Chereads / Faraway Wanderers [Esp. Part 2] / Chapter 8 - Capitulo 48: Una Situación Traicionera

Chapter 8 - Capitulo 48: Una Situación Traicionera

En el suelo, esa marioneta todavía estaba extendiendo su pierna; al principio, Wen Kexing no se dio cuenta y casi la pisó, saltando cuando la flauta pegada al suelo intentó golpearlo.

Detrás de él, la marioneta masculina ya había extraído su brazo de la puerta y estaba girando en esa dirección.

Wen Kexing recogió a Zhang Chengling, lo arrojó al agujero en la pared con un giro de su brazo, luego se inclinó para recoger a Zhou Zishu en sus brazos como a una novia y saltó hacia atrás.

La marioneta masculina corrió hacia donde estaban.

Wen Kexing se volvió, mirando a la marioneta con cautela, ésta parecía ser capaz de moverse únicamente en dos direcciones: sólo podía avanzar o retroceder, y no tenía la capacidad de girar a la izquierda o la derecha.

Incapaz de localizar a los humanos, seguía girando en círculos.

La larga flauta en la mano de la marioneta golpeó su pierna, y de la misma forma en que la lanza más afilada puede convertirse en el escudo más duradero, instantáneamente entraron en conflicto.

Con un fuerte estrépito, las dos marionetas cayeron sobre sus frentes.

Del lado receptor del ataque, la marioneta masculina golpeó la cabeza de la otra marioneta con el codo, y luego comenzaron a masacrarse entre sí en una lucha interna.

Wen Kexing finalmente lanzó un suspiro de alivio e instruyó a Zhou Zishu en voz baja: —No hables —Selló algunos de sus puntos de acupuntura y lo bajó, frunciendo el ceño cuando vio las manchas de sangre en su frente.

Le dijo a Zhang Chengling:

—Pequeño hombre, ve a esa abertura y écha un vistazo, si hay algún tipo de... —Hizo una pausa, sin saber cómo describirlo. Gesticulando con las manos, dijo: —Una cosa redonda, en forma de bola, de treinta centímetros de alto rodando hacia ti, corre. Vuelve y dímelo.

Zhang Chengling hizo un ruido de comprensión y preguntó: —Mayor, mi shifu, él...

Por una vez, Wen Kexing se molestó y lo interrumpió abruptamente: —Está bien, no morirá.

Zhang Chengling preguntó: —Mayor, esa cosa que describiste, ¿Qué es?

—Yo tampoco lo sé —suspiró Wen Kexing, y señaló el segmento de la pared que se había abierto— Ese es el resultado de la explosión de esa cosa.

Zhang Chengling miró en la dirección en que apuntaba su dedo, y al instante se sintió preocupado.

Al darse cuenta de que este mayor que parecía muy capaz, también había sido perseguido hasta este lugar, inmediatamente corrió hacia el otro extremo sin una sola palabra y nervioso hizo guardia allí.

Wen Kexing extendió la mano para abrir la túnica de Zhou Zishu, pero su muñeca fue atrapada por este último.

Con voz ronca, Zhou Zishu se rió: —¿Qué estás haciendo? ¿Aprovecharte de mí cuando es oportuno?

Wen Kexing apartó su mano de un golpe.

Empujándolo ligeramente del pecho, dijo fríamente: —Reduce tus palabras. Estás a punto de estirar la pata y sigues siendo muy hablador.

Zhou Zishu sintió que había cerrado el círculo en su vida: un glotón acababa de llamarlo un contenedor de arroz, y ahora, una charlatán aseguró que era un hablador.

Wen Kexing le desabrochó la túnica con cautela.

Cuando su mirada se encendió sobre los clavos en el pecho de Zhou Zishu, la luz en sus ojos parpadeó inconscientemente.

Por otro lado, a Zhou Zishu no le importó en absoluto.

Entre respiraciones, su pecho y espalda se sentían como si estuvieran ardiendo.

De inmediato, supo que el daño que había sufrido no era superficial; probablemente se había roto un hueso y se había lastimado los pulmones.

Forzándose a sí mismo a contener la tos, se obligó a tomar respiraciones extremadamente superficiales, en caso de que agravara su lesión.

Wen Kexing le dio la vuelta, vio la lesión en su espalda y no pudo evitar suspirar.

Con frialdad, dijo: —Unos centímetros más a un lado, y esa cosa podría haberte roto la columna, ¿Puedes creerlo?

Con una voz tan delgada como un hilo, Zhou Zishu dijo: —No digas estupideces. Si un ser humano falso me rompiera la columna vertebral, no tendría la cara para seguir viviendo.

