Chereads / Las Lágrimas del Dragón / Chapter 2 - Capítulo 1

Chapter 2 - Capítulo 1

Me estaba hundiendo en mi miseria, como de costumbre. Pensando en lo horrible que es la cárcel y la soledad que es estar en ella. Ya llevaba un tiempo sin comer, aunque no sé cuánto. La luz del sol no llega a este maldito calabozo y no tengo noción del tiempo. Tal vez han pasado años desde la última vez que comí, o tal vez solo han pasado unos minutos, no lo sé.

A lo lejos escuché una revuelta. Era normal que los guardias se pelearan entre ellos por los recursos. Ellos también están encerrados obligados a mantenerme encerrado o algo así, pero al menos ellos pueden comunicarse entre ellos y cogerse entre ellos, cosa que yo no puedo.

Sin embargo, escuché unos sonidos desconocidos. No era el metal chocando de sus espadas, ni sus voces gritando y discutiendo por quien debería comerse el último pedazo de pan. Eran como: "¡bam! ¡bam!".

Preguntándome si es que habían inventado algún arma nueva y que ya se estaban matando con ella, un hombre apareció frente a mi celda. Definitivamente no era un guardia, pero tampoco podía ser alguien se la realeza, las únicas personas que sabían la ubicación de mi celda. El hombre vestía con un uniforme similar al de un mesero, llevaba puesta mucha joyería en su rostro y orejas, era muy moreno y muy alto, su cabello muy rizado amarrado en un chongo alto, ojos rojos, mirada sería y olor neutro.

—¿Usted es el dragón del agua? — Me preguntó el hombre con una voz profunda. Asentí algo asustado. Inmediatamente, el hombre apuntó al candado de mi celda con un objeto que jamás había visto en mi vida. Se oyó el "¡bam!" de nuevo, pero más fuerte y cercano. El candado de mi celda cayó al suelo y la puerta se abrió. El hombre entró en mi celda y repitió el mismo procedimiento con mis grilletes. —Sígame...

No podía moverme de la emoción. Estaba libre, ¡libre! Comencé a reírme, posiblemente me vi como un desquiciado por la expresión que puso el hombre. Repitió la petición. Me levanté con dificultad sujetándome de las paredes. Mi cuerpo entero temblaba. Caminé con dificultad hacía la salida de la celda.

—¿Puede caminar? —Asentí a su pregunta. Y comenzó a caminar indicándome que lo siguiera.

Lo seguí de cerca. Mientras más avanzábamos, más me llegaba el olor a sangre.

Llegamos a una pequeña sala circular donde había una mesa en el centro con sus sillas acomodadas y varios colchones para los guardias, sin embargo, los guardias no estaban ni acostados dormidos, ni sentados tomando. Estaban muertos. Muertos en el suelo con agujeros en su cuerpo.

—¿T-tú los... mataste? —Pregunté. Hablé por primera vez en mucho tiempo. Me ardió la garganta y mis palabras eran débiles y roncas. Sentí mayor libertad. Podía hablar de nuevo.

—Sí, lo hice.

—¿Cómo?

—Con mi revólver. —Me entregó el arma que había utilizado para mostrármela. Era... Rara. Tenía un cilindro con agujeros que giraba (me puse a jugar con él), era metálica y pesada, tenía un ganchito que podía presionar, pero no pasaba nada. Intenté imitar al hombre y atacar al suelo con su arma, pero no funcionó. —No tiene balas... Préstamela...

Le entregué su arma y puso unos tubitos en los agujeros del cilindro. Se puso en posición, levantando el brazo apuntando a la pared, después presionó el ganchito y el tubito salió disparado chocando con la pared dejando un pequeño rastro de humo.

—Guau... ¿P-puedo intentar?

Me lanzó el arma en respuesta. Imité su pose y acción. Disparé la primera bala, fue divertido. Disparé otra y otra y otra y otra. A la quinta ya no pude disparar más.

—Ya se te acabó la munición. Solo puedes disparar seis a la vez.

—Vaya... —Realmente disfruté de esta nueva experiencia y pensé en que yo también quería una igual, aunque que sea capaz de disparar más balas a la vez.

—Debemos apurarnos. Estos idiotas lograron avisar que hubo un ataque. —Dicho esto, empezó a subir las escaleras de caracol que había hasta el fondo de la sala.

Lo seguí dando saltitos. No sé porque, pero me sentía super feliz. Supongo que fue por la libertad que acababa de obtener. Me dio curiosidad la identidad de mi salvador, así que lo llene de preguntas:

—¿Cómo te llamas?

—Nataniel.

—¿Nataniel qué?

—Nataniel a secas.

—¿Eres un beta de clase baja?

—Sí.

—¿Por qué me rescataste?

—Trabajo.

—¿Quién te mando?

—Mis jefes, y ya cállese.

—¿Quiénes son tus jefes?

—Ellos afirman que usted ya los conoce, y le pido de favor que guarde silencio.

Dejé de preguntar. Jamás había conocido a un alguien tan aburrido, aunque bueno, todos los betas son aburridos. Ojalá y un lindo omega me hubiera rescatado, aunque posiblemente lo hubieran matado, son tan lindos y débiles...

En fin, después de subir muchas escaleras y caminar por lo que parecía un gran laberinto, salimos por un hueco en la pared. Respiré el aire fresco y vi la belleza de la Luna por primera vez en mucho tiempo. ¡Que hermosa es la libertad! ¡Que bien se siente ser libre! Podía correr de nuevo, y lo hice. Podía saltar, y lo hice. Podía gritar, cantar y bailar. Podía hacer todo lo que yo quisiera.

—Continuemos. Debemos llegar a la mansión...

—¡Eres muy aburriiido! ¡Déjame gozar de mi libertad!

—Mis jefes me ordenaron llevarlo a su mansión. Dijeron que en ella le darían baño, cobijo, comida, alcohol y sexo. — No voy a mentir, reaccioné al escuchar las últimas dos palabras. —Gozará su libertad perfectamente allá, ahora vámonos o no me van a pagar.

—De acuerdo...

Nos adentramos en un bosque, el cual estaba inundado en silencio. Ni los grillos ni los búhos se escuchaban.

Me aburrí tanto que comencé a divagar pensando en quiénes podrían ser mis salvadores. Definitivamente no son los únicos dos a los que podría llamar amigos, ellos solo hacen lo que les conviene y lo que les deje plata. Salvarme no les traería ningún beneficio.

Pensé en que tal vez habría una secta super rara que me venere. Es lo más posible considerando que quieren darme tantas las comodidades.

O tal vez sea mi Lucius... Aunque esa maldita serpiente no se lo permitiría...

Mi lindo omega... Cuanto lo extraño... Me pregunto si está bien, si es que ha reencarnado y ha logrado tener una mejor vida... Debió de haberme elegido como su alfa...

Me la pasé tanto tiempo pensando en mi lindo Lucius que no me di cuenta de que ya habíamos llegado a nuestro destino...