Sostenía la mano casi helada de Lay, ella obviamente no presentaba ningún signo de mejora, estaba extremadamente pálida.
-Perdóname, hare lo que sea si puedo hacer algo para que no mueres... lo que sea Lay, vive, te lo pido cariño mío, vive.
Sentí un golpeteo en la ventana de la pieza de Lay, era un cuervo que picoteaba el vidrio, por alguna razón presentía que ese cuervo me miraba directo a los ojos.
La puerta de la pieza de Lay se abrió lo que hizo que dejara de mirar al cuervo, cuando devolví mis ojos hacia la venta el ave ya no estaba.
-Muchacho sigues aquí... ya van dos días que no sales de esta habitación... mira, apenas as comido, si no te alimentas bien vas a enfermar.
Le despeje el cabello que estaba sobre el rostro de Lay.
-No Willfest, quiero estar hasta el ultimo minuto con ella.
El Sir se habia quedado en silencio mirándome con tristeza, luego miro a su hija, camino hacia el otro lado de la cama y sostuvo su otra mano.
-Gran, muchacho, estas cosas pasan... más de lo que me gustaria, Lay sabia... lo que hacia...
La voz de Willfest se rompió, las lagrimas salían a borbotones, pese que intentaba no llorar.
-Por esta mierda me negué al camino de Lay... pero ya eso no importa, al final me la arrebataron igual que a mi Babette...
Habia escuchado un llanto hacia mis espaldas, en el marco de la puerta se encontraba Roy intentando no llorar, mientras observaba a su casi muerta hermana, mientras que Mirian lloraba mientras abrazaba la pierna de Roy.
Willfest se limpio la cara.
-Gran vete a dar un baño al menos, ni siquiera te as limpiado la sangre seca muchacho, prende un poco de leña y toma un baño, luego come algo.
-¿Como quieras que haga eso?, cuando cualquier segundo puede ser el ultimo momento que comparta con ella.
Willfest intento no volver a llorar.
-Es una orden Gran, vete a bañar, apestas a muerte hablo enserio.
Willfest tenia razón apestaba.
-Si me voy a bañar al rio me demorare menos que llenar la ducha con agua, vuelvo en unos minutos.
-Correcto Gran.
Me levante, salí finalmente de la pieza de Lay que me habia acompañado desde hace dos días, pase a mi habitación, me saque la armadura que llevaba ya tres días puesta, la deje tirada en el suelo donde cayo, tome una muda de ropa limpia y me salí de casa.
- ¿El que salió no era Gran?
-Creo que si Madam Felia. - dijo una apenada Helen.
-Vamos muchacha, ya lleguemos entonces, voy a tocar la puerta.
-Madam Felia, no me siento cómoda con esto, yo no... la verdad es que no quiero hacer esto.
-Debes hacerlo, al final todo esto es culpa nuestra, si no hubiéramos preparado la artimaña de la torre nada de esto hubiera sucedido, aunque nosotros no matamos a esa gente, compartimos la carga de la sangre derramada Helen, además el muchacho dejo viva a alguien que le hizo mucho daño segun me contaste, y tal vez podemos evitar seguir manchando nuestras manos de sangre, si salvamos a la soldado sangrienta.
-Madam Felia, no seria mejor dejarla morir, cuanta de los nuestros ella a matado...
Madam Felia le dio una cacheta a Helen, luego le acaricio donde mismo le habia golpeado.
-Si pensamos de esa manera, el odio nos consumirá antes de que podamos llevar nuestra acometida, además creo que Gran podría sernos de ayuda.
No tal vez yo pueda ayudarlo, tal vez pueda hacer algo por esa muchacha.
-Además creo que hay que pagar un acto de vida, con vida, no con odio.
-Un acto de vida, acaso no leyó la carta, le rábano el brazo, le fracturo la pierna y quedo tuerta, a eso llama un acto de vida, de milagro no la mato.
-Helen ¿Qué piensas que una hace en el campo de batalla?, hablar, no, la gente se mata, Gran pudo hacerlo, tuvo la motivación para hacerlo, y la dejo con vida, incluso vino a decírtelo a la cara, sin huir y tú a diferencia de tu prima, fuiste bendecida con el don de sanar, no de matar, no desperdiciemos los dones que Dagda de te otorgo.
Helen no pudo mirar a Felia a la cara, ella sabia que la Madam, tenia algo de razón, aun así no era capaz de admitirlo, o simplemente no quería hacerlo.
-Además sabiendo quien soy, dudo que ellos me dejen acercarme el cuerpo de Lay, Madam Felia.
Felia le dedico una amable sonrisa a Helen.
-De eso me preocupo yo.
Madam Felia se acerco a la puerta de la casa de los De Poart, y la toco en reiteradas veces hasta que alguien salió a atenderla.
Willfest abrió la puerta quedando extrañada de ver a la dueña de la casa de los placeres.
-Estamos ocupados.
Willfest cerro la puerta, pero Madam Felia puso su pie en el marco para evitarlo.
-Sir Willfest, tal vez podríamos ayudar a su hija.
