—Punto de vista de Asher Frostblade.
Un niño de cabello negro azabache y ojos color avellana oscuros.
Abrió lentamente los ojos y miró el techo de una habitación que estaba llena de telarañas, una habilidad hecha de alguna madera por lo visto.
Las paredes estaban sucias, polvorientas y tenían algunos agujeros y grietas.
La habitación estaba simplemente decorada con una cama, una mesa, una silla y un armario deteriorado. El suelo tenía algunos agujeros, como si vivieran ratas por todo el lugar.
El niño se levantó, se puso la ropa y entonces miró por una ventana.
"Oh"
Sus ojos brillaron de emoción al ver unas partículas blancas que caían del cielo.
Era invierno, y la nieve había llegado ese día.
Tenía una amplia sonrisa, a pesar de vivir en un lugar terriblemente mal. El niño tenía cinco años, era bastante bajo y, aún en la situación en la que se encontraba, seguía sonriendo felizmente.
Toc, toc.
En eso, alguien tocó a la puerta.
Giró su cabeza y miró directamente la puerta. Lo siguiente que vino fue una voz conocida.
"Asher, ¿ya estás despierto?"
Sus ojos brillaron sabiendo que era su amiga.
Cada día, a esta misma hora, su mejor amiga llegaba a despertarlo.
Sin embargo, hoy era un día más especial.
La nieve había llegado y, por supuesto, afuera estaba cubierto con capas de nieve. Ese era un buen momento para divertirse.
Caminó hacia la puerta y giró la manija. La puerta se abrió rápidamente y, en ese instante, una niña de cabello azul hielo y ojos del mismo color que su cabello le agarró de la mano y ambos salieron rápido.
"O—Oye... Espera, no tan rápido."
A pesar de intentar detenerla, ella seguía corriendo.
"Amelia"
Dijo su nombre, y entonces la niña se detuvo y miró a Asher.
"Vamos a la oficina de la directora."
Asher supo entonces que ella estaba apresurada porque hoy era el día en que los adoptaban.
Este día era el que Asher y Amelia habían estado esperando desde que los abandonaron en el orfanato.
Era como un día feliz para ambos.
Sin embargo, ninguno de los dos sabía que la persona que los adoptaría tendría un trasfondo completamente diferente.
Los dos niños rápidamente llegaron a una puerta, entraron y entraron.
"Oh, vaya, entonces estos son los dos niños."
La habitación era vacía, con un escritorio, una lámpara y un estante.
Detrás del escritorio, estaba una anciana de unos 60 años sentada mientras sostenía unos papeles.
Cabello blanco y ojos grises, con unos anteojos de los típicos que suelen usar los ancianos. Vestía un vestido negro y su cabello estaba peinado en una cola de caballo.
"Así es, señor."
La anciana le respondió a un hombre.
El hombre era alto y tenía músculos bien marcados, su piel era impecable, con una barba y sin bigote. Vestía un traje negro con guantes negros y unas zapatillas negras que lucían con todo su traje.
A simple vista, parecía un hombre de negocios bien arreglado y un millonario por su atuendo.
Ambos niños tenían una sonrisa mientras se agarraban de las manos.
Estaban felices.
Por fin tendrían una familia nuevamente.
Por supuesto, Asher y Amelia tenían diferentes padres antes de ser abandonados; no eran hermanos ni nada de eso.
Sus anteriores padres los habían abandonado, y los dos niños, con el tiempo, se hicieron amigos. No habían estado mucho tiempo en el orfanato; un año fue el tiempo que estuvieron.
El hombre entonces se agachó y los miró con una sonrisa.
"Hola, pequeños. A partir de hoy, seré su nuevo padre."
Sin embargo, el hombre tenía diferentes planes.
"Pero... ¿También tendremos una mamá?"
Amelia, con su dulce voz, le hizo una pregunta al hombre.
El hombre la miró y entonces una sonrisa apareció y respondió.
"Por supuesto, su madre los está esperando en su nuevo hogar."
Sin embargo, su sonrisa pareció cambiar un poco.
Asher lo notó.
"Mi nuevo padre... Parece bastante feliz, pero ¿por qué siento que esto está mal?"
Aun así, él no le tomó importancia y lo dejó ahí.
No sabía qué tipo de persona era su nuevo padre. Sin embargo, no le importó; ahora tenía una familia y no estaría solo con Amelia.
Ambos habían acordado no separarse, cueste lo que cueste.
Se prometieron que serían los mejores amigos y nunca se separarían...
Habían pasado un par de minutos, y finalmente el hombre terminó de firmar unos papeles.
