[Lethan POV]
La luz del nuevo mundo era cegadora. Mis ojos, acostumbrados a la penumbra del vacío, luchaban por adaptarse al resplandor. Al principio, todo era un caos de colores y formas borrosas, pero lentamente comenzaron a definirse.
Estaba en brazos de una mujer joven con rasgos amables y ojos llenos de una mezcla de sorpresa y alivio. Podía escuchar las voces murmurando a mi alrededor, aunque no lograba entender las palabras. Mi mente aún estaba atrapada entre el recuerdo de mi muerte y la confusión del renacimiento.
La mujer dijo algo en voz alta, y su voz resonó en la habitación, llena de emoción y cansancio.
Intenté hablar, pero solo salió un balbuceo incoherente. Sentía una frustración creciente, pero también una extraña paz. La mujer me envolvio en una manta y me entrego a otra mujer.
La mujer que pude reconocer rápidamente como mi madre me miraba con una sonrisa suave. Ella era muy hermosa con el cabello café y largo con unos ojos ámbar y una sonrisa que me daba paz. Ella dijo algo y me abrazó cerca.
-No me disgustaba pero aún la situación no tiene sentido ¿dónde estoy? ¿Que paso?-
Mientras estaba con mi madre un hombre de aproximadamente 23 años se acercó a mi y me cargó con una sonrisa tonta en su rostro, supe de inmediato que este era mi padre.
El estaba haciendo expresiones 'Graciosas' mientras me cargaba intentaba saludar.
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[Primeros Días]
Los días pasaron lentamente mientras me acostumbraba a mi nuevo cuerpo y entorno. Era extraño no tener control total sobre mis extremidades y depender completamente de los demás. A medida que las semanas avanzaban, mis sentidos se agudizaron y comencé a captar más detalles de mi entorno.
Mi nueva madre, Aria Reylea, era amable y dedicada. Me cuidaba con ternura, y poco a poco fui aprendiendo a reconocer su rostro, y su voz y mi padre
Sae Reylea el cual era un poco raro pero al fin al cabo gracioso y más importante mi padre.
Extrañamente acepte mi situación más rápido que tarde, sabía que no podía volver a mi pueblo siendo un bebé asique aprendí a aceptar la situación y llevar mi nueva vida en Eskedia.
Me encontraba en un pequeño pueblo llamado Eldoria, situado en el territorio de los Terranitas. La casa donde vivíamos era modesta pero acogedora, rodeada de vegetación exuberante y vida silvestre y otras casas.
Eldoria era un pueblo tranquilo, en contraste con la guerra constante que plagaba el mundo de Eskedia. Los Terranitas, expertos en biotecnología, habían encontrado formas de coexistir con la naturaleza, creando un entorno armonioso y autosuficiente. Sin embargo, las cicatrices del conflicto eran evidentes en la forma en que la gente se movía y hablaba, siempre alerta, siempre preparada. Su forma de vivir me recordó bastante a los elfos pero al ver sus orejas solo parecían humanos normales y corrientes.
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[Días de paz]
Con el tiempo, comencé a explorar más de mi nuevo hogar. Aprendí a gatear y luego a caminar, y mis primeros pasos fueron recibidos con risas y aplausos de Aria y Sae. Cada día traía nuevos descubrimientos: los colores vibrantes de las flores, el susurro del viento entre los árboles, y la sensación del sol calentando mi piel.
Aria me enseñó palabras simples y me mostraba cómo funcionaban las cosas en nuestro hogar. Me fascinaban los dispositivos biotecnológicos que usábamos para las tareas diarias, como el filtro de agua que también alimentaba a las plantas cercanas y los pequeños drones que cuidaban de las cosechas.
"Este es un Biokeeper," dijo Aria, señalando a uno de los drones.
"Nos ayuda a mantener las plantas saludables y nos avisa si algo no está bien."
Me maravillaba la integración de la tecnología con la naturaleza.
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Aunque había renacido, mis recuerdos del pasado nunca me abandonaron. A menudo soñaba con los días en mi antiguo hogar, con mi familia y el fatídico día del incendio. Estos recuerdos me llenaban de una mezcla de nostalgia y tristeza, pero también me daban una determinación silenciosa. Sabía que tenía una deuda que pagar, y aunque ahora era solo un niño pequeño, estaba decidido a prepararme para el futuro.
Observaba y aprendía de todo lo que me rodeaba, absorbiendo conocimiento como una esponja. Aria a veces me miraba con curiosidad, como si notara que había algo diferente en mí.
Un dia Alia mi madre, me llevó al mercado del pueblo. Era un lugar vibrante lleno de comerciantes vendiendo todo tipo de mercancías, desde frutas y verduras frescas hasta artilugios biotecnológicos. Aunque era pequeño, el mercado era el corazón del pueblo, donde todos se reunían para intercambiar noticias y mercancías.
"Ten cuidado con los Auralitas," escuché decir a un anciano mientras discutía con otro hombre. "Nunca se sabe cuándo podrían atacar, incluso ahora."
La mención de los Auralitas me hizo recordar la fragmentada historia de Eskedia que mi padre me había leído antes de dormir.
-Ese libro no es muy apto para niños- eso pensaba mientras mi padre me contaba la historia llena de batallas y masacres.