Wen Kexing se sobresaltó. Colocando su mano sobre su espalda, examinó su herida de cerca.

Un rato después, suspiró: —¿Eres estúpido? ¿No pensaste que dolería?

Sus dedos presionaron un punto, y Zhou Zishu dejó escapar un gruñido bajo de inmediato, con demasiado dolor para hablar.

Después de un rato, finalmente respondió con los dientes apretados: —¿Por qué no... me pides que te golpee con un palo y lo pruebas tú mismo...?

Wen Kexing cayó en uno de sus raros episodios de silencio.

Ayudó a Zhou Zishu a sentarse derecho, apoyó la mano contra su espalda y canalizó qi verdadero hacia él.

No se atrevió a usar demasiada fuerza, por miedo a sacudir los clavos en su pecho como lo hizo Ye Baiyi aquella vez.

En toda su vida, Wen Kexing había practicado artes marciales con el propósito de matar y lastimar; era la primera vez que las usaba de manera tan meticulosa y cuidadosa para intentar salvar a alguien.

Estaba tan tenso como un tosco carnicero haciendo delicadas labores de aguja, y no mucho después, el sudor comenzó a gotear a los lados de su frente.

Poco menos de medio shichen más tarde, retrajo su qi y soltó a Zhou Zishu, colocándolo de modo que su hombro se apoyara contra la pared.

Sabiendo que su propia fuerza física ahora era limitada, Zhou Zishu no desperdició más y simplemente cerró los ojos para descansar.

La poca sangre en la esquina de su boca no se había limpiado, y su presencia hacía que esa cara pálida se viera aún más impactantemente cenicienta en contraste.

Wen Kexing lo miró por un momento.

De repente, no pudo evitar inclinarse para tomar ligeramente la esquina de la boca de Zhou Zishu entre sus labios, y lamer la gota de sangre que había aterrizado allí.

Pareció exhalar un suspiro mientras hundía sus dedos en el cabello de la sien de Zhou Zishu, sus respiraciones estaban muy cerca la una de la otra.

Zhou Zishu había abierto los ojos hace algún tiempo, pero no desperdició ninguna energía alejándose de Wen Kexing.

En cambio, simplemente dijo en voz baja: —Qué modales tan bajos, aprovechando la desgracia de los demás.

Wen Kexing ni siquiera lo miró y le devolvió el cumplido con una voz igualmente baja: —Lo dices como si fueras un caballero.

La forma en que sonrió y habló fue como un murmullo; Zhou Zishu no pudo mantener su pretensión de calma por más tiempo, y apartó la cara con cierta incomodidad.

Pero su mandíbula fue apretada por Wen Kexing, quien preguntó: —¿Estás consciente? He curado tu herida. ¿No obtengo ni siquiera este pequeño beneficio?

Zhou Zishu guardó silencio por un momento, antes de decir finalmente: —No tengo planes de vender mi cuerpo por el momento.

Wen Kexing se echó a reír: —¿Sabes lo que sucede cuando no eres tan fuerte como alguien más? —Zhou Zishu arqueó una ceja y lo miró como si fuera el pináculo de la desvergüenza humana. Wen Kexing se acercó a su oído y lo escuchó susurrar:

—Voy... a forzar... un... intercambio.

Zhou Zishu hizo una mueca: Tu espíritu está demasiado en alto.

Wen Kexing fijó sus ojos en él por un momento, el significado de su mirada no estaba claro, entonces lo dejó ir.

Cruzando los brazos detrás de la cabeza y estirando las piernas para descansar los pies en la pared del otro lado, se tumbó y dijo con aire de suficiencia: —Entonces puedes ponerlo en tu cuenta.

Cansado, Zhou Zishu dejó de decir tonterías con él. Cerró los ojos y se quedó dormido.

Wen Kexing conocía bien sus propias limitaciones.

Aparte de Ye Baiyi, ninguno de ellos entendía esta brujería insondable que era el arte de la puerta que se desvanece, y podrían encontrarse con peligros desconocidos si tropezaban como moscas domésticas sin cabeza.

Actualmente, Zhang Chengling era un pequeño tipo que ni siquiera había madurado lo suficiente como para dejar crecer el vello corporal, y Zhou Zishu resultó gravemente herido.

También podrían adoptar una táctica para contrarrestar los infinitos cambios volátiles con este estancamiento que consistiera en descansar y ganar energía donde estaban, para recuperar el aliento antes de pensar en una solución.

Con lo sofocado que estaba, la respiración de Zhou Zishu era tranquila, pero muy uniforme, como si se hubiera quedado dormido.

