Oreki caminaba hacia el gimnasio, apretándose su flequillo mientras pensaba en la información que había obtenido y cómo usarla antes de que otras personas llegaran a la misma conclusión. En ese momento, se le ocurrió una idea, pero necesitaría a otras personas para llevarla a cabo. Personalmente, ya consideraba molesto tomarse tantas molestias, así que decidió dejarlo de lado por unos días.
Al entrar al gimnasio, vio a todas las clases en filas y notó la diferencia entre las clases A y B, que estaban esperando en una fila ordenada y prestando atención al escenario que se encontraba frente a ellos. A diferencia de las clases C y D, que estaban desorganizadas, haciendo mucho ruido y con algunos alumnos ausentes. Ahí se dio cuenta de la diferencia entre las clases y también vio quién iba a ser su próximo objetivo. Para no obstaculizar a sus compañeros de clase, no podía hacer un trato con la clase A o C, ya que estaban muy cerca en la clasificación. Por descarte, sería la clase D.
Justo cuando estaba pensando esto, una chica de cabello lila corto, hasta encima de los hombros, con dos orquídeas paralelas, se presentó: "Bienvenidos a la escuela. Me llamo Tachibana Akane, soy la secretaria del consejo estudiantil. Estoy aquí para presentar algunos capitanes de clubes y, al final, el presidente dará unas palabras."
Con eso, se presentaron varios capitanes de baloncesto, fútbol, ceremonia del té, literatura, entre otros. Oreki no estaba interesado, así que se fue rápidamente a la habitación que le habían asignado, la habitación 407.
La habitación era simple pero funcional, con una cama, un escritorio y una pequeña ventana que dejaba entrar la luz de la tarde. Dejó su bolsa y se sentó en el borde de la cama, contemplando su próximo movimiento. La información que había reunido era valiosa, pero necesitaba ser estratégico sobre cómo usarla. Sabía que involucrar a otros podía complicar las cosas, pero también reconocía que no podía hacer todo solo. Por ahora, esperaría y observaría, esperando el momento adecuado para actuar.
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Tirado en su cama, Oreki navegaba por las aplicaciones en su dispositivo, recordando lo que su profesora había dicho sobre su funcionalidad. Había muchas aplicaciones generales, pero una en particular llamó su atención: un foro anónimo. Intrigado, decidió explorar un poco más.
Al entrar en el foro, se dio cuenta de que era un espacio donde los usuarios podían publicar sin revelar su identidad. La mayoría de las publicaciones consistían en insultos o críticas hacia otros alumnos, lo que no le interesó mucho. Sin embargo, al seguir navegando, encontró algunas publicaciones que pedían información sobre ciertas personas y ofrecían pagos a cambio de datos útiles. Esto despertó su curiosidad, pero decidió no darle demasiada importancia en ese momento.
Ya cansado y consciente de que al día siguiente tendría su primera clase, Oreki decidió que lo mejor sería ahorrar energía. Apagó el dispositivo y se acomodó en la cama, permitiendo que el cansancio lo envolviera. Mientras se deslizaba hacia el sueño, su mente seguía reflexionando sobre las oportunidades y los desafíos que se presentarían en la Academia. Con una última mirada a la habitación, se dejó llevar por el sueño, preparándose mentalmente para lo que el nuevo día pudiera traer.
A la mañana siguiente, el sol se filtraba a través de la pequeña ventana de su habitación, iluminando suavemente el espacio. Oreki se despertó sintiéndose más descansado y listo para enfrentar su primer día de clases. Sabía que tendría que ser estratégico y cuidadoso con la información que había obtenido y con las decisiones que tomaría. Con determinación, se levantó, se preparó rápidamente y se dirigió hacia el aula, listo para enfrentar los desafíos que se le presentaran y para aprovechar las oportunidades que encontraría en su camino.
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Mientras se dirigía al aula, el viaje de Oreki fue pacífico. No se cruzó con nadie conocido, lo cual era comprensible ya que era su segundo día en la escuela. Solo había hablado con dos personas: su profesora y un estudiante de otra clase. Para él, este tipo de viaje era perfecto. Sin embargo, había una cosa que le molestaba: su mochila pesada. La sentía como una lámpara que le drenaba hasta la última gota de energía. Sabía que si tenía que cargarla durante tres años, sería una tortura peor que la escuela misma.