Era un mundo dividido, y las tensiones entre las diferentes facciones eran palpables. Aunque Eldoria parecía un oasis de paz, el temor subyacente de la guerra estaba siempre presente
-Olvide mencionarlo pero con el tiempo aprendí el idioma de aquí.- Terraniti el idioma de los Terranitas no es un lengua muy complicada asique logré aprenderla rápidamente escuchando a mis padres fue un proceso natural muy rápido, aprender idiomas usualmente era muy difícil pero extrañamente fue fácil siendo un bebé.
-De todas formas aún no sé hablar.- hice mi esfuerzo pero mi lengua no copera.
Un día, mientras jugaba en el patio de nuestra casa, vi algo que capturó mi atención: una pequeña criatura, una mezcla de biotecnología y naturaleza, se movía entre las plantas. Tenía el tamaño de un ratón, pero su piel estaba cubierta de un suave resplandor verde, y se desplazaba con una gracia sorprendente. Me acerqué lentamente, fascinado por la criatura.
"Es un Sylvet," dijo Aria, observándome. "Son protectores de la naturaleza. Los Terranitas los crearon para ayudar a mantener el equilibrio en nuestros territorios." mi madre acaricio mi cabeza mientras yo miraba al Sylvet fascinado.
Gateé hacia el para observar más de cerca al Sylvet, maravillado por la combinación de tecnología y biología. Este mundo era tan diferente del que conocía, pero también tan lleno de posibilidades y misterios. A veces, los Sylvet se acercaba mientras jugaba en el jardín. Estos pequeños protectores de la naturaleza parecían curiosos sobre mí, y a menudo se quedaban a observarme.
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Pasaron dos años mientras comprendía más mis alrededores.
Mi padre era parte del equipo de defensa del pueblo, y su arma era un rifle de energía alimentado por algo conocido como Soul. Al principio, solo era un término más en mi vocabulario creciente, pero pronto me di cuenta de su importancia. Soul era la energía vital que fluía a través de todo en Eskedia. Era similar al mana de mi mundo, pero con una esencia única, derivada tanto de la biotecnología como de la naturaleza. Los Terranitas habían aprendido a canalizar y utilizar soul en su biotecnología, creando dispositivos y armas que eran tanto naturales como tecnológicas. Mi padre, Sae, me contaba historias sobre cómo los antiguos Terranitas descubrieron soul al estudiar las Sylvets ancestrales antes de ser modificados y otras criaturas biotecnológicas que nacieron de naciones ya perdidas. Esta energía era la clave para muchas de sus innovaciones y también una fuente de poder en las batallas contra las otras facciones. Una noche, mientras observaba a mi padre entrenar en el patio con su rifle de energía, sentí una extraña sensación. Era como un cosquilleo en el aire, una vibración sutil que parecía resonar en mi interior. Me di cuenta de que podía percibir soul, aunque de manera rudimentaria.
Era raro, lo sentía adentro naciendo formándose, mi padre me había contado que está energía solo se manifiesta cuando llegas a la edad de 15 años y se clasifica en nivel de porcentajes.
El me conto orgulloso mientras el inflaba su pecho sobre su porcentaje del 30% al principio pensé que era poco, pero entendí que la media era solo 18% en el pueblo y que los jóvenes de 15 años solo tenian un 1% al iniciar. Entendí por que mi padre estaba orgulloso. 30% era suficiente para ser una elite de defensa en este pueblo
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El día de mi tercer cumpleaños lo celebré con mis padres, quienes me cargaron por todos lados con alegres sonrisas en sus rostros.
Habían decorado una pequeña fiesta con globos y un pastel, y yo estaba encantado.
"¿Quién es el niño grande de papá? ¡Ya tienes 3 añitos! Hahaha", dijo mi padre entre risas, lanzándome en el aire y atrapándome hábilmente.
"¡Oye! Ten cuidado con Luthi", regañó mi madre a mi padre, aunque su rostro mostraba más felicidad que enojo. Mi nombre en este mundo no cambió mucho, me llamo Luthen Reylea.
Después de jugar un rato, mi padre me puso en el suelo y caminé hacia una silla frente al pastel. Observé las velas parpadeando, su luz reflejándose en mis ojos. Entonces, de repente, el recuerdo golpeó como una ola.
Me vi a mí mismo, en mi vida anterior, frente a la casa en llamas. Recordé el valiente intento por salvar al niño que estaba adentro, solo para encontrarme atrapado por el humo, luchando por cada respiración, y finalmente, el desgarrador momento en que mis fuerzas me abandonaron.
Mi garganta se cerró y mis ojos se humedecieron. Un dolor profundo se instaló en mi pecho mientras los recuerdos me inundaban. Soplé las velas rápidamente, deseando apagar el fuego que ardía en mi memoria. Quería que terminara, quería dejar atrás ese dolor y enfocarme en el presente.
Mi padre me noto asustado asique me preguntó que pasaba.
"¿Luthi, cuál es el problema? Pregunto con un rostro preocupado.
"N-no es nada, papá" Respondí con la voz infantil del niño de 3 años que era.
Intente ignorarlo pero me sentía débil y vulnerable. El fuego crecía en mi interior sin parar una sensación caliente lleno mi ser mientras sentía algo empezaba a brotar.
-Debil, débil, débil, débil, debil.- pensé sin parar.
"Fui débil" pensé para mí mismo "no logré escapar del fuego a tiempo... Fui débil y no pude proteger a mi hermana por mi mismo..."
"No podía seguir siendo débil, debía ser algo más" pensé mientras sentía la energía fluir por mi cuerpo.
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De la nada de mi mano una bola de Soul mano y se transformó en fuego.
Fin del capítulo 3