-Dígame ¿como mierda una meretriz podría ayudar a mi hija?
-Primero que nada Sir Willfest, soy una Madam, yo no practico el arte del placer, de eso se encargan mis queridas chicas, y chicos, segundo yo no soy la que pueda serle de ayuda, esa es mi curandera.
Helen dejo de esconderse detrás de Felia.
-¡¡Lárguense!!, no quiero a esa mierda, incluso, como te atreves a venir, después de lo que tu familia le hizo a mi hija.
-Ya tiene la respuesta Mada Felia, se lo habia mencionado. - Dijo Helen que solo quería huir de ahí.
Felia aun seguía con un dulce desplante en su rostro.
-Su escudero Gran le perdono la vida a la prima de Helen, deuda de la que esta agradecida, y quiere pagar, además mi curandera, a sanado gente que el mismo medico de la corte no a podido lograr.
Willfest estaba que explotaba, pero se controlaba.
-Algo habia escuchado de una matasanos que trabajaba para las prostitutas, pero de toda la mierda, tenias que ser tú, no te bastaba con romper el corazón del muchacho, tú prima de mierda tenia que venir por mi hija, después de todo lo que hice por Finley, le salve la vida dos putas veces, dos, y así me lo agradece su familia, váyanse al carajo.
-Disculpe Sir Willfest ¿Cómo que salvo a Finley dos veces? - Pregunto Helen anonadada.
-En la batana de los rios, le perdone la vida a Finley, después de que lo derrote hace 3 años, y yo mismo intercedí para que no lo ejecutaran por rebelde y por matar un guardia, lo admiro como un guerrero, por eso creía que no debía morir aun, pero ahora después de lo que esa ramera de la esposa de Finley hizo, me arrepiento de haberlo hecho.
Entonces es por eso que Finley pidió que no nos enfrentáramos a los de Poart
Helen se arrodillo frente a Willfest.
-No voy a mentir los odio, y fue Gran el que me rompió el corazón a mi, pero enserio no quiero deberles nada, soy muy buena en lo que hago, no le aseguro que pueda salvarle la vida, pero al menos puedo intentarlo, déjeme pagarle al menos la deuda de Finley, y pagar la que le debo a Gran.
El Sir tomo un largo suspiro de resignación.
-Si intentas algo, lo que sea te corto la garganta, síganme.
Wilfest conducio a las dos mujeres hacia la habitación de su hija.
-¡¡Que mierda hace ella aquí!! - Grito Roy.
Willfest se entrepaso entre ella y Helen.
-Vera si puede hacer algo con Lay, solo eso Roy, ahora apártate es una orden.
-¡¡Te volviste loco, esa puta es la prima de la asesina de Lay!!
-Si y esa puta intentara enmendar lo que hizo Fress, Roy, si no hacemos nada ella morirá igualmente, la huesuda es curandera, y si los rumores son ciertos es buena, ya no perdemos nada con intentarlo, créeme, estoy dejando mi orgullo de lado, ahora no quiero volver a repetírtelo hijo, muévete, es una orden.
Roy miraba a su padre con ira, luego miro a la mucha, escupió al suelo y las dejo pasar.
Después se dio cuenta que estaba Madam Felia, persona a la que conocía, ella le dio una leva sonrisa en forma de saludo, pero Roy solo pudo mirar a otro lado avergonzado.
Helen le quito las tapas de la cama de encima de Lay, vio algo que la impacto, por donde ella posaba su mirada encontraba cicatrices, incluso Madam Felia hizo una mueca de dolor siendo que ya estaba acostumbrada a estas cosas. Helen quito las ensangrentadas vendas de su torso, lo que vio la horrorizo, una herida mal saturada que estaba en punto de necrosis, por mucho que examinara no habia nada que hacer.
-Necesito el agua recién hervida, rápido.
Al rato Mirian la hermana menor de Lay, trajo un cuenco con agua caliente, Helen limpio sus herramientas, y abrió nuevamente la herida, para ver como estaba por dentro, pero esa era la ultima prueba, Lay iba a morir muy pronto, el estomago estaba abierto y la necrosis ya se habia expandido por el resto del cuerpo.
Madam Felia se habia acercado observar como estaba el estado de la herida de Lay.
Pobre niña, ni siquiera yo podría curarla en ese estado, que pena tan joven... Dagda cuida de tu pobre hija que pronto ira a tu sendero.
Helen limpio lo que pudo y la volvio a saturar, pero esta vez como corresponde.
-Lo lamento Sir WIllfest, no hay nada que yo pueda hacer, ella esta prácticamente muerta, es un milagro de hecho que siga con vida hasta hora, no creo que pase la noche... por lo que veo le están dando leche de amapolas, recomiendo que no siga haciéndolo, con el estomago en ese estado no sirve de nada... yo lo lamento, no se que más decirle. - Dijo Helen sin siquiera poder mirarla a los ojos.
Willfest trago saliva.
-Retírense, no tengo nada que decir.
Helen recogió sus cosas.
-Les deseo la mejor de las despedidas. - Dijo Madam Felia antes de irse.