Los supers estaban bastante agitados, cada uno sentado en su silla personalizada, excepto por las sillas vacías, ya que esta vez faltaban dos miembros.
La líder Tessala, la princesa de la electricidad, esperó a que todos se callaran.
Super Ultra era el único que se mantenía en silencio, parecía estar con los pensamientos muy lejos y no mostraba ninguna reacción de tristeza o alegría.
A la izquierda de Tessala, Centurión Dorado hablaba en voz alta golpeando la mesa con sus manos.
El superboxeador, Acero Blake, parecía querer competir con Centurión Dorado y hablaba con la misma intensidad, también golpeando la mesa con sus manos.
El estratega Maestro Comando pedía silencio, pero nadie lo escuchaba.
El atractivo Mister Imán también parecía emocionado y no paraba de hablar ni un instante.
Mientras tanto, Tessala parecía volverse cada vez más impaciente y, viendo que nadie iba a callarse, decidió entrar en acción a su manera.
No era conocida como la princesa de la electricidad por nada, pues, en una acción rápida, abrió sus brazos y, apuntando sus dedos a cada uno de sus compañeros, disparó sus rayos.
No iba a herir a sus propios compañeros, así que eran rayos eléctricos de baja intensidad.
Como era imposible que su rayo evitara a Super Ultra, él también fue alcanzado, pero ni lo sintió.
Sin embargo, le echó una mirada a Tessala en señal de desaprobación por su actitud.
Centurión Dorado también sintió un breve pinchazo, pero no le importó, sabía que aquello era solo un aviso de su líder, así que se sentó y se calló.
De todos los que sintieron el efecto del rayo de Tessala, el más gracioso fue el superboxeador.
—¿Pero qué fue eso? —preguntó mientras buscaba al autor del pequeño rayo disparado.
No tardó mucho en darse cuenta de que era solo su líder, Tessala, llamando su atención.
El estratega Maestro Comando tampoco tuvo ninguna reacción al choque de su líder.
Después de todo, como buen estratega, también estaba prevenido y su traje era a prueba de choques.
El rapidísimo Bravo Veloz, en cuanto el rayo lo tocó, dio un salto.
Pero para disimular que no había sentido nada, dijo de inmediato:
—Voy al baño y vuelvo enseguida.
Y diez segundos después, regresaba a su silla.
—¿Podemos empezar? —preguntó la líder Tessala.
—¿Cuál fue la baja esta vez? —preguntó Super Ultra, esperando que su compañero Bobina estuviera en el baño o incluso en casa.
El rapidísimo Bravo Veloz hizo ademán de responder, pero, antes de hacerlo, miró a su líder, quien solo gesticuló levemente con la cabeza.
La líder Tessala buscó los ojos de Centurión Dorado y, en cuanto hizo contacto, movió levemente su dedo índice mostrando la dirección.
Inmediatamente, él entendió lo que debía hacer, se levantó de su silla y fue hasta Super Ultra.
—Lo siento mucho, amigo. De verdad...
Pero antes de que Centurión Dorado terminara su frase, algo emitió un leve pitido y Super Ultra reaccionó con un potentísimo puñetazo que lo mandó lejos, dejando a todos atónitos con su reacción.