Wen Kexing giró la cabeza para mirarlo y de repente recordó las palabras del Gran Chamán de Nanjiang: "Si se incapacita librándose de su habilidad marcial, podría tener una quinta parte de confianza de que puedo salvar su vida".

Involuntariamente, se enderezó, canalizó energía marcial en su palma y la levantó lentamente. Tal vez...

Justo cuando su palma se cernía vacilante, una mano repentinamente cayó de la nada.

Esos dedos helados se posaron sobre su muñeca.

Zhou Zishu había abierto los ojos hace un momento, y sus miradas se encontraron en ese espacio reducido.

La mirada de Zhou Zishu era muy tranquila.

Ni una sola fluctuación en el tono de su voz se pudo detectar cuando preguntó: —¿Qué estás haciendo?

Wen Kexing no habló.

De repente, Zhou Zishu suspiró. Alejando la mirada, exclamó, casi sin decir nada: —Otros no entienden, ¿Pero tú tampoco?

Wen Kexing bajó lentamente la mirada. Mucho tiempo después, dejó caer suavemente su palma hacia un lado.

—Sí entiendo.

Mientras hablaba, abruptamente envió su brazo hacia abajo, y una depresión sólida de media pulgada de profundidad con la forma de su mano quedó impresa en el suelo debajo de su palma.

Como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo, repitió una vez más: —Entiendo...

Zhang Chengling no sabía cuándo se había quedado dormido, ni sabía cuánto tiempo había dormido, pero de repente fue sacudido a la vigilia por un gran ruido de no muy lejos.

Se puso de pie de un salto en un instante, girando el cuello para examinar con cautela los alrededores.

Luego, una mano presionó su hombro.

Zhang Chengling se sobresaltó, echó la cabeza hacia atrás y descubrió que era su shifu, que ni siquiera había podido ponerse de pie hace un día.

Zhou Zishu tosió dos veces, presionó a Zhang Chengling e instruyó: —No te inquietes. Síguenos.

Cuando Zhang Chengling volvió la cabeza, Wen Kexing ya seguía a Zhou Zishu.

Zhang Chengling miró a uno de ellos, luego al otro, y preguntó: —Shifu, ¿Se ha curado tu lesión?

Zhou Zishu respondió sin siquiera mirarlo: —¿Acaso no soy humano?

Zhang Chengling lo pensó. Es cierto, con una herida tan severa... Sacudiéndose el tono cruel de Zhou Zishu, se animó ansiosamente de nuevo a preguntar:

—Entonces, shifu... ¿Puedes caminar por tu cuenta?

Zhou Zishu inhaló profundamente.

No era sólo su cuerpo el que estaba sufriendo; sintió que su cerebro también estaba empezando a dolerle también.

—¿Qué más crees que estoy haciendo?

Wen Kexing volvió la cabeza para reír.

Zhang Chengling se rascó la cabeza y dijo: —Shifu, quiero decir... estás gravemente herido...

Zhou Zishu lo miró sin expresión: —¿Crees que debería ser delicadamente frágil incluso por un momento en este lugar abandonado? ¿A menos que quieras cargarme en tu espalda?

Zhang Chengling estaba a punto de demostrar su sentido de piedad filial cuando Wen Kexing habló de inmediato.

—Te llevaré en mi espalda. O en mis brazos, eso también está bien.

Zhou Zishu giró la cabeza hacia un lado para toser, presionó la herida en su pecho con los hombros encorvados y dijo brevemente: —No digas tonterías.

Caminando por el pasaje subterráneo, los tres se acercaron con cautela al lugar de donde había venido el gigantesco choque.

Por precaución, Zhou Zishu envolvió su palma alrededor de la perla luminiscente, sumergiendo sus alrededores en la oscuridad.

Wen Kexing dio un paso adelante para tirar de Zhou Zishu, moviéndolo hacia un lado.

Extendiéndose, tomó la espada Baiyi de Zhou Zishu y deslizó un dedo a lo largo de la hoja. Una pizca de agradecimiento floreció en su rostro.

Luego, con un movimiento en su muñeca, la punta del filo tembló ligeramente, y la espada larga lanzó una estocada hacia adelante.

Con los ojos cerrados, la persona que estaba a la vuelta de la esquina gruñó y extendió un dedo para mover la punta de la espada fuera de su objetivo.

Wen Kexing cambió instantáneamente de táctica.

En las manos de Zhou Zishu, esa espada flexible se movía con golpes claros y rectos, pero en las manos de Wen Kexing, era extremadamente perversa y sobrenatural, tan irritante como contrarrestar un quiste maligno impregnado a los huesos.

Rápidos como un rayo, los dos intercambiaron unos diez movimientos en la oscuridad.

