como un poder maravilloso y majestuoso, también puede convertirse en su peor pesadilla: si un guardián no controla las emociones negativas como el odio, la ira y el deseo de venganza, a un nivel profundo, llegan a convertirse en Akumu: Un ser lleno de maldad y aliado de las Kages. Su cabello en vez de tornarse blanco pasa a negro y sus ojos en lugar de azules eran rojos, controlando así una nieve y escarcha oscura. Claro, no es común verlos a diario.

Senshi y Hogo-sa. Guerreros y guardianes mantenían el equilibrio en la vida. Así es como desde un principio nuestros ancestros luchaban contra las Kages, como defensores.

¿De eso te acuerdas, eh?

¿Te acuerdas?

No, claro que no te acuerdas...

Es triste, ¿sabes?, que eso haya acabado en el menor tiempo posible.

Una vez los guardianes del Clan Hogo-sa, no se controlaron y ese suceso provocó una reacción en cadena que podría definirse como una epidemia, una epidemia que afectó a más de la mitad del clan convirtiéndolos en Akumus. Los guerreros, al ver su cambio quisieron solucionarlo por las buenas, pero a pesar de eso, se cuenta que no les quedó opción y tuvieron que desatar una guerra que duró varios años, y que al final, lograron ganar por el bien de todos.

La mayoría del Clan Hogo-sa de las regiones conocidas perdió una parte de sus guardianes, mientras que los que ya no formaban parte por regla general no recordaban el porqué de lo que pasó. Los del Clan Senshi, desde ese entonces, son los únicos que suelen ser respetados por los demás, mientras que los guardianes solo son menospreciados, a veces incluso se ocultan de su existencia...".

Si los hubieras visto... Si los hubieras visto sufrir a todos...

Pero claro, tú no te acuerdas

Aclaratoria:

"Akumu" significa "pesadilla" en japonés (no, no es "akuma").