"Muy bien, niños, díganme sus nombres, los quiero escuchar de sus propias palabras."
"Mmm... Yo me llamo Amelia."
"Yo me llamo Asher."
"Muy bien, entonces nos vamos a su nuevo hogar."
Ambos se presentaron y entonces el hombre los tomó de ambas manos y los tres salieron del orfanato.
Afuera, en las calles, todo estaba lleno de nieve.
Pero, justamente en la entrada del orfanato, había un vehículo negro. En el asiento del conductor parecía haber un hombre vestido de negro, con gafas oscuras y también llevaba guantes negros.
"Entren al auto", les dijo el hombre a los dos niños.
Después de haber entrado al auto, el conductor echó un vistazo y habló.
"Eligió a dos."
"Je, ya me conoces. Vámonos, sabes que no tengo mucho tiempo y ya perdí bastante."
"Bien, señor."
Rápidamente, el auto empezó a moverse.
Ambos niños miraban por la ventana del auto, observando los lugares que pasaban: la plaza, los centros comerciales, y finalmente llegaron a una mansión.
Extrañamente, estaba en las afueras de la ciudad, pero el lugar era increíblemente grande, y los dos niños se sorprendieron.
"Increíble, la casa de papá es grande", elogió Amelia al ver las impresionantes vistas de toda la mansión.
"Sí... Tienes razón", dijo Asher, mientras esbozaba una amplia sonrisa. Ambos niños estaban más que felices.
El día era increíble y ahora tenían una nueva familia, un nuevo hogar, una nueva vida de lujo, y finalmente podrían ir a la escuela.
"¿Les gusta?", habló el hombre, y entonces los dos niños lo miraron felices.
"Por supuesto, es muy increíble."
"Es genial."
Sin embargo, pronto esas sonrisas desaparecerían.
Al ver al hombre, con una sonrisa tan amplia y sus ojos bien abiertos, parecían los de un psicópata al verlos.
"Eso es porque pasarán aquí los últimos diez años, niños. Adentro los están esperando más niños como ustedes."
Rápidamente, salieron del auto.
El hombre sujetó a ambos niños y los llevó dentro de la mansión.
Entraron en un extraño ascensor que debería estar solo en edificios; sin embargo, este los llevaba hacia abajo.
Ambos niños empezaron a asustarse, y Amelia comenzó a llorar en silencio.
Asher estaba bastante asustado.
La extraña mirada del hombre los dejó completamente confundidos y les dio miedo; todo esto era diferente a lo que ellos pensaban.
De pronto, llegaron a lo profundo de la mansión. Se oían gritos de personas sufriendo de dolor.
Había varios pasillos iluminados, y más adelante parecían haber jaulas donde estaban niños atados a cadenas.
Ese fue el día en que la vida de Asher y Amelia, como niños de 5 años, cambió completamente...
Pasaron días.
Semanas.
Cada día eran torturas.
Cada día se oían gritos agonizantes de personas adultas que arrastraban unos hombres enmascarados con trajes negros.
Los hombres enmascarados llevaban a esas personas a un lugar apartado de donde estaban los niños.
Fueron días en los que cualquiera preferiría morir. Sin embargo, los dos niños persistieron.
Luego había pasado un año.
Los dos niños tenían 6 años y, por supuesto, las torturas continuaron. Eran torturas demasiado fuertes, ningún día paraban.
Aun así, habían pasado todo este tiempo aguantando; lloraban, pero persistían hasta el final del día.
"Algún día... Saldremos."
Sangre corría por todo el cuerpo de Asher.
Amelia igualmente estaba en un terrible estado; su sangre goteaba de su rostro golpeado.
Quemaduras, heridas profundas, moretones y un cuerpo magullado por tantas torturas y golpes que ambos recibían todos los días.
"Solo... Resiste... Amelia."
Sin embargo, ese sueño de escapar nunca se hizo realidad.
Fue aún peor con el paso de los años, y Asher había perdido toda racionalidad y sus emociones. Sin embargo, Amelia logró conservar sus emociones hasta cierto punto.
Así fueron sus vidas de niños, todos los días con torturas interminables hasta el final del día.
Sin embargo, los dos aguantaron, pero perdieron mucho de sí mismos.
***
—Cambio de escena.
Lentamente, Asher abrió los ojos y entonces se encontró en una habitación diferente.
"Uh... Esta es mi habitación... ¿Dónde estoy?"
"En la sección médica."
Miró a su lado, y estaba Oriana.
"¿Cuánto tiempo llevo aquí?"
"Tres horas."
