No puedo ver nada, ¿que esta pasando?, ¿porque esta todo tan oscuro?.
Un momento, debería estar muerto, recuerdo que me dispararon, cuando intentaron robarme de regreso a casa, ¿acaso esto es lo que hay después de la muerte?.
¿Qué es eso?, (se preguntó). Un pequeño punto de luz apareció en aquella oscuridad, intrigado decide acercarse, y mientras lo hacía el punto se hacía más grande, hasta que la intensidad de la luz se le hizo insoportable.
Abrió los ojos y una figura borrosa yacía frente a él, parpadeo para aclarar su vista, para ver a un hombre en sus 24 años de edad, un poco robusto, con el cabello oscuro y un poco desalineado, ojos verdes, y mirada algo cansada, pero alegre. Quien lo levantó sin mucho esfuerzo, y comenzó a hacerle muecas.
¿Cómo puede levantame así de fácil?, peso 70 kilos. (Pensó), cuando intento alejarlo, se asombro al notar que sus manos eran las de un bebe.
¡¡Ahhh!!
Se sorprendió, al darse cuenta, quedo perplejo por lo que estaba pasando.
¡He reencarnado!.
En su vida anterior, era un hombre de 29 años que aun dependía de sus padres, quien pasaba gran parte de sus días jugando videos juegos, y nunca había hecho nada por su vida, se llamaba Edward Ficherar, quien había muerto después de haber ido al minisuper más secano por un mandado que su madre le había encargado buscar, y fue asaltado de camino, cuando regresaba a su casa, como se negó a ser robado, en ladrón le disparo para que no se resitiera, pero disparo a su corazón y no al hombro como penso hacerlo.
Entonces esté debe ser mi padre, se ve fuerte. ¿Y en donde esta mi mad... Pero fue girado por Eitan Balfor, su padre, antes de que pudiera terminar de pensar, quien lo puso en manos de Esther Dicar, su madre, una mujer de cabello oscuro, ojos café, y con la piel un poco pálida, por el esfuerzo de dar a luz.
Esther lo tomo entre sus brazos y acercando lo a su pecho, mientras hablaba en un idioma extraño, le dio su nuevo nombre a Edward, ¡Gigan!, Gigan Balfor.
Los meses pasan, y Gigan ya podía entender mejor el idioma, esté se encuentra gateando, rondando por la casa, observando su entorno, y escapando de la criada, quien lo intentaba atrapar para darle un baño, mientras su madre cocina, y su padre entrena en el patio de la casa, choca con la mesa, y detiene su huida, la criada alterada, llama a Esther, y esta llega apresurada, ¿qué pasó?, pregunta Esther, al encontrar a Gigan con un golpe en la frente, lo levanta y lo sienta en sus piernas, en ese momento llega Eitan, quien había escuchado el alboroto, y Esther comienza a recitar lo que parece ser un hechizo, y una luz verde comenzó brillar en Gigan, sanando su golpe y dejándolo sin dolor, mientras una expresión interna de alegría, llenaba su mente.
¿No es extraño? Pregunto Lilia, la criada qué cuidaba de Gigan. Se ha golpeado la frente pero no a llorado, ni siquiera se quejó. Ahora que lo dices, ¡es cierto!, reflexionó Esther, con cara de asombro. Será un hombre fuerte igual que su padre, pronunció Eitan, sintiéndose orgulloso de tener un hijo fuerte.
Mientras tanto, Gigan, no podía dejar de pensar en lo que acababa de experimentar, acababa de presenciar la magia, y eso es algo que en su antiguo mundo se consideraba meramente una fantasía, y la idea de aprender la a toda costa, no le permitió pensar en nada más durante el resto del día.
Así que existe la magia...