Se escucho mucho ruido de la discusión acalorada que tuvieron los ancianos y Tata, creo que habian entrado y revisado la casa, porque en más de una ocasión los escuche cerca de la trampilla oculta que daba a la bodega de la cocina.
En un momento pense que me iban a descubrir porque Ankon camino sobre la trampilla, pero su mal control del mayus hizo que lo reconociera por detrás de la puerta que nos separaba.
Aun así el idiota siguió de largo, luego de unos minutos más Tata abrió la trampilla avisándome que ya podría salir, porque los ancianos finalmente no encontraron nada en la casa, se fueron despotricando insatisfechos por no encontrarme.
Los ancianos del consejo habian hecho un desastre en la casa, esto ni siquiera eran daños colaterales por buscar a alguien, si no que este desastre lo habian hecho intencional, a final al cabo como Tata era quien era, el consejo la odiaba, de hecho me parecía un milagro que no la hubiera expulsado de Elfein, pero me imagino que eso se debió a que por muchos años no era la mujer que se recordaba, la muerte de Hood la habia dejado destrozada, a tan nivel que incluso muchos pensaron que estaba loca.
De alguna manera Tata sabia en que pensaba.
-Quiero que sepas algo Vel, te prometo ayudarte como ya lo mencione, pero debes saber que yo aun siento a Hood como si siguiera con vida, se que no lo esta, ya lo asimile hace unos 50 años a tras, pero el sentimiento queda mi niña.
-Yo nunca me habia conectado mi quiriliam con nadie y el solo hecho de que ya haya reconocido a esos dos molesto, pienso todo el día en ellos y eso que ni siquiera esta forjado el vinculo, así que ahora puedo comprender un poco todo lo que sentiste en todo este tiempo Tata... yo te debo una disculpa, pense que te habías vuelto débil, realmente pense que perdiste tu mente, solo no sabia como debía ser el tener un dolor de tu quirilian, y tengo miedo porque si en algún momento mueren alguno de ellos mi dolor será inmenso, es por eso que deseo ir en contra de mis sentimientos.
Tata se reía de mi, casi parecía que estaba burlándose, pero sabia que no era así, ella si no tenia que ver con la guerra era un amor de persona, alguien que sabia separar bien las cosas, a veces incluso parecía que fuera dos personas.
-Quería hacer que descansaras en la comodidad de una cama, pero será mejor partir cuanto antes, ¿Entendido?. - dijo eso ultimo casi como una orden.
-Si señora Tata. - Dije incluso jugando un poco como los tonto orcus suelen saludar a sus generales.
-Búrlate todo lo que quieras, pero luego me desquitare en tus entrenamientos pequeña golondrina
Llevaba mucho tiempo sin escuchar ese apodo, de esa manera me llamaban mis padres y Tata, al fin al cabo era lo que significaba mi nombre Velaria; Golondrina.
Tata comenzó a buscar cosas en su casa, se movió de un lado para otro dejándome comer nuevamente una sopa de tomates con queso que estaba exquisita, algo que me daba mucha risa era que los orcus creían que el tomate por su acides era venenoso, pero no sabían de lo que se pierden esos inútiles.
Observe que Tata nuevamente volvio a la cocina, movió un mueble donde tenia los platos y utensilios revelando una muralla falsa donde tenia un pequeño cofre, del cual saco una perfecta armadura de placas de hueso y cuero flexible, una pieza de herrería que se habia perdido con el tiempo, pero era algo muy bonita y uno de los materiales más duros con el que me habia topado alguna vez, además que estaba trabaja con muchos detalles en lapislázuli como el emblema que era un Venado astado.
-Siempre ame tu armadura Tata, además que nunca vi que te molestara, siempre demostraste una gran agilidad con ella, admito que quise ser como tú cundo pequeña.
-Que linda mi Vel, pero no es hora de sentimentalismo, bueno tal vez, podemos dejar espacio para algo, ten quiero que tengas esto.
Cuando vi la espada que saco del cofre quede pálida, supuestamente esa arma se habia perdido hace mucho tiempo.
-La que tengo en mis manos Vel, es la autentica, me tomo tiempo encontrar a Filistori, la espada de tu padre, creo que es tiempo que otra VerdiBrisas la empuñe, él estaría orgulloso de eso.
Tome a Filistori en mis manos, me costaba asimilar que veía esta espada, la ultima vez que la vislumbre, fue cuando mi padre la empuñaba medio muerto peleando contra los ingleses justo antes de explotar.