Sin embargo, fue Zhou Zishu quien repentinamente habló después de escuchar por un momento con el ceño fruncido.

—¿Mayor Ye?

La otra parte emitió un ligero resoplido.

Zhou Zishu levantó la perla luminiscente una vez más, e iluminó esa expresión singularmente asquerosa de Ye Baiyi.

Wen Kexing simplemente retiró su espada y lo saludó alegremente con una mano sobre su puño.

—Fue un malentendido, un malentendido. Un simple malentendido.

Estaba mintiendo claramente; Zhou Zishu pudo adivinar quién era el oponente basándose sólo en el sonido.

Wen Kexing, quien personalmente había estado intercambiando golpes con él, no necesitaba más que eso.

Claramente, Wen Kexing estaba aprovechando deshonestamente la cobertura de la oscuridad para darle una paliza, ya que sinceramente había deseado hacerlo.

Era evidente que todavía tenía algunas nociones preconcebidas persistentes contra este venerable con un transfondo misterioso.

Ye Baiyi miró a Zhou Zishu y frunció el ceño.

—¿Cómo has terminado en ese estado moribundo...?

Zhou Zishu estaba ahorrando cualquier bocado de energía cada vez que podía; dejándose caer sobre el hombro contra la pared de roca, cedió antes de que Ye Baiyi pudiera criticarlo:

—Este joven es demasiado incapaz y es un contenedor de arroz.

Ye Baiyi lo miró sorprendido, asintió y dijo: —Veo que tienes cierta conciencia de ti mismo —Inspeccionó los alrededores y luego les hizo señas a los tres— Vengan por aquí.

Zhou Zishu y Wen Kexing sabían que este hombre era muy capaz, y estaban felices de que él tomara la delantera.

Los dos brindaron apoyo levantando la retaguardia y atrapando a Zhang Chengling en el medio.

Mientras caminaban, Wen Kexing se pegó a Zhou Zishu de la nada, enganchó un brazo alrededor de su cintura y silenciosamente tomó el brazo del otro para subirlo sobre sus propios hombros.

Zhou Zishu lo miró y frunció el ceño: —¿Me han lisiado acaso?

Wen Kexing suspiró: —Ese viejo raro está aquí, ¿Por qué te estás sobrecargando? Sigamos caminando.

Fue extraño; yendo por su cuenta, los dos habían corrido peligro varias veces, sintiendo que este lugar tenía tantos caminos como una cueva embrujada.

Sin embargo, mientras seguían a Ye Baiyi, el viaje fue extrañamente tranquilo.

Los cuatro caminaron en innumerables círculos y alcanzaron con seguridad un área que parecía un gran salón.

Cuando entraron, todo estaba tranquilo y en paz, pero, un momento después, innumerables bolas redondas de alrededor de 30 centímetros de diámetro llegaron rodando hacia ellos desde todas las direcciones.

Reflexivamente, Wen Kexing pateó a Zhang Chengling detrás de él, luego recogió a Zhou Zishu en sus brazos como a una novia y se deslizó de tres a cuatro zhang.

Estas cosas lo habían hecho sufrir inmensamente; fabricados de alguna manera desconocida, explotarían una vez que entraran en contacto con algo.

Durante mucho tiempo, Wen Kexing había estado correteando por los pasillos subterráneos mientras lo perseguían, sintiendo que se había convertido en una gran rata.

Sin embargo, Ye Baiyi estaba completamente tranquilo.

Al ver esas esferas surgir hacia ellos como la marea, lanzó un fuerte y breve grito y lanzó un golpe de palman en el aire frente a él.

Estaba usando alguna técnica desconocida, pero los ojos de Zhang Chengling estaban agudos, y notó que las baldosas de piedra a sus pies se habían roto en un instante.

La primera bola que rodó fue la primera en sufrir daños; explotó, e inmediatamente después, creó una reacción en cadena de explosiones continuas.

Las manos de Ye Baiyi estaban apoyadas en el mismo lugar, pareciendo haber erigido un muro invisible que los bloqueaba del caos.

Era casi una fuerza de la naturaleza misma.

La expresión de Wen Kexing se volvió más solemne al mirar a Ye Baiyi, que les daba la espalda con una mirada pensativa.

A partir de entonces, escucharon a Ye Baiyi ordenar: —¡Muéstrate!

Extendió una mano e hizo un movimiento de agarre. Un gran azulejo de piedra cayó de la pared del enorme salón.

La figura de una persona apareció a la vista.

Zhou Zishu y el resto miraron en dirección a la mirada de Ye Baiyi, y quedaron temporalmente atónitos.

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[1] Es el mismo tipo de flauta que Lan Xichen de Mo Dao Zu Shi toca.