Chereads / Evangelion: Aprendiendo a vivir. / Chapter 2 - Una razón para sonreir.

Chapter 2 - Una razón para sonreir.

Esa noche Shinji Ikari estaba recostado en su cama contemplando una vez mas aquel techo que desde hacía largo tiempo ya que había dejado de serle desconocido, mientras escuchaba por enésima vez en su reproductor portátil aquellos temas musicales que siempre solía escuchar una y otra vez cada vez que se sentía confundido. Ello, mientras intentaba atontar su mente para lograr conciliar el sueño. Necesitaba descansar para así poder brindarle aunque fuera algo de orden y sosiego a su atribulada mente. Pero no obstante ello, y por más que lo intentaba, no podía sacarse de su cabeza los acontecimientos acaecidos aquella tarde.

El debería de estar feliz, y se suponía que motivaciones para ello no le faltaban. Por fin parecía que las cosas estaban marchando bien con Asuka. De hecho, los últimos días ella se había portado bastante amable con él, lo cual le daba mucho gusto. Después de todo, ambos vivían juntos bajo el mismo techo, eran compañeros de labores y de escuela. Y aunque a veces solía comportarse como una niña mimada y odiosa, sabía que en el fondo ella era una buena chica. Con una visión más alegre y optimista de la vida, una visión que a él le gustaría tener. Y que a pesar de ser ella por momentos bastante cínica en su comportamiento, sabía que esa era su peculiar forma de serle honesta. Sin contar además con el hecho de que era ella una chica bastante hermosa y que, cuando ella se lo proponía, podía llegar a ser bastante dulce. Si, Asuka en realidad podía ser encantadora, y no podía negar que desde hacía mucho tiempo él sentía algo por ella; si no, no estaría con ella ni soportaría detalles de su forma de ser que podrían sacar de sus casillas a cualquiera. A pesar de que aún no había logrado confesarle todo lo que sentía por ella, pero esperaba poder hacerlo algún día, cuando ella pudiera entender que lo que él estaba sintiendo hacia mucho había dejado de ser solo un simple juego.

Si, Shinji contaba con muchas razones para estar feliz. Pero entonces, si todo parecía marchar bastante bien en su vida… ¿Por qué se sentía tan miserable? Y la única respuesta para ello venía de aquella otra chica.

Porque por más que lo intentara, no podía sacar de su cabeza la lejana visión de aquel deprimente mirar carmesí que pudo ver tras aquella fortísima cortina de agua, antes de que ella se perdiera abruptamente a lo lejos. Mirar que lo hizo sentirse en extremo miserable.

Esto le estaba incomodando en demasía, por lo que intento desechar estos pensamientos. Después de todo estaba pensando en una chica que nunca parecía tener emociones ni sentimientos. Por Dios, a veces le parecía que ella era una especie de extraño ente automatizado que no hacía nada sin que se lo ordenaran. Tan extraña era que a veces se cuestionaba si ella era capaz de poder sentir algo, por alguien, o lo que fuera. Le parecía a veces tener la impresión de ella podía llegar a ser completamente insensible ante lo que ocurriera en su alrededor.

Pero a veces se dedicaba disimuladamente a observarla con cierto detenimiento y le daba la impresión de que tras esa mascarada de indiferencia se escondía una muchacha triste, como si hubiera perdido algo y que ese mirar neutro que solía exhibir en realidad intentare disfrazar una mirada lejana que buscaba con una vaga añoranza ese algo que le hacía falta.

A veces le daba por recordar la vez aquella en que ella le sonrió. Él le había pedido que sonriera, probablemente ella nunca hubiera sonreído si no se lo hubiera pedido, pero a pesar de esto no podía negar que ella se veía hermosa. Después descubriría que todas las mujeres se ven mas hermosas cuando sonríen, pero aquella vez pareció ser algo especial. Quizás por el fragor de la batalla precedente, quizás porque ambos estuvieron muy cerca de morir, o quizás, porque pudo ver sonreír a una chica que nunca parecía tener motivo alguno para hacerlo.

Y después de lo que había visto hace algunas horas se sentía confundido. Esa horrible sensación que estremecía todo su ser cuando todas las certezas que creía sólidamente asentadas pasaban a ponerse en entredicho molestaba en demasía al tercer elegido. Por eso decidió no darle más vueltas al asunto y dejar de pensar en ello, así sus preocupaciones cesarían y dejaría de atribularse pensando en cosas improductivas y de ver cosas donde en realidad no existían. Quizás, y de seguro cuando despertare mañana, descubriría que estaba preocupado por estériles divagaciones de absoluta intrascendencia.

Sin embargo y a pesar de sus esfuerzos, a Shinji le costaría mucho conciliar el sueño. Todo por culpa de una misteriosa chica que, a pesar de todo el tiempo que había transcurrido, y de todo lo que habían pasado juntos, seguía siendo para él una completa desconocida.

__________________________________________

En la mañana siguiente podía vislumbrarse que lentamente una joven tendida abría sus ojos carmesíes mientras miraba de reojo el novedoso cuarto que la había acogido. Había despertado, pero aún no se levantaba. Todavía le quedaban algunas cosas en que pensar. Porque ahora que sabía lo que sentía dentro de sí necesitaría decirle a aquel chico todo lo que sentía. Pero… ¿Cómo se lo diría? No sabía cómo debería encararlo, tan solo sabía que mas temprano que tarde debería de hacerlo ya que inevitablemente se lo toparía en el cuartel, en la escuela o en alguna otra instancia. No podía ni quería soslayarle indefinidamente y, si lo hacía, lo seguiría perdiendo a manos de aquella.

