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Chapter 124 - La madre de la asesina

La niebla envolvía el campo de batalla, frente tuvimos a los Irlandés que apenas lograban ver por el espeso banco de niebla.

Ni siquiera se lograba ver el bosque, o el pequeño desfiladero quedaba al río, esto iba a complicar demasiado las cosas. Al menos Sir Piran estaba al frente, pense que seria unos de esos típicos hijos de putas que se escondía en la retaguardia, pero no, estaba motivando al ejercito.

-Señores, escuchadme bien, hoy nos enfrentaremos a los demonios que aterran a nuestro Rey, que atentan con nuestro mundo, con nuestras propias familias, es por eso que no les pediré que no tengan miedo, luchamos contra personas sin alma, monstruos de la naturaleza, pero regocíjense porque Dios esta de nuestro lado, aprovechen el miedo, que se transforme en valentía, hagamos sentir orgulloso a Dios y a la corona, convirtámonos en en una sola fuerza...

Sir Piran se sentía bastante motivado, incluso cabalgaba con su caballo entre medio de los dos ejércitos sin miedo alguno.

-Muchacho ponte esa mascara fea tuya, esto esta por empezar. - Dijo Sir Willfest que estaba al lado mío con su caballo.

Le hice caso, me la coloque mientras Piran seguía con su discurso.

Es por eso que hay seremos el látigo de Dios, le daremos su castigo a esos demonios, seremos la santa espada que juzgara a los enemigos de Dios, por ende de la corana misma, y para los hermanos que mueran hoy en combate, les aseguro que las puertas del cielo ya están abiertas para...

-Finley ese Ingles esta metiendo mucha ruido, ¿no lo crees?

-Si tienes razón Kling, parece un pavo apunto de ser desplumado, miren parece un niño montando un poni.

Casi todo los presentes comenzaron a reírse, a la lanzar bromas por el estúpido que hablaba, algunos incluso les mostraban su trasero desnudo al idiota.

-Oye Vinlad, encárgate ¿quieres?

Vinlad tensó su arco apunto hacia el Ingles que estaba sobre el caballo.

-Sera un placer Finley.

Todo el ambiente que habia preparado Piran, además de mi plan que tenia contra el se fue al carajo de un segundo a otro. Una flecha habia atravesado la cabeza de Piran, nadie supo que hacer, todo quedo en silencio. Los Irlandés comenzaron a venir hacia nosotros gritando como barbaros, mientras escuchábamos de fondo musica de unas gaitas.

Willfest me golpeo la espalda.

-Reacciona muchacho, esta es tu oportunidad, sígueme.

Cabalgamos raudamente, mientras Willfest daba las ordenes. Todo me habia sorprendido, además que vi como en cámara lenta como fue atravesado Piran por la flecha por mi mayus.

-Escuchen una maldita cosa, no quiero que nadie avance más de cien metros, desde ahora Willfest, tú y yo daremos las ordenes de esta linea, así que prepárense y luchen por su maldita vida. - grite sin pensar mucho en lo que decía.

-Nada mal muchacho, buena intensidad, pero mejoraría el discurso para la otra.

No paso mucho hasta que los dos ejércitos chocamos, luchar era un incordio, era totalmente asfixiante, nada parecido como lo que ya habia enfrentado, y menos a como lo mostraban en peliculas o animes, sino que era como lo habia aprendido en mis estudios, una masacre que no te permitía ni respirar.

Nosotros ya estábamos pelando sobre los cadáveres de amigos y enemigos, moverse era difícil, apenas habia espacio, yo ya habia matado a más de 10 hombres, y por la maldita niebla apenas veía a Willfest y a Roja que se mantenían al lado mío, pero no veía ni rastro ni de Lay ni de Roy, aunque por el vinculo y gracias al mayus sabia que Lay estaba viva.

Willfest era el que menos le costaba moverse entremedio de este desorden, se movía casi sin ningun impedimento mientras mataba Irlandeses, como si estuviera muy acostumbrado a pelear así, bueno realmente debía estarlo. En cambio roja estaba tan mal como yo, pelábamos entre un gran caos, incluso a veces llegábamos a atacar a aliados o ellos a nosotros, haciendo como si no pasaba nada cuando nos dábamos cuenta, hasta Roja y yo llegamos atacarnos entre nosotros por solo responder a los ataques, si no fuera por mi mayus en este momento yo estaría muerto, gracias a el podía identificar de donde venia los ataques, incluso pude destruir una flecha con mi daga que venia directo a mi cuello.

-¿Willfest esta mierda siempre es así?

