—Punto de vista de Oriana Mengral.
"Haaa..."
El suspiro fue tan largo que me dejé caer en el asiento frente al escritorio del director.
Mientras tanto, el director Wilbek revisaba unos documentos y, de repente, también soltó un suspiro.
"..."
Lo miré fijamente, sin decir nada.
Me había traído a su oficina para entregarme formalmente los derechos de ser la nueva directora de la academia. Aún no lo era oficialmente, pero ese era el propósito de nuestra presencia aquí.
Aunque sabía que el nombramiento como nueva directora suscitaría muchas preguntas entre otros, no me importaba demasiado. Si el director Wilbek me había ofrecido este puesto, era porque confiaba en que era lo mejor.
Había situaciones en las que el director demostraba tener un ojo infalible para reconocer talentos. Esto se debía a su habilidad única: los Ojos del Tiempo, una magia que solo aquellos que dominan por completo el tiempo podían obtener.
La habilidad era simple pero poderosa: le permitía ver fracciones de segundos del futuro de cualquier persona. No solo eso, podía observar el potencial de alguien, incluso su capacidad para crear un hechizo, o evitar que lo hicieran al interrumpir el flujo de maná con una simple mirada.
Pero esta habilidad tenía límites. Si el mago era más fuerte que el director, los Ojos del Tiempo eran inútiles. De no ser así, sería un poder digno de un dios.
Lo que me causaba curiosidad era que el director nunca había usado esa habilidad con Asher.
Por eso no sabía cuál sería su futuro. Las visiones podían ser borrosas, limitadas a menos de un segundo, pero aún así, ¿qué había visto en Asher para reconocer su talento al instante?
Aproveché la oportunidad y le hice la pregunta que tenía en mente.
"Maestro... ¿Por qué no has usado tu habilidad con el cadete Asher?"
"..."
El director me miró brevemente y, con una sonrisa, respondió.
"Es una buena pregunta."
"Entonces..."
"Es porque me da miedo saber el futuro de ese niño."
"...¿Qué?"
"Cuando intentas ver el futuro de alguien con un talento nunca antes visto en toda la historia, te preguntas qué clase de ser será en el futuro."
"Bueno..."
"Me dije a mí mismo: si veo el futuro de ese chico, podría ser alguien malvado, o tal vez alguien que salvará y protegerá a los débiles."
"..."
Me quedé en silencio, asimilando sus palabras. Eran razones profundas y comprensibles.
Tenía razón. Aunque no podía ver el futuro como él, sabía que esa habilidad conllevaba riesgos. A veces, conocer el futuro podía traer consecuencias indeseadas.
Pero no había tiempo para detenerse en esos pensamientos. La grieta dimensional se abriría en unos siete años, tal vez menos. La Mazmorra de la "Torre Eterna" se había abierto por completo, convirtiéndose en una mazmorra de grado 0. Las puertas de todo el mundo habían colapsado repentinamente, dejando abiertas solo las mazmorras de más alto grado.
Quería saber hasta dónde podría llegar Asher. Si el director viera un futuro en el que él se convirtiera en un villano, tendríamos que detenerlo, sin importar las consecuencias. Pero si resultaba ser un héroe, debíamos entrenarlo con todas nuestras fuerzas. No sabíamos si él sería la clave para cerrar la grieta dimensional.
Es cierto que en el pasado había teorías sobre cómo se cerraron las grietas anteriores, fenómenos que traían monstruos de realidades alternativas. Sin embargo, nunca se supo con certeza cómo fueron selladas hace cientos de años.
"Aun así, lo veré."
"¿Eh...?"
Me sorprendí cuando el director habló.
Había tomado la decisión de ver un fragmento del futuro de Asher.
"Te enviaré una carta cuando vea su futuro, porque después de eso estaré al otro lado del continente."
Portales. El director Wilbek podía crear portales con gran facilidad, una de las muchas habilidades otorgadas por su afinidad con el tiempo. A diferencia de otros magos, que solo podían distorsionar la realidad, la magia del tiempo le permitía derribar las barreras de la misma realidad y abrir portales.
"Entiendo."
Acepté sin dudarlo. Aunque solo veríamos un fragmento del futuro de un cadete, esa visión podría ofrecer cientos de posibilidades sobre cómo sería Asher en el futuro.
