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Chapter 4 - Siguientes Pasos

12 de Junio del 2010

Estadisticas:

Super Mario Bros

Ventas Totales: 578

Dinero Generado: 2890

— Pensé que tardaría un poco más —dijo Edwin, sonriendo ligeramente mientras se recargaba en su silla y se estiraba.

Edwin observaba orgullosamente sus estadísticas. Apenas habían pasado un par de días desde que publicó Super Mario, pareceria que tardaría muchas más semanas en despegar en ventas. Sin embargo, ocurrió lo contrario: tuvo un enorme éxito desde el principio.

Y eso que aún no ha terminado la primera semana. Las ganancias iniciales podrían ser aún mayores, y Edwin confiaba plenamente en que podría superar las 5000 ventas al final de la semana, o incluso un poco más.

Teniendo en cuenta la inversión que le había costado producir el juego, estaba satisfecho. Aunque los puntos obtenidos no tienen valor directo en el mundo real más allá del sistema, podían ser cambiados por dinero real. Haciendo la conversion habria gastado 1600 dolares, y teniendo en cuenta para que un juego sea considerado como un exito financiero tenia que recuperar el doble de lo invertido tenia que ganar 3200 dolares. Apartir de ahi seria ganancia.

—Y todo esto se lo debo a ella —murmuró Edwin, mirando el canal de Twitch.

Por pura casualidad y suerte, PixelPixie encontró su juego y, con su considerable audiencia para los estanderes del momento, y contando tambien que Super Mario Bros es un juego que destaca incluso entre los títulos triple A, un juego muy sencillo y divertido. Sobre todo esto era lo mas basico las cosas que vendran a futuro sera todavia mas mayores. En cuanto los espectadores a verse interesados por el juego gracias a PixelPixie y que ellos mismos lo probaran provocaria que pronto lo compartían con sus amigos, y esos amigos a otros, creando un efecto de boca a boca exponencial.

Era publicidad gratuita, aparte no todo el beneficio se lo llevaba Edwin si no que tambien PixelPixie también se beneficiaba enormemente con una parte del pastel.

PixelPixie - Desconectada

1056 seguidores

La gente que encotraba el directo que entrara ya sea por recomendacion o por la curiosidad sobre el juego de Edwin. Hacia que quedaran encantados con la personalidad de PixelPixie. Teniendo un aumento de seguidores bastante grande, superando los mil seguidores, aunque tampoco parecia que se estanqueria en ese numero. El contador seguiria subiendo en los dias siguientes. 

En sí, era una situación de ganar-ganar. Edwin generaba popularidad para la recién formada Nintendo, y PixelPixie también se beneficiaba enormemente con mas seguidores.

—Creo que ella seria una exelente jugadora competitiva de Smash —comento graciosamente.

Edwin no planeaba detenerse solo con Mario. Tenía en mente desarrollar y publicar más juegos bajo la marca de Nintendo. Por alguna razón, pensaba que PixelPixie sería una excelente jugadora de Super Smash Bros; era solo una idea que le pasó por la cabeza, pero ese simple pensamiento lo llevo a algo mas grande.

—Deberia crear una pagina oficial —Lanzando al aire—... Oye ese no es una mala idea.

Un ventana emergente del sistema aparecio.

[Servidor Pequeño]

Costo: 25000 Puntos

Descripción: ¿Cansado de esos servidores del mundo real? Esas cosas que cualquier persona puede hacker y robar tus queridos datos y te preocupa. ¡Tenemos la solución perfecta para ti! Presentamos el Servidor Pequeño manejado y mantenido por el incleible Sistema, el servidor que nunca nadie jamas podras acceder, al menos que seas el dueño claro esta.

En fin. Por solo 25000 puntos, obtén un servidor compacto y acogedor, perfecto para tu almacenamiento de pentadatos, fiestas de LAN y para aquellos que simplemente no soportan el exceso de espacio digital. ¡Es tan pequeño que podrías confundirlo con una tostadora! Pero no te preocupes, no te quemará el pan.

Y eso no es todo. Si compras en los próximos 10 minutos... bueno, nada especial sucederá, pero al menos tendrás un servidor pequeño en el que todos tus amigos pueden caber cómodamente, como sardinas felices en una lata tecnológica.

¡Servidor Pequeño! Porque el tamaño no importa, ¡a menos que estés jugando al Tetris!

— ¿En serio? ¿Qué clase de descripciones son estas? —dijo Edwin, riendo mientras leía—. El quien lo escribio tiene algo con parecerser a los informerciales, —Soltando una pequeña carcajada— En fin que precio tiene... 

