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—Me alejaron contra mi voluntad, ¿qué creen que harán mis hermanos si se enteran de esto?
Zaya tenía quince años la última vez que se encontró con su madre y su padre. Era demasiado joven para saber qué hacer y la gente a su alrededor no dejaba de decirle lo que debía hacer y ella tenía que seguirlo.
No podía ni siquiera pedir ayuda a sus hermanos porque le habían hablado sobre la situación en el Reino de Ogregon y cómo sus hermanos estaban ocupados lidiando con los traidores, quienes querían derrocar al joven rey y su súplica sólo los distraería.
Le dijeron que si Zander perdía la batalla contra el traidor, lo más probable es que lo mataran a él y a Cenit, ya que así es como terminaban las cosas para un soberano derrocado.
Por lo tanto, Zaya tenía miedo de causarles más problemas a sus hermanos.