Al entrar al aula, Oreki se dirigió rápidamente a su escritorio, ubicado en el último puesto a la derecha, pegado a la ventana. Se sentía agradecido por el lugar que le habían asignado. Cuando se sentó en su silla, notó que una chica de pelo corto y azul lo estaba mirando. Simplemente asintió, sin entender del todo la situación. La chica le devolvió el gesto con una sonrisa y se presentó rápidamente:
"Buenos días, soy Kobashi Yume. Parece que vamos a ser vecinos, así que espero que nos llevemos bien."
Oreki respondió con modales: "Hola, Kobashi-san. Soy Oreki Houtarou. Espero que nos llevemos bien."
Luego, Oreki volvió a mirar al frente, esperando que llegara el profesor de matemáticas. Kobashi, viendo que tenían tiempo, quiso entablar una conversación:
"Oreki-san, este... ¿ayer te sentías mal? ¿O qué pasó que te fuiste tan rápido?"
Oreki volteó a verla y respondió: "Mm, sí, me estaba quedando sin energía. Por eso fui rápido a la habitación."
La chica, sorprendida por su respuesta, no sabía si preguntar más, temiendo que Oreki tuviera una enfermedad o algo similar, y no quería ser insensible. Aun así, dijo con preocupación:
"Oreki-san, si necesitas ayuda, puedes contar conmigo. Intentaré ayudar en todo lo posible."
Oreki no le prestó mucha atención y asintió, pero cuando estaba a punto de mirar al frente, se dio cuenta de la oportunidad que le habían dado. Abrió ligeramente los ojos y miró a Kobashi:
"Kobashi-san, ¿puedo pedirte algo?"
Kobashi asintió rápidamente: "Sí, cualquier cosa con la que pueda ayudarte."
"Bueno, quiero usar tu escritorio para guardar mis libros y que tengas mi bolígrafo en tu cartuchera. ¿Puedes hacer eso?"
Kobashi, desconcertada por la petición de Oreki, pensó en lo que había ocurrido el día anterior. Solo habían pasado un rato presentándose y él ya no tenía energía. Ella estaba convencida de que tenía una gran enfermedad y lo miró con ojos lastimeros, asintiendo:
"Por supuesto, y si tienes otras cosas, no dudes en decirlo."
Oreki vio claramente que había un malentendido, pero no quería gastar energía en explicarlo. "Gracias...", murmuró.
Tuvo que apartar su mirada rápidamente, dándose cuenta de que se estaba aprovechando de una buena persona. Pero era eso o sufrir con la mochila todos los días.
En ese momento, entró el profesor de matemáticas. Hoy tendrían matemáticas todo el día, lo cual no era un problema para Oreki, ya que era su materia más fuerte, seguida por química e inglés.
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El tiempo pasó considerablemente rápido hasta la hora del almuerzo. Oreki estaba en una crisis interna, debatiéndose entre ir a comer o dormir una siesta en su escritorio. Sin perder mucho tiempo, se recostó sobre sus brazos y empezó a dormir. Pasaron unos minutos y sintió que alguien le tocaba el hombro. Abrió ligeramente los ojos y no esperaba que quien lo despertara fuera el "arcángel del salón", Ichinose Honami.
Cuando se levantó, la miró y le preguntó: "Ehmm, ¿necesitas algo?"
Algo que le fastidiaba mucho era que lo interrumpieran en su siesta, pero no podía enojarse con otros porque sabía que no debería dormir en clases. Ichinose, por otra parte, lo miraba con ojos lastimeros. Oreki no podía entender por qué lo miraba así. Giró la cabeza y vio a Kobashi al lado de Ichinose, mirándolo con los mismos ojos. Claramente, ella le había dicho algo a Ichinose.
Ichinose, con voz suave, dijo: "Bueno, me preguntaba si te encuentras bien. Por cierto, soy Ichinose Honami."
"Sí, solo estaba un poco cansado. Un gusto, me llamo Oreki Houtarou."
En ese momento, las tripas de Oreki lo traicionaron y emitieron un ruido audible para sus dos compañeras, que estaban al frente de él. Un sonrojo de vergüenza apareció en la cara de Oreki. Ichinose rápidamente retomó la conversación para que no se volviera incómoda:
"Um, estaba pensando en ir a la cafetería a comprar comida. ¿Quisieras unirte a nosotras?"
