Escalar por el desfiladero fue una tarea titánica, mis músculos me dolían mucho, no eran una exageración, pero se sentían como si estuviera destrozado. Cuando logre llegar arriba donde estaban luchando me tope con mi espada que seguía ahí tirada, así que la recogí manteniéndola en mi mano.
Me sentía muy mal también mentalmente, no quería que las cosas salieran así, era doloroso, pero al final él no me dejo alternativa.
-Gran cuidado.
Creo que habia sido la voz de Amelia la que habia escuchado gritar, un Irlandés venia a mi con su arma en mano, defenderme fue doloroso, pero era eso, o morir atravesado por una lanza, que de igual manera me llego en el hombro, pero gracias a la cota de mallas, no me perforo.
Corte la lanza en dos, y lo mate, fríamente, sin mirarlo a la cara, luego lo empuje con mi pierna para sacar mi espada de su cadáver.
Me gire rápidamente por otro ataque, pero fue Amelia quien me salvo esta vez.
-¿Te ves del asco Gran?
-Gracias, la sangre resalta tu belleza Rury, que ironía, ¿Dónde esta Willfest.
Amelia me miraba extrañado, de nuevo la habia nombrado como a mi amiga de mi antiguo pasado, pero no me di cuenta de ello, el haber ocupado mi mayus y haber tenido que hacer todo lo que ya hice, me dejo completamente agotado, en estos momentos me sentía más un estorbo que ayuda. Aun así tenia que salir victorioso de esto a como de lugar.
-El señor Willfest esta al frente de todo, tomo el mando de esta zona y nos a mantenido lejos de la linea que no queríamos que cruzáramos, pero estamos cerca de ella, Lay junto con Roy, también están ayudando al Señor Willfest.
-Entiendo, Rury, necesito que me lleves donde Will, hay que dar media vuelta, como si nos retiráramos, y atacar el bosque.
-Gran soy Amelia, me estas asustando un poco, tu mirada esta algo ida.
Ella tenia razón parte de mi no estaba en el campo de batalla, habian pasado muchas cosas en mi mente, que se sentía apretujada, demolida y devastada, Hero junto con Vel estuvieron en mi mente, el pensamiento era tan fuerte que sentía como si las pudiera tocar, luego ese extraño brillo verde en mi mano, en el que se me dibujaba una linea curva que desapareció, a eso tenia que sumarle como me estaba afectando el ambiente, tanta muerte, sangre, me estaban derrumbando, despues de lo que tuve que hacerle a Finley y Morrigan que habia aparecido en forma de cuervo para darme un mensaje.
Ahora Amelia me sacudía para hacer que volviera en mi.
-Reacciona Sir Gran, te necesito en este lugar.
-Si Amelia, lo lamento, llévame con Will, necesito que me defiendas, estoy demasiado agotado para continuar, perdón que te pida algo tan egoísta en estas circunstancias.
-Tranquilo, eres mi Sir, y yo tu escudera, es parte de mi trabajo, solo compénsamelo dándome un día libre con Lay.
-Al menos aun puedes pensar en ella, despues de todo esto, eso es bueno, si, esta bien, su deseo es una orden Amelia, te concederé tú día con ella, aunque te lo hubiera dado, sin necesidad de todo esto.
-Lo sé, vamos Sir Gran.
Amelia me condujo por un mar de cadáveres, en varias ocasiones tuvo que defenderme, yo simplemente me limitaba a bloquear los ataques que me eran lanzados, porque no daba para más, Amelia hizo casi todo le trabajo por mi, me defendía, mataba a los que nos atacaban, aun así seguía teniendo problemas en defenderse, ya que, tenia varias heridas, pero creo que ninguna parecía graves.
No se cuanto tiempo nos tomo llegar a Willfest, pero para mi fue una eternidad, además que era muy difícil moverse sobre cadáveres, esto... todo esto la guerra era algo inhumano, como era posible que pudiéramos matar sin titubear, como cambiábamos el calor humano, por un acto tan cruel, eso me llenaba de dudas mi mente.
Un caballo con alguien montado se dirigió hacia nosotros.
-Gran, muchacha me alegra verlos con vida, sabia que podrías arreglar las cosas Gran, ¿Cómo esta Finley?
Eso fue un balde de agua fría para mi.
-Muerto Willfest, tuve que matarlo. - dije sin mirarlo a la cara.
-Ya veo... hiciste bien Gran, perdón, pero no hay tiempo para lamentos, si piensas hacer algo, es ahora, en este momento tenemos la ventaja.
-Tienes razón Will, necesito que nos retiremos... no me mires así, será una retirada falsa, atacaremos directamente al bosque, y haremos que los de la retaguardia muevan sus traseros, y luchen con los que queden acá.
A Willfest se le dibujo una sonrisa en el rosto
-Habia pensado algo parecido, pero no sabemos cuantos hombres son, si hay trampas, o...
