Nota de la autora: Este historia es basada en mis OC y una versión mía de Lucifer. Estos cortos no están hechos con la intención de ofender a nadie y estar enfocado en una creencia religiosa de ninguna índole y solo se tratará de ángeles y demonios.
Espero que lo disfruten.
En el reino celestial, donde la luz eterna iluminaba todos los rincones, vivían los ángeles en armonía y paz. Entre ellos, destacaban dos por su majestuosidad y poder: Lucifer y Adem. Lucifer, conocido por su belleza y sabiduría, era el ángel más brillante del firmamento, mientras que Adem, con su pureza y bondad, era el favorito de los ángeles guardianes.
Lucifer, a pesar de su magnificencia, comenzó a sentirse inquieto. Su deseo de conocimiento y poder crecía cada día, y la admiración que recibía de otros ángeles alimentaba su orgullo. Esta inquietud lo llevó a cuestionar la autoridad divina y a planear una rebelión en secreto. Adem, su amigo y confidente, notó el cambio en Lucifer y trató de hablar con él.
-Lucifer, mi amigo, ¿qué sombras nublan tu corazón? -preguntó Adem con preocupación.
-Adem, ¿acaso no ves? -respondió Lucifer con un tono desafiante-. Tenemos el poder y la sabiduría para gobernar este reino mejor que nadie. ¿Por qué debemos seguir ciegamente?
Adem, alarmado por las palabras de Lucifer, trató de persuadirlo para que abandonara sus pensamientos rebeldes, pero la decisión de Lucifer ya estaba tomada. La rebelión estalló y, aunque Lucifer y sus seguidores lucharon valientemente, fueron derrotados por las fuerzas celestiales.
Como castigo, Lucifer fue desterrado del reino celestial, cayendo al abismo oscuro. Sus alas, una vez brillantes, ahora estaban rotas y llenas de cicatrices. Adem, lleno de tristeza, observó la caída de su amigo sin poder hacer nada para detenerlo.
En el abismo, Lucifer encontró un mundo de sombras y desesperación. A pesar de su caída, su orgullo no se quebrantó. Juró construir su propio reino en la oscuridad, un lugar donde él sería el soberano absoluto.
Adem, aunque profundamente afectado por la pérdida de su amigo, continuó su labor en el reino celestial, siempre recordando a Lucifer. En sus momentos de reflexión, se preguntaba si alguna vez habría una oportunidad de redención para el ángel caído.
Mientras tanto, Lucifer, en su reino de sombras, nunca olvidó a Adem. A veces, en la soledad de la oscuridad, su mente vagaba hacia los días en que eran amigos y compartían sueños de grandeza. Aunque el abismo era ahora su hogar, una parte de él anhelaba la luz que había dejado atrás.
Y así, en dos reinos distintos, los destinos de Lucifer y Adem permanecieron entrelazados por los hilos del pasado, cada uno luchando con su propia carga de recuerdos y deseos no cumplidos