Oreki, como si se hubiera rendido, dijo: "Claro..."
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Y con eso, los tres se dirigieron a la cafetería de la escuela. En el camino, Ichinose quería entablar una conversación, pero Oreki no estaba muy interesado. Respondía con un breve "sí" o "no", y en algunas ocasiones solo asentía. La mayor parte del camino fue Ichinose y Kobashi hablando de sus cosas, mientras Oreki se sumergía en sus propios pensamientos.
Ichinose y Kobashi charlaban animadamente sobre temas triviales: las mejores cafeterías en la ciudad, las películas que les gustaban, y las materias que más disfrutaban. Oreki, por su parte, trataba de mantener la mente en blanco para ahorrar la mayor cantidad de energía posible. En un momento, Ichinose preguntó:
"Oreki-kun, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?"
Oreki, sacudiéndose un poco su somnolencia, respondió: "Dormir..."
Las chicas rieron, pensando que era una broma, pero Oreki hablaba completamente en serio. Al llegar a la cafetería, Oreki dejó que Ichinose y Kobashi se encargaran de pedir la comida. Él se quedó detrás, intentando encontrar un lugar donde pudiera sentarse y quizás dormir un poco más.
Cuando Ichinose volvió con una bandeja de comida, se la entregó a Oreki con una sonrisa radiante. "Aquí tienes, Oreki-kun. Espero que te guste."
"Gracias..." dijo Oreki, tomando la bandeja. Se sentó junto a las chicas, aunque preferiría estar solo. Sin embargo, sabía que unirse a ellas era la mejor manera de evitar más interrogatorios sobre su bienestar.
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Mientras se acomodaban, Ichinose no pudo contener más su curiosidad y preguntó a sus compañeros: "¿Vieron que había un letrero que decía comida gratis?"
Oreki asintió mientras miraba su comida, lo que hizo que Ichinose suspirara para sus adentros. Luego, dirigió su atención a Kobashi, quien se puso un dedo en los labios, pensativa, hasta que finalmente dijo: "Mmm, no estoy segura."
Ichinose insistió: "No creen que es raro? ¿Por qué pondrían cosas gratis cuando nos dan tanto dinero? Igual, cuando estábamos caminando hacia la mesa, no vi que nadie comprara eso, así que tengo bastante curiosidad. ¿Ustedes qué piensan?"
Oreki entendía su curiosidad, así que simplemente decidió ayudarla un poco. Al notar que era la primera vez que Oreki le prestaba atención desde que salieron del aula, Ichinose no pudo evitar tener esperanza de que le iba a responder.
"Mmm... no sé si es raro o no, pero por allá veo por lo menos cinco personas que tienen esa comida," dijo Oreki, levantando su dedo disimuladamente.
Ichinose y Kobashi se giraron para ver hacia donde Oreki apuntaba, pero no entendieron exactamente dónde señalaba.
Ichinose frunció el ceño: "No veo dónde dices." Se paró y se sentó junto a Oreki para ver mejor. "Mmm, todavía no lo encuentro."
Oreki dijo con calma: "Las últimas tres mesas de la cafetería, parecen ser del último año."
Los ojos de Ichinose se abrieron en shock: "¿Estás seguro? Apenas puedo ver algunas cabezas." No quería dudar de su compañero, pero la distancia le parecía poco creíble.
Oreki, notando la mirada de duda de su compañera, sugirió: "¿Por qué no vas a confirmar?"
Ichinose negó con la cabeza: "No, confío en tus palabras," dijo frunciendo los labios.
Oreki le respondió: "Nosotros te esperamos aquí, ¿no es así, Kobashi-san?"
Kobashi simplemente asintió. Ichinose, con una sonrisa, asintió también y dijo: "Bueno, no me tardo." Se levantó y fue a un paso levemente rápido.
Mientras Ichinose se alejaba, Oreki y Kobashi intercambiaron una mirada de entendimiento. Oreki sabía que Ichinose era demasiado curiosa para dejar pasar algo así, y Kobashi simplemente disfrutaba del espectáculo.
Mientras tanto, Ichinose llegó a las últimas mesas y confirmó lo que Oreki había dicho. Efectivamente, había varios estudiantes del último año comiendo las verduras gratuitas. Satisfecha con su descubrimiento, regresó a la mesa con una sonrisa triunfal.