¡25000 PUNTOS! 

— Eso es más de 2 millones de dólares —dijo, mirando asombrado el precio—. ¿En serio sera muy seguro?

"En respuesta a eso, el Servidor que le ofrece la tienda del sistema es prácticamente imposible de hackear, ofreciendo una seguridad del 100%."

Edwin suspiró.

Se quedó sin aliento al ver la cifra, aún estaba muy lejos de alcanzarla. Pero, reflexionando por un momento, comprendió que el sistema le prometía una seguridad total. Mirándolo desde el lado positivo, eso significaría que no tendría problemas futuros con el robo de datos de usuarios.

— En verdad es bastante bueno, al menos así no estaré como Sony —murmuró para sí mismo.

Podría alquilar un servidor en el mundo real, pero aún no sería conveniente. Aunque tener una página oficial o añadir funciones online a sus futuros juegos era una buena idea, ahora no era el momento. Prácticamente, Nintendo era apenas una mota de polvo en el vasto universo de los videojuegos.

— ¿Qué debería hacer ahora? —se preguntó Edwin, mirando fijamente la ventana del sistema, sumido en sus pensamientos—. Mmm... ¿Tetris?

Edwin miró con interés. El sistema hacía referencia a Tetris. ¿Acaso era una especie de premonición? ¿Una llamada inderecta del sistema? Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una llamada a su celular, rapidamente contesta.

— ¿Hola?...

— ¡Edwin, maldita sea! Necesito que te muevas al supermercado ¡AHORA! —y colgó.

— Supongo que no me pagarás las horas extras... —suspiró Edwin—. Solo aguanta un poco más, Edwin, solo un poco más y estarás en una mansión.

Con cansancio, Edwin se preparó rápidamente y salió corriendo hacia el supermercado donde trabajaba. Tendría tiempo para pensar en esas cosas más tarde, pero por el momento, tenía que mantener su principal fuente de sustento.

...

Al llegar al supermercado, Edwin se encontró con un bullicio inusual. Los clientes parecían más inquietos de lo normal, y los empleados corrían de un lado a otro, tratando de mantener todo bajo control. 

— ¿Acaso la pandemia llego antes de tiempo? —Penso para si mismo—

Justo cuando Edwin estaba por dirigirse a la sala de empleados, chocó con uno de sus compañeros de trabajo, y ambos cayeron al piso. Edwin levantó la vista y se encontró con un chico de cabello negro, alrededor de su edad, que también llevaba el uniforme de empleado, aunque no le resultaba conocido.

— Ah, lo siento... —dijo el chico, levantando sus gafas rápidamente—. P-por favor, no vaya a levantar un aviso de queja...

El chico comenzó a recoger apresuradamente las cosas que se le habían caído. Edwin lo observó por un momento, notando su timidez y nerviosismo.

— No te preocupes, fue un accidente. —dijo Edwin, ayudándolo a recoger sus cosas—. ¿Eres nuevo aquí?

— Sí... —respondió el chico, todavía un poco avergonzado—. L-Lo siento, estamos bastante ocupados por el momento, p-pasa en otro momento.

— No soy un cliente. —dijo Edwin—. El jefe me llamó. —Mirando detrás de Jake—. Parece que necesitan ayuda. —Volvió su mirada hacia él—. Un gusto, soy Edwin.

— A-ah ya veo este... me llamo James...

— ¡OIGAN USTEDES DOS, DEJEN DE PARLOTEAR! ¡Y TÚ, EDWIN, PONTE TU UNIFORME Y PONTE A TRABAJAR DE INMEDIATO! —gritó el jefe desde el otro lado del pasillo.

Edwin se dirigió rápidamente a la sala de empleados para cambiarse. Después, se puso a trabajar arduamente. Pasaron unas cuantas horas hasta que finalmente el último cliente pagó. Todos los empleados estaban exhaustos y estresados; algunos prácticamente habían sido obligados a venir si querían mantener sus trabajos.

— E-ese fue el último... —dijo Jake, dejándose caer contra la pared, exhalando profundamente—. No pensé que mi primer día sería tan ajetreado.

Edwin miró a su alrededor, viendo los rostros agotados de sus compañeros, incluido el suyo. Se recostó contra la misma pared junto a Jake.

— Déjame adivinar, el jefe te dio el trabajo sin muchas explicaciones, ¿verdad? —comentó Edwin, riendo ligeramente.

— S-sí, así me paso... —respondió James, recuperándose un poco. — ¿En serio es asi el jefe todo el tiempo?