Por ejemplo, qué tan poderoso se volvería, cómo sería su personalidad, si sería un asesino o un salvador.
Había incontables posibilidades, y el fragmento que Wilbek vería pronto revelaría una pista crucial.
Más o menos sabía cuándo o en qué momento el director se acercaría a Asher.
Debido a que ya era de noche, y a primera hora de la mañana el director se iría de la academia para reunirse con los magos más poderosos del continente, o quizás del mundo, no había tiempo que perder.
¿Quién sabe? Tal vez el problema de las mazmorras no sea exclusivo de este continente.
"Ahora, firma esto."
Tomé el papel sin dudar y firmé. De cualquier modo, estaba destinada a ser la nueva directora. Cualesquiera que fueran las condiciones, responsabilidades o decisiones que tuviera que tomar, lo haría sin vacilar. Después de todo, la persona frente a mí era mi maestro, y confiaba plenamente en mí, más que en nadie.
No dudé al firmar.
"Listo."
Le entregué la hoja, y el director la revisó por unos segundos antes de asentir.
"Conoces las normas y reglas, ¿verdad?"
"Sí."
"¿Estás consciente de las responsabilidades que asumirás a partir de mañana?"
"Sí, lo tengo todo claro."
"Bien."
Conocía bien la posición del director Wilbek. Si no lo supiera, no estaría aquí ahora mismo. Oriana comprendía el papel del director y su trabajo diario en esta gran oficina, sin siquiera salir. Pero todo cambiaría tras las palabras del director.
"No recibirás todo el papeleo ni las tareas que normalmente hago, ya que no serán importantes ante los problemas actuales."
"Entonces... ¿qué estaré haciendo?"
"Tienes la posición de directora y te encargarás de todos los preparativos para los semestres y los próximos cuatro años. Reorganiza todo, mejor dicho. Además... puedes seguir enseñando como siempre lo has hecho."
"..."
Eso significaba que podía seguir siendo profesora como hasta ahora, pero con la libertad de hacer cambios a su antojo, sin quejas. Oriana, comprendiendo esto, asintió para sí misma y luego habló.
"Entonces... ¿puedo continuar con mi rol de profesora?"
"Oh, jajaja, mi pequeña disculpa se ha convertido en toda una maestra, ¿eh?"
"No... No diga eso, maestro."
"Sí", asintió el director, respondiendo a su pregunta.
Después de eso, el director terminó con los documentos. Pasaron dos horas hasta que concluyó, y finalmente, Oriana pudo irse. Sin embargo, antes de irse, tenía algo que decirle. El director se iría por cuatro años, e incluso existía la posibilidad de que no regresara jamás.
Este podría ser el último adiós.
Tal vez sería la última vez que viera a su maestro con vida, y no en un funeral por tratar de despejar la mazmorra de grado 0.
Oriana se paró firme frente al director, lo miró fijamente y luego...
"Maestro... Espero que vuelvas con vida. Me despido por ahora."
"Claro... Adiós, mi querida discípula."
***
—Cambio de escena.
Caminando por los pasillos, recibí elogios y felicitaciones de varios cadetes en el camino. Sin embargo, mis pensamientos estaban en otra parte.
"¿Realmente volverás, maestro?"
La mazmorra de grado 0 era la prioridad máxima en este momento. Incluso los líderes de las diez grandes familias y los magos de las torres participarían en su limpieza, la primera de su tipo en todo el mundo. Era posible que magos de otros continentes acudieran a la reunión sobre la mazmorra y la discusión que tendrían al respecto.
Todo estaba preparado. Solo quedaba esperar a que todos llegaran para despejar la mazmorra de grado 0.
Pero aun así...
No importaba cuán fuerte fuera el director, él también podía morir en el intento, al igual que los demás magos que participarían. Esa era la razón por la que Oriana estaba preocupada.
Sin embargo, por más preocupada que estuviera, no podía hacer nada al respecto. Si el destino dictaba que todos murieran, no se podía evitar. Si el destino decidía que sobrevivirían y la mazmorra sería despejada, también lo aceptaría.
"Haaa..."
Suspiré y entré a mi oficina, solo para esperar la carta de mi maestro.
Porque esa carta contendría un pequeño fragmento del futuro de Asher... su discípulo, la persona que esperaba ver convertirse en el futuro, y no la que enfrentaría como enemigo...