"¡Tenías razón, Oreki-kun! ¡Eran del último año y sí estaban comiendo la comida gratis!" dijo Ichinose, emocionada.
Oreki sonrió levemente, satisfecho de que su observación hubiera sido correcta. "Me alegra que lo confirmaras."
Ichinose, aún llena de energía, continuó: "Deberíamos investigar más sobre esto. ¿Quién sabe qué más podemos descubrir en esta escuela?"
Oreki suspiró internamente, sabiendo que su vida escolar estaba a punto de volverse mucho más interesante y, probablemente, más agotadora.
Oreki, resignado a su destino, aceptó con un suspiro: "Está bien..."
Y así, el trío salió de la cafetería, con Ichinose y Kobashi liderando el camino mientras Oreki los seguía, preguntándose si algún día podría volver a dormir en paz.
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Ahora salieron a ver qué podían encontrar, pero cuando caminaban, muchas personas se le acercaban a Ichinose para conversar. Ella no podía ignorarlos, así que hablaban por un breve momento. Al principio, Oreki no le dio mucha importancia a la situación. Caminaba un poco detrás de Ichinose y Kobashi, observando cómo la popularidad de Ichinose la mantenía constantemente ocupada.
"Es como si fuera una celebridad," pensó Oreki, con una mezcla de resignación y asombro.
Mientras avanzaban, un estudiante del club de fútbol se acercó a Ichinose, solicitando su opinión sobre un nuevo diseño de uniforme. Ichinose, siempre amable, sonrió y le dedicó unos minutos. Luego, un grupo de chicas del club de arte la detuvieron para pedirle consejo sobre una exposición. Ichinose les respondió con paciencia y cortesía. Así continuó la caminata, con Ichinose deteniéndose cada pocos metros para atender a alguien más.
Oreki, viendo esto de lejos, al principio no se molestaba. "Bueno, al menos no tengo que hacer nada," se dijo a sí mismo, tratando de encontrar el lado positivo. Pero cuando se repetía constantemente, ya estaba visiblemente cansado. Cada vez que Ichinose se detenía, él soltaba un suspiro más largo que el anterior.
Kobashi, notando el estado de Oreki, le comentó: "Parece que Ichinose-san es bastante popular, ¿verdad?"
Oreki, con una media sonrisa irónica, respondió: "Es un imán humano. No sabía que la popularidad podría ser tan... agotadora."
Finalmente, después de que Ichinose fue detenida por un grupo de estudiantes del consejo estudiantil que necesitaban su ayuda con un evento, Oreki ya no pudo disimular su cansancio. Se dejó caer contra la pared de un pasillo y se frotó los ojos con las manos.
Ichinose, notando finalmente el estado de Oreki, se sintió culpable. "Lo siento, Oreki-kun. No me di cuenta de lo cansado que estabas," dijo con una expresión de preocupación genuina en su rostro.
Oreki la miró con una expresión que mezclaba agotamiento y alivio. "No te preocupes. Podemos hacerlo otro día," respondió, sin perder la oportunidad de cerrar los ojos por un momento más.
Ichinose asintió, sintiéndose aliviada. "Está bien. Vamos a descansar por hoy. Prometo que la próxima vez seré más rápida."
Oreki solo pudo asentir con una sonrisa débil. "Gracias, Ichinose-san."
En el camino de regreso, Ichinose y Kobashi mantuvieron la conversación ligera, tratando de no sobrecargar a Oreki con más información o preguntas. De vez en cuando, Ichinose echaba un vistazo preocupado hacia Oreki, quien parecía estar sumido en sus pensamientos.
'Tal vez debería llevar una silla plegable,'pensó Oreki con humor, imaginando la próxima vez que salieran a investigar. 'O mejor aún, un cartel que diga "No molestar".'
Al llegar al edificio, Ichinose se despidió de Oreki y Kobashi. "Nos vemos mañana, Oreki-kun. ¡Descansa!"
"Sí, nos vemos," respondió Oreki, agradecido por el fin de la jornada.
Kobashi también se despidió de Oreki. "¡Hasta mañana, Oreki-san!"
"Adiós, Kobashi-san."
Al final del día, Oreki se sintió aliviado de regresar a su habitación. "Al menos sobreviví a otro día," pensó, dejándose caer en la cama. Antes de cerrar los ojos, se prometió a sí mismo que la próxima vez estaría mejor preparado para la popularidad de Ichinose.