— Como no tienes idea —dijo Edwin con sarcasmo—

De repente, los gritos del jefe empezaron a resonar por todo el supermercado. Estaba reprendiéndolos, enumerando todo lo que supuestamente habían hecho "mal", a pesar de que él no había hecho nada para ayudar.

— C-como odio a e-ese tipo de personas... —murmuró James, observando la situación desde lejos—. M-me pregunto cómo serán s-sus vidas privadas. S-si siempre son así...

Edwin, estirándose un poco, respondió:

— Estoy seguro de que terminará calvo y en un asilo de ancianos. —Levantándose y estirandose un poco—. En fin, iré a tomar un poco de aire. Estaré atrás si pasa algo.

— O-okey... —respondió James, todavía algo nervioso.

Edwin se dirigió hacia la parte trasera del supermercado, buscando un respiro del caos y los gritos. Lo ultimo que escucho fue como algo cai al suelo, cerrando la puerta atras suya. Se encontro con una chica pelinaranja alado de la puerta leyendo algo. Era la misma chica que la guio en su primer dia del trabajo

— Hola... Claire —dijo Edwin, al darse cuenta de su presencia.

La chica apartó la mirada de su libro por un instante y, al ver quién era, volvió a concentrarse en su libro.

— Hola... Creo que... ¿Elvin? —respondió secamente, sin mucho interés.

— Edwin — Corrigio.

Edwin se apoyó contra la pared, del otro lado de la puerta. El silencio que siguió era un poco incómodo. Podía sentir la tensión en el aire mientras trataba de pensar en algo más que decir, pero no encontraba que decir.

— ¿Qué estás leyendo? —preguntó Edwin, intentando romper el hilo.

— Un guion —respondió Claire, sin apartar la vista del libreto.

— ¿Un guion? ¿De una película?

— No, es de una obra de teatro no muy conocida —contestó ella.

— ¿Puedo saber el nombre? —inquirió Edwin.

"Niega a tu padre y rehúsa tu nombre, o si no quieres, jura amarme y no seré ya más una Capuleto" —citó Claire sin mucha emocion.

Edwin se quedó un poco confundido. Reconoció la línea de algún lugar, pero luego se dio cuenta de que Claire lo estaba poniendo a prueba.

— ¿Acaso soy yo entonces la que te ha ofendido? —respondió Edwin, con una pequeña sonrisa—. ¡Oh, si mi nombre te causa tanto dolor, estoy dispuesto a renunciar a él por ti! Llámame simplemente amor, y seré nuevo nacido. Denegaré mi apellido, mi honor y mi linaje, si eso es lo que te hace feliz, mi amada Julieta. Es Romeo y Julieta de William Shakespeare

Claire dejó de leer el libreto y bajó ligeramente el guion, mirando sorprendida a Edwin, tardo unos segundos calladas antes de que pudiera responder.

— William Roundches — Comento con unas cuantas carcajadas — Casi le acertabas, si hubieras sabido su nombre si me hubiera llevado una sorpresa.

Edwin, aunque un tanto confundido, no profundizó en el asunto. Después de todo, un simple nombre no era motivo suficiente para darle vueltas. Sin embargo, notó cómo el ambiente se relajaba un poco.

— Es curioso que conozcas esa obra —cerró su libreto—. Es una lástima que las obras de Roundches no sean más reconocidas —añadió con una leve sonrisa—. ¿Y tú, cómo conoces la obra? Hasta ahora eres la primera persona que me encuentro que está familiarizada con Romeo y Julieta.

Edwin se sintió un poco nervioso. No podía revelar que venía de un mundo donde la obra era extremadamente famosa, así que improvisó un poco.

— B-bueno, mis padres eran fanáticos del teatro —dijo, rascándose la nuca—. De vez en cuando nos llevaban a mis hermanas mayores y a mí a ver obras de treato.

Era una mezcla de verdad y mentira, pero sonaba bastante creíble.

— Vaya mis padres eran iguales... Al principio no me gustaba ir pero con el paso de tiempo —Viendo el libreto— Termine agarrando un gusto por leerlos, sobre todo cada vez que lo releo encuentro nuevos detalles.

El ambiente se tranquilizó y Edwin y Claire continuaron charlando sobre diversos temas. Sin darse cuenta, Edwin había entablado una relación amistosa con alguien con quien, hasta ese momento, apenas había tenido interacciones más allá del trabajo. Así continuaron hasta que fueron llamados de vuelta al trabajo, pero lo hicieron ambos tenían un semblante más relajado.

Eso duro hasta que tuvieron que limpiar los destrozos del jefe y ser regañados al mismo tiempo.