La espada también venia de la antigua herrería de los largovivientes, algo que en la actualidad no podríamos recrear, pero era preciosa, una espada con una empuñadura que en el mango tenia un oso tallado, una hoja de cristal de Guiver de color celeste y verde como mis ojos, una criatura extinta en nuestra época, pero que era incluso mucho mejor que el hierro, y estaba hecha para poder empaparla con le mayus de su portador.
-Yo... no creo merecerla para nada, tampoco creo que mi padre estaría orgulloso de mi, yo he fallado día tras día, incluso termine en contra de mi propio pueblo cuando mi tarea era unirlos, yo no la merezca, será mejor que la ocupes tú Tata, porque no soy digna de ella. - dije devolviéndole la espada, pero ella se negó a recibirla.
-Entonces Velaria VerdiBrizas, vuélvete alguien digna de ella, que se la promesa que te recuerde siempre que cuando la veas, te recuerde tu deber, la de unir a todos los largovivientes y de devolverle su orgullo perdido.
No supe que decir, ya sentía mucho peso sobre mis hombros, pero ahora sentía mucho más, aun así Tata tenia razón tal vez no era digna, pero podía convertirme en algo así. Coloque a Filistori en mi cinto, esperando algún día sostenerla con orgullo.
Ella saco otra espada, la que siempre ocupo, que también tenia nombre, una de manufactura humana, la espada de Hood; Rompejuramentos.
-Aun la conservas.
-Por supuesto Vel, la he mantenido, afilado y empapada en aceite todos los meses hasta ahora, antes esperando devolvérsela, ahora para honrar su amor y guiarte mi Golondrina.
Choque mi hombro con el de ella, aunque realmente choque su brazo porque era mucho más alta que yo, de hecho yo era baja para los de mi raza, pero no era algo que me importara.
Tata ahora caminaba hacia la cocina con un bolso agarro toda la comida que pudo y la hecho dentro de ella, me lanzo una capa, y nos dispusimos a irnos por los túneles.
Ella antes de entrar miro su hogar por una ultima vez.
-Se que no es el mejor momento para preguntar esto Tata, pero ¿estas seguro de abandonarlos?
-Si te refieres a mi pueblo, no los abandonos, ellos lo hicieron conmigo hace mucho tiempo Vel, y si te refieres a los niños, bueno les enseñe muy bien, son listos y por cualquier cosa que pueda suceder conocen mis túneles, les tengo esperanza a esos mocosos. - dijo con una sonrisa en el rostro.
Despues de andar por un buen rato por los túneles habíamos llegado a la entrada de la caverna donde habian dos largovivientes que estaban haciendo guardias.
-Sikit, tuvieron que haber puesto a esos dos, despues del revuelo que hiciste Vel... podemos salir por la base de la montaña nos tomara mas tiempo, pero nadie conoce ese entrada...
Active mi mayus sin pensarlo, fui como una gacela directo donde estaban esos dos, que apenas pudieron reaccionar, ajuste la fuerza en mis piernas, dio un salto y golpee a ambos con ellas.
Les di tan duro que los deje inconsciente en el acto.
-No debería felicitarte, pero nada mal Golondrina, eso si aun siento tu mayus corrupto, aunque veo que al menos lo controlas.
-Lo he podido controlar desde mi encuentro con Granet, desde que supe que Kairus me administraba veneno, he intentado meditar constantemente para ir sanándome.
-Haces bien, también necesitaras un poco de karkis, si encontramos las hierbas puedo preparártela, con eso el proceso de limpieza será más rapido. - Dijo Tata mientras revisaba que los dos largovivientes estuvieran bien.
Ella les arrebato las flechas que tenia en sus carcaj y me las entrego, esto al menos facilitaría las cosas por un tiempo, así no tendría que dedicar mi tiempo en los próximos días para fabricar flechas.
-Tata, entonces que esto no sea un adiós de Elfein, si no un hasta pronto.
-Así se habla, ahora muchacha, vamos hacer algo con lo que vas a protestar, pero si queremos que seas un buen kirin tori, tendremos que respetar tu deseo dormido, me refiero que tenemos que buscar a los dos que robaron tu corazón, y resolver tus asuntos.
No podía creer que Tata me iba a obligar a buscar a ese par, obviamente me negué, pero cuando lo hice se puso más dura conmigo y me dio un golpe en la cabeza, en este momento ya no estaba siendo la dulce Tata que conocía, si no habia dejado salir su lado conocido como la general, ella no me estaba sugiriendo hacerlo, era una orden.
-No me piñizques ahora, entiendo, vamos a buscarlos, si no mal recuerdo se por donde vive, o eso creo.
-Esa es la respuesta que quería escuchar, ven vámonos antes que se den cuenta de que nos largamos Golondrina.