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Zander mantenía a Amanecer cerca de él, porque no quería que fueran absorbidos por el huracán que había creado Zaya.
Pero, Piros se abalanzó hacia él y creó un escudo alrededor de ellos. Usó su última piedra mágica para hacerlo.
En este caso, había creado dos puntos de escudo, lo que consumió mucha de su energía. El otro punto era para proteger a los caballeros y los guerreros.
—¿Cómo está ella? ¿Está bien?! ¿Dónde está Zen?! —Piros tuvo que elevar la voz por encima de este viento fuerte y despiadado. Miró a Amanecer con preocupación en sus ojos—. ¿Está bien?
—No.
Físicamente, Amanecer debe estar muy exhausta, pero mentalmente, pasaría mucho tiempo antes de que estuviera bien... Zander lo sabía. Sabía que la verdadera agonía llegaría a ella en el momento en que abriera los ojos y se enfrentara a la realidad.