Un sótano oscuro lleno de un hedor sofocante y con menos de un porcentaje saludable de contenido de oxígeno — era el tipo de lugar sombrío del que todos los padres advierten a sus hijos. Un lugar al que nunca deberías visitar después de oscurecer.
Desafortunadamente, Kazuya se encontraba en ese lugar siniestro, sentado en una silla de acero oxidado, con las manos esposadas detrás de él.
Un hombre rubio en un traje brillante lo miraba con desdén y levantaba un revólver en su mano. El cañón frío tocó su frente. Una ola de escalofríos lo recorrió mientras una gota de sudor resbalaba por sus mejillas, cayendo sobre su desordenada camisa blanca.
"Kazuya, culpa a tu abuelo testarudo por priorizar su trabajo sobre tu vida," dijo el hombre con aspecto de yakuza, su tono más frío que el terror de Kazuya pero sus ojos llevaban una leve mirada de lástima. "El pecado por tu muerte recaerá en su alma."
Desplazó la culpa de asesinar a un alma inocente en otra persona.
En lugar de llorar o suplicar clemencia, Kazuya simplemente suspiró. Casi medio día había pasado desde que lo trajeron aquí, y aún nadie venía a rescatarlo. Gigantes bailaban en su estómago, pidiendo comida maníacamente.
No iba a llorar y apartar la vista de la realidad — este era el final. No había utilidad en pretender lo contrario.
Tuvo la suerte de sobrevivir a una crisis similar dos veces. La primera vez con el brazo derecho roto y la segunda vez con un agujero de bala en el muslo izquierdo. ¡Casi pierde a su hermanito por un disparo erróneo entre los Yakuza y la policía! Ambas veces, la policía llegó a negociar en menos de una hora. Esta vez los riesgos eran demasiado altos.
Entre un universitario aprovechado y un grupo de terroristas de Clase EX, un héroe de justicia como su abuelo elegiría a los últimos.
"Maldito abuelo," murmuró Kazuya. "Mátenme, hombre. Tarde o temprano, él los cazará."
Su abuelo lo había consentido muchísimo desde que sus padres murieron. El anciano le dio un chef privado para sus comidas diarias, una sirvienta para sus necesidades diarias, un asiento en una escuela prestigiosa y, lo más importante, un hogar donde vivir.
Estaba extremadamente agradecido pero también resentido.
El amor era irracional, el odio aún más.
Su vida se había convertido en una broma terrible por el trabajo de su abuelo. Quería dejar la ciudad, incluso el maldito país. Pero su único pariente se volvió emocional y posesivo, negándose a dejar que Kazuya saliera de su 'protección'.
Simplemente quería vivir sin agresiones constantes. Desafortunadamente, no obtendría esa paz en esta vida.
El terrorista parecía afectado al mencionar al abuelo de Kazuya. "No, a él no le importas. ¿Alguna última palabra antes de sacarte de tu miseria?"
"¿Últimas palabras, eh?"
Kazuya sonrió a los hombres que estaban detrás del rubio. Las posibilidades de salir vivo eran casi inexistentes... Pero quería golpear a ese imbécil con tantas ganas. Si no podía vivir, entonces sus "enemigos" tampoco deberían. Así era como veía las cosas.
"No... entonces—"
"Tengo algunas." Kazuya interrumpió al hombre rubio con una sonrisa amigable. "Deja una carta para el abuelo en mi lugar. Pídele que transfiera toda mi herencia a mi amigo Ryosuke."
Ryosuke generalmente rechazaba los intentos de Kazuya de ayudarlo. ¿Podría Ryosuke rechazar el último deseo de un amigo muerto? Definitivamente no. Con algo de dinero, Ryosuke podría librarse de sus trabajos a tiempo parcial y vivir una vida decente.
"..."
"Y termina el manga Akame Ga Kill por mí. No he leído los últimos capítulos. Escuché que eran algo mediocres en comparación con el resto de la serie... Aún así quiero terminarlo."
Lo secuestraron cerca del clímax de ese desgarrador manga.
¡Qué momento tan trágico!
El matón con un revólver estaba atónito. Kazuya no mentía, de verdad quería terminar esa historia y hundirse en el vacío resultante durante uno o dos días.
"Oh, espera. Envía una carta a Yumi-sensei también. Dile que la amé hasta la muerte. Si necesita dinero, puede abofetear a mi abuelo."
Yumi era la persona más cercana a él después de su abuelo y su estúpido amigo. Después de un año de corromper—perseguir a su atractiva maestra, ella aceptó salir con él. Ya no podría disfrutar de lecciones privadas nocturnas.
Su vida no era tan mala, por así decirlo. Su profesora-convertida-en-novia equilibraba su vida diaria con un abuelo super posesivo y hambriento de justicia.
"Una cosa más... Que te jodan a ti y a tus camaradas por secuestrarme ahora. ¿No podrían haber planeado tres meses más? Mi abuelo podría haber muerto en un plan elaborado — quiero decir, un accidente. Ustedes, imbéciles, habrían asesinado a ese estúpido presidente. Dios mío, son tan impacientes como malditos niños de jardín de infancia."
Tomó una respiración profunda después de su arrebato. Se sintió como si le hubieran quitado una piedra del pecho.
'Ah, no hay mejor alivio del estrés que gritar.'
Las palabras de Kazuya tocaron algunos nervios en su secuestrador, ya que su apuesto rostro se volvió carmesí. "Maldito mocoso..."
El terrorista presionó el cañón más profundamente en su frente. Mirar fijamente a la muerte ciertamente le causó algún arrepentimiento.
Su único problema con la muerte era — ¿existe la vida después de la muerte? Si no, ¿a dónde irá después de la muerte? ¿Simplemente dejará de existir?
Mientras caía en un bucle de pensamientos, el hombre rubio apretó el gatillo.
¡Bang!
Un brillo rojo llenó su visión. Un dolor abrasador estalló en su cabeza, haciéndolo gritar de agonía. Sus ojos se cerraron y su cabeza cayó, la sensación de ardor disminuyendo gradualmente.
El silencio cayó tras su muerte.
...
...
...
'Espera... ¿por qué puedo pensar?'
Su conciencia estaba intacta después del disparo. ¿Sobrevivió su cerebro a la bala desde esa distancia? Improbable, considerando la oscuridad total que lo rodeaba. Estaba flotando en la nada, desprovisto de cualquier sensación, ni siquiera el dolor infligido por la bala.
Algo estaba mal — podía sentirlo en sus huesos.
[Personaje 'Kazuya Ishihara' creado.]
Una ventana flotante familiar emergió en el mar de oscuridad.
'¿Personaje? ¿Es esto un sistema?'
Ese cliché de reencarnación de empoderar a un protagonista a niveles divinos sin razón. No era fanático de los sistemas, ya que imponían tareas irrazonables a su anfitrión. No olvidemos el hecho de que la mayoría de los sistemas eran parte del plan de algún jefe final o dados por alguna versión alternativa de los personajes principales.
En medio de su confusión, la sensación de su cuerpo regresó. Sintió que se balanceaba de arriba abajo, el movimiento exagerado del paso de un caballo era demasiado familiar. Había montado caballos desde que era niño, pero no había montado uno desde que se graduó de la escuela secundaria.
Mientras parpadeaba alejando los últimos vestigios de sueño, vio un panorama de picos escarpados, cumbres rocosas y crestas cubiertas de nieve. Las estrellas estaban ausentes en el cielo negro como tinta, solo una media luna luchando una batalla perdida contra la oscuridad.
'¿Siempre estuvo la luna tan cerca?'
"Oye, tú. Por fin estás despierto."
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