Día 1
Desde que era pequeña, recuerdo muy bien el día en que supe sobre la corporación tech fenix. Un piloto retirado visitó el centro educativo donde estudié y nos contó historias de los esfuerzos de la corporación por colonizar nuevos planetas . Me cautivó cuando describió encuentros con criaturas gigantes y cómo las venció con su poderoso mecha.
Hoy, a los 19 años, recibí la aceptación en la Academia de Entrenamiento Tech Fenix, donde recibiré capacitación para algún día convertirme en piloto. Me muero de la emoción, pero no puedo dejar de pensar en todo lo que dejaré atrás. La academia está ubicada en otro sistema y nunca me he aventurado más allá de mi planeta natal, Menodia. Cumplir mi sueño significa despedirme de mi familia, mis amigos y mi hogar.
Mi nombre es Anabel y cumplí 19 años hace dos meses. Mido 1,64 metros, no soy muy alta, tengo la piel ligeramente bronceada, ojos negros y pelo blanco, aunque, la verdad, no me gusta. Es un rasgo genético heredado por parte de mi madre y siento que me hace ver vieja.
Mientras escribo esto, estoy en camino a la nave espacial que me transportará a mi destino. Es una nave bastante antigua; Lo noté por los motores oxidados. Quizás se pregunte cómo podemos atravesar sistemas espaciales completos en tan solo unas horas. La respuesta está en los agujeros de gusano artificiales, uno de los mayores inventos de la humanidad. Estas maravillas artificiales se crean a partir de una base y se programan para manifestarse en puntos específicos, permitiendo que las naves espaciales los atraviesen.Aprendi esto de mi padre, quien pasó muchos años como piloto de una nave de carga. Aunque nunca lo acompañé en sus viajes, me contaba sus historias de como viajo por tantos planetas.
Los nervios me consumen mientras espero que la nave despegue. A pesar de su antigua apariencia, la nave asignada es sorprendentemente amplia. Pertenece a la corporación y está llena de cientos de habitaciones, una para cada pasajero. Son modestas, pero para alguien sin grandes pretensiones como yo, son más que adecuadas.
A bordo viajamos todos aquellos de mi planeta que desean unirse a la corporación, incluyendo al personal de la nave. En Tech Fenix no solo hay pilotos de mechas; científicos, ingenieros, biólogos, médicos... la lista de profesiones es interminable. Pero el puesto que anhelo es el de piloto de mecha, para enfrentar y destruir amenazas. Es, sin duda, el más difícil de obtener, requiere una voluntad fuerte, o eso dicen. La demanda de pilotos es constante, dada la alarmante tasa de bajas diarias. Eso me aterra.
Mi padre me entregó mi primera arma de defensa personal, una FZ-4A. Es un dispositivo eléctrico compacto, capaz de disparar descargas eléctricas. Sus palabras fueron claras: "No confíes en cualquiera y mantente siempre alerta".La cabeza me da vueltas, así que voy a dormir un rato, ya que es un vuelo de 11 horas. Mañana continuaré documentando este viaje.