-Son trescientos, Finley me lo dijo antes de... son trescientos Will, apostados en el bosque esperando que nos adelantemos más, solo se me ocurre o quemar el bosque, que si lo hago siento que... no, atacaremos el bosque, como dije que la retaguardia se encargue de esto, así tal vez con algo de suerte nos encontraremos a Mons con una flecha en la cabeza.
Willfest me tendía su mano para que me subiera del caballo, cosa que hice.
En el momento que se me ocurrió la idea de quemar el bosque sentí que Velaria se decepcionaría mucho de mi, y no quería que eso sucediera, no entendía mis sentimientos, pero todo era pesado en estos momentos.
-En ese caso Gran, tu das las ordenes desde ahora, tenemos que hacer que brilles en esto... ¿Qué sucede Gran, no te veo bien?
-Solo estoy cansado Will, solo es eso...
Willfest se dio media vuelta desde su montura, me toco la frente con su mano.
-Mierda Gran, estas ardiendo, estas con fiebre, esto no es normal... no importa sigues con vida, y venciste a Finley, eso es algo de admirar, mantente en mi caballo, ahora yo seré tu espada, tú descansa al menos físicamente, tienes que hacer lo siguiente, así que di algo parecido a esto Gran...
Me quede escuchándolo atentamente, el quería que fuera reconocido por esta batalla, bueno ese era el plan desde el inicio.
Tomo carrera con el caballo y me entrego un cuerno.
-Esto se lo arrebate al cuerpo del idiota de Piran, un soplido significa retirada, dos síganme, hay más, pero solo necesitas saber eso muchacho, ahora toca ese cuerno y grita lo más fuerte que puedas lo que te dije.
Como Willfest me indico toque el cuerno, que resonó por todo el lugar.
-Retirada, señores, retirada, síganme, hay que ir a la retaguardia, solo síganme a mi y a Willfest.
Los irlandeses quedaron perplejos, nuestros hombres comenzaron a seguirnos mientras Will iba a toda carrera con el caballo.
El lado contrario estaba desordenado, sabían que quedaba poco para que nosotros cayéramos en su trampa, además que sin sus lideres no habia mucho que pudieran hacer, pero se podía ver con facilidad, se vía el miedo en los ojos de nuestros contrincantes.
-Síganme, sin mirar atrás, es una orden, vamos a acabar con esto de una vez por todas señores. - gritaba
Willfest seguía a todo lo que podía, acercándose con rapidez hacia la retaguardia, donde varios Sir, esperaban cómodamente, sin decir del Barón de Mons que al menos me regocijé de ver su rostro de terror al ir hacia el con un ejercito de Irlandeses siguiéndonos.
-Ahora Gran, tócalo.
Volví atacar el cuerno dos veces seguidas, Willfest en cambio quebró hacia la derecha con el caballo en dirección del bosque, nuestros soldados no entendía que sucedía, pero al menos nos seguían, nosotros íbamos directo a enfrentarnos a los que se ocultaban dentro del bosque.
-Los que tengan arcos, prepárenlos. - Grite.
-Apunte y disparen contra el bosque, no importa a que parte, solo apunten dentro de él.
Pasaron los segundo y no vi ninguna flecha en el cielo, eso me preocupo, pero poco duro esa preocupación, cuando comencé a ver las flechas volar sobre nosotros cayendo y perdiéndose dentro del bosque.
No falto mucho, para que los hombres del Duque abandonaran su fachada en lo profundo del bosque, al final todo lo que habian planeado se habia ido al carajo. Ellos salieron a nuestro encuentro gritando desesperados, algunos con flechas incrustadas en sus cuerpos.
-Por Morrigan, no codicio el oro, ni me importa quién se alimente a mi costa; no me angustia si los hombres visten mis ropas; esos asuntos externos no ocupan mis deseos: pero si es pecado codiciar el honor, soy el más pecador de las almas vivientes señores, hemos peleado sobre nuestros compañeros, es hora de glorificar las perdidas que llegaron al mar de almas, o a su cielo; por los caídos, y por el honor, acabemos con esta mierda de una ves por todas. - gritaba con todo lo que tenia.
No espere que mi discurso tuviera algún impacto, además que cambie ciertas cosas de las que me dijo Willfest, pero la voz de los guerreros que por compañeros tenia resonaron por toda la pradera llenando cada hueco de aquel lugar, no solo fue eso, si no como si de una señal divina se tratara fuimos bañados por la luz del sol, volviéndonos dorados por el fin de la lluvia y la apertura de las nubes, clamando un grito de libertad de nuestras almas.
Decía la leyenda que fue contada despues de esta batalla que los gritos fueron escuchados en Dublín que cruzaron el mar y que cada ciudadano de Inglaterra tembló.