-No de hecho esto es el cielo comparado con muchas otras, muchacho, y no pierdas tu tiempo en hablar, concéntrate. - Dijo Willfest mientras mataba a un enemigo atravesándolo con su espada.

Mi mayus me hizo moverme casi por instinto, dos hombres venían a matarme por la espalda, logre contratacar a uno abriéndole la garganta, mientras el otro quedo perplejo porque detuve su ataque con la lanza pisando la punta de ella y Roja aprovecho el momento para arrancarle la cabeza.

-Tengo algo de miedo Gran, yo... Lay...

-Amelia descuida, Lay esta bien, ya veras que pronto estarás entre su brazos, te prometo que todo saldrá bien, además por desgracia escogimos este camino.

Amelia se me quedo mirando un poco a la cara, al menos la habia hecho sonreír un poco en este infierno.

Por un momento me sentí como si me iban a matar, por alguna razón me veía a mi y a Roja muerta, entonces me di cuenta, golpeo a Roja una patada para empujarla lejos.

Una mujer con dos dagas largas, de cabello rubio con canas en la raíz, casi me mata tanto a mi como a Roja, alcanse a reaccionar en el momento justo si no estaría muerto en el piso, gracias a la armadura que me salvo y al mayus que hizo que me hiciera hacia atrás.

-Tú debes ser el demonio del que hablaba Kling, me encargare de ti, entonces.

Willfest apareció a las espaldas de la mujer como una bestia hambrienta, ocupando el colmillo de pernada, la misma técnica que ocupaba Amelia.

Pero un hombre viejo que le faltaba un ojo, de pelo y barba larga tan gris como la ceniza bloqueo fácilmente el ataque de Willfest con su hacha de dos manos.

-Sabia que te encontraría aqui matalobos, Odín no me mentía, es hora de vengarme por mi ojo.

-Kling maldito desgraciado pense que estabas muerto, bien será algo que arreglare en este momento... Gran encárgate de esa mujer, ten cuidado sus cuchillos...

-Apestan, lo sé también los huelo, el mismo olor nauseabundo que ocupo Jack aquella vez. - dije.

Willfest se limito a sonreír.

-Roja ayuda a Gran y cuidado con los ataque sorpresas de otros personas, los Irlandeses no suelen jugar limpio.

Trate de agacharme, pero pelear sobre cuerpos humanos no me lo permitía, así que seria una pelea difícil sin poder aprovechar mi mejor técnica.

-Tranquilo Willfest, yo tampoco soy de los de jugar muy limpiamente... Amelia ayúdame con esto.

La mujer se acerco a mi mirándome sorpresivamente.

-Gran, así que el demonio es Gran, oíste eso Kling, creo que Finley no podrá evitar enfrentarlo. 

-Mata a ese demonio Ladia, antes de que mi sueño se vuelva realidad.

-La mujer se rio, no me lo tienes que pedir Kling.

Algo extraño estaba pasando, nuevamente sentía como si mi mayus me hablara, incluso vi como un especie de fantasma de un hombre mayor al lado de Ladia diciéndome: "Ella es la madre"

¿La madre de quien?... ella se parece...

La mujer me ataco desde un ángulo imposible, apenas pude bloquear el primer ataque, pero quede a merced de su otra daga, incluso con mi mayus no podría esquivarlo era tarde, pero estaba muerto.

Solo escuche un chirrido metálico, Roja me habia salvado, habia detenido el ataque con su espada dejando el cuchillo de Ladia apenas a un par de palmos de mi cuello.

Aproveche el momento para atacarla, la mirada de sorpresa de Ladia por haberme movido tan rapido le dejo en claro que representaba un peligro, pero por desgracia su experiencia la hacia muy buena en lo que hacia, apenas pude hacer una pequeña cicatriz en la nariz.

Roja también hizo lo suyo atacándole sin cuartel, pero era ver una versión de Lay mejorada en términos de habilidad, se movía grácilmente sin bloquear los ataques, simplemente los esquivaba, ya después ella con una sola accion rompió toda la imagen mental que tenia de ella, pese a su edad dio un salto enorme dándole una patada en la cara a roja que la mando al piso.

Tanto su experiencia como su habilidad me hacían recordar un poco a Arthur, pese que sabia que Arthur aun era mucho más fuerte que esta mujer, pero la sensación que me daba era la misma, la de estar enfrentándome a un monstruo, el problema era que mi mente estaba en otro lado, si lo que me dijo el mayus es cierto, si es que ese fantasma era mi mayus y no se me habia ido la cabeza de sabático, era que esta mujer era la madre de esa niña, sus rostros eran muy parecidos.

-Una pregunta Ladia, tienes una hija, ¿no es cierto?, de unos 11 o 13 años, a la que le cortaron la lengua.