Sin embargo, Asher sintió que fue una eternidad.
Ese sueño que acababa de tener, era esta vez un recuerdo de cuando él era niño.
Ese fue el peor día que nunca quiso recordar.
Sin embargo, rápidamente volvió en sí y entonces miró a Oriana nuevamente.
"Parece que lo sabes, ¿no?"
Ella asintió.
"Sí, si no te recuperas de tu agotamiento mental, entonces..." Ella hizo una pausa. Asher la miró fijamente y luego ella continuó hablando. "Bueno, dejemos eso de lado. Ahora bien, dime, ¿de dónde sacaste estos cristales?"
De pronto, Asher sintió que su pecho se hundía al ver uno de los cristales de maná que había conseguido dentro del dominio de Encrid.
Oriana sostenía su anillo dimensional mientras le mostraba uno de los cristales a Asher.
"Yo..."
Rápidamente, Oriana guardó el cristal de maná en el anillo y entonces sacó otro objeto.
Pero esto dejó aún más nervioso a Asher.
Era el cristal de maná de color negro.
Sí, ese cristal de maná que todos los magos más poderosos del mundo matarían por obtener.
"No sé cómo los obtuviste, son demasiados y todos de un rango alto, y sobre todo, este de color negro."
"Si los magos de las torres, los patriarcas, la familia real, o los magos de otros continentes se enteran de estos cristales de maná de rango negro, sabes lo que pasará, ¿no?"
Asher, por supuesto, sabía lo grave que sería si alguien descubriera que él tiene un cristal de maná del más alto rango.
Muchos magos consideran que ese cristal ni siquiera existe. Un cristal de color negro significa que puedes avanzar a un poder increíblemente mayor a un noveno círculo.
Es ciertamente peligroso.
Sin embargo, siempre y cuando nadie se entere, no pasará nada peligroso.
"Entonces tú..."
"Descuida, lo mantendré en secreto."
Afortunadamente, Oriana es de confianza en este momento.
Sin embargo, eso no se podría decir de alguna otra persona.
Asher estaba en un gran problema, pero el mayor problema era si alguien más había visto que él tenía ese cristal de maná.
"Un momento... La mujer."
Asher entonces recordó a la mujer misteriosa, aquella mujer que lo mantenía vigilado en todo momento.
Pero era extraño.
Si la mujer misteriosa hubiera visto el cristal negro, se lo habría quitado a Asher en un instante; sin embargo, eso no sucedió.
Eso significa que es posible que a la mujer misteriosa no le interese el cristal, o que realmente quiere que Asher lo use.
Sea cual sea la respuesta, por el momento, Asher está seguro, aunque sabe que no podrá ser por mucho tiempo.
"Me iré, te regreso esto."
Oriana le devolvió el anillo dimensional a Asher y se dispuso a irse, pero entonces se detuvo y lo miró una vez más.
Esta vez, con una sonrisa que hizo que Asher sintiera un fuerte escalofrío.
"Cuida bien de mi hermana."
"..."
Esas palabras dejaron confundido a Asher.
Sin embargo, no les prestó mucha atención cuando Oriana se fue.
Miró a su alrededor y vio varias camillas, las típicas que se encuentran en los hospitales.
"Haa..."
Asher suspiró y luego volvió a acostarse.
Observó el techo de la sala, y de nuevo, el recuerdo de su vida anterior emergió en su mente.
"Volví a recordar el pasado..."
Ciertamente, esto era extraño. Antes, no tenía recuerdos de su pasado, pero ahora es diferente.
¿Será acaso uno de los efectos del agotamiento mental? Esa sería una explicación, después de todo, ya van dos recuerdos que surgen cada vez que Asher se duerme debido al agotamiento mental.
"No recuerdo nada cuando duermo normalmente..."
De hecho, esos recuerdos surgen cuando está en un estado de agotamiento mental, justo cuando Asher siente que no puede controlar su cuerpo y que no puede mantenerse despierto.
"Haa... Bien, entonces dormiré un poco más..."
Clank.
Pero justo cuando Asher estaba a punto de cerrar los ojos, escuchó que la puerta fue azotada con fuerza, y entonces dos voces lo llamaron.
"Asher, ¿estás bien?"
"¿No te sientes cansado?"
Estaba a punto de quedarse dormido, pero Luna y Gloriana llegaron de repente.
Aun así, no podía culparlas.
Una sonrisa apareció en su rostro al ver a sus amigas preocupadas por él.
"Me recuerdan a Amelia..."
Una vez más, los momentos que Asher pasó con Amelia en su vida anterior vinieron a su mente...