Tony ni siquiera pudo decir una palabra cuando se dio cuenta de que lo que había hecho a su compañera, le había sucedido a su preciosa hija. ¿Era esto Karma? Pero, ¿por qué debía sufrirlo su hija?
—¿Qué? ¿Solo ahora te diste cuenta de que esto es karma? —dijo Amanecer, aparentemente entendiendo lo que pasaba por la mente de su padre. Se rió al continuar—. No te preocupes. Tú tampoco podrás escapar del karma.
Amanecer entonces dio un paso hacia su padre, todavía con el puñal en su mano. Tony pensó que su hija iba a apuñalarlo como tenía intención de hacer con Blake, se preparó. Se lo merecía. No se resistiría.
Si entregar su vida era lo que hacía falta para que Amanecer lo perdonara, lo haría sin dudar. Los últimos meses habían sido una tortura para él. Se consumía por el sentimiento de culpa y ahora que Amanecer finalmente había descubierto su aventura y el origen de Emily, ni siquiera podía pedir perdón.
Sin embargo, Amanecer no quería eso. La muerte sería una misericordia.