La segunda elegida, ella podía estar siempre con él todos los días todo el día. ¿Cómo podría abordar a Shinji sin que interfiriera la segunda elegida? Sería algo difícil, pero sabía que debía hacerlo, y pronto.

Con premura, aquella chica ceso en sus cavilaciones y se levantó de su futon. Ese día no habría escuela y los experimentos y pruebas de sincronización en NERV no tendrían lugar sino hasta mas tarde. Aun así, estimo que ya era hora de marcharse.

Dirigió sus pasos hacia aquel cuarto de baño donde la noche anterior había descubierto unas cuantas cosas desconocidas sobre sí misma, cosas que nunca creyó poder llegar a conocer o a sentir. Luego de lavarse la cara procedió a mirarse al espejo y mientras se escudriñaba un poco mas acerca de si misma susurraba una leve pregunta para sí.

-¿Acaso… soy bonita?

Nunca antes se lo habían dicho, pero se sentía muy bien al oír eso, al pensar que alguien le pudiera decir eso.

____________________________________________

Al dirigirse al salón de estar para buscar su maletín escolar se topó con Maya, quien desde ya hacía bastante rato se había levantado y estaba desayunando mientras en una computadora portátil del tipo ultraliviana terminaba de redactar y corregir unos informes que posteriormente guardaría antes de enviarlos por correo electrónico a la directora de operaciones. Al notar su presencia, Maya levanto su cabeza y sonriendo le saludo.

-Buenos días Rei. ¿Dormiste bien?

-Si.

-Perdona por no despertarte, pero como te vi dormir tan plácidamente no quise despertarte. Permíteme terminar de redactar esto y preparare el desayuno. ¿Te parece bien?

La aludida no respondió y solo asintió con la cabeza.

______________________________________________

Unos instantes después ambas estaban sentadas en la mesa, una de ellas desayunaba mientras la otra le hacía compañía y le hablaba.

-… así es que no te preocupes por las pruebas de mas tarde, yo te llevare al geofrente. Esta semana tendré el turno de noche, es el más pesado de todos. Pero por suerte esta semana será corta-. Le termino de comentar una sonriente Maya. Por su parte, la aludida no respondió y solo emitió un leve "ajam" mientras asentía levemente con la cabeza.

Este mutismo no le estaba gustando a Maya, quien solía tener la costumbre de ser muy afable y habladora "a veces, y en opinión de muchos, demasiado afable y habladora" y a la cual no le gustaban las personas demasiado silentes.

-Dime Rei. ¿Tú siempre eres así?

Ella no respondió, en su lugar miro a su anfitriona con cara de confundida. Solo luego de un tiempo ella respondió preguntando un -¿No entiendo a que se refiere?-.

-¿Siempre eres así tan callada?

-¿Eso está mal?-. Cuestionó bastante dubitativa aquella muchacha.

-Mmmm… No. No es algo necesariamente malo. De hecho, a algunos chicos les gustan las chicas silentes y misteriosas. Pero incluso a ellos les gustan que de vez en cuando ellas hablen y digan algo.

-¿Y de que podría hablar?

-No lo sé… ¿Por qué no partes hablando de ti?

-¿Hablar… de mí?-. Pregunto una cada vez más sorprendida Rei ante el rumbo que estaba tomando la conversación.

-Si. Puedes hablar de las cosas que más te gustan. Por ejemplo, decir cual es tu color favorito, cual es tu artista o grupo musical preferido, cuáles son tus sueños o que es lo que gustaría hacer cuando seas más grande y dejes de pilotear el Evangelion… 

Maya se detuvo y miro las confundidas facciones de la primera elegida, las que le parecían similares a como debía lucir la cara de un habitante de la selva cuando se enfrentaba por vez primera a la civilización. "Por Dios, parece como si ella hubiera estado aislada del resto del mundo" fue lo que llego a pensar, pero luego recordó los informes que había tenido la oportunidad de leer y, efectivamente, Rei había estado en un largo aislamiento producto de su entrenamiento; pero nunca llego a pensar que su condición pudiera llegar a esos extremos.

Volvió a reparar en la cara de incomodidad de Rei, lo que la hizo sentirse muy apenada tanto por su comentario como por sus pensamientos sobre la chica que tenía al frente.

-Yo lo siento… yo no quería incomodarte ni…

-No importa. Es que…

-¿Pasa algo Rei?-. Pregunto Maya ante el largo paréntesis de la chica.

Luego de un largo silencio ella contesto. -Nunca nadie había pedido que hablara de mi… de las cosas que me gustan… o de lo que yo quiero. Esto me es extraño-.

-¿Extraño?

Rei puso atención a un reloj que estaba colgado en la pared y hablo en un tono lento y depresivo. –El tiempo. A veces siento que el tiempo pasa y se escurre entre mis dedos, como el agua, y que no puedo hacer nada más que verlo pasar mientras se escapa. Hay muchas cosas que aun no entiendo, que aun no conozco, pero que quiero conocerlas, quiero entenderlas, quiero sentirlas. Todo esto me confunde y no se como debo actuar, solo sé que debo hacer algo antes de que esta confusión me termine por enloquecer-.

Maya quedo perpleja, ya que nunca llegó a esperar tamaño pensamiento de la primera elegida. Mas que mal, y como casi todos los que la conocían, siempre la había tendido a ver como una chica demasiado seria y madura para su edad; al punto que a veces llegaba a parecerle una persona demasiado fría, nihilista e indiferente frente a todo lo que podía suceder a su alrededor. Y en lugar de ello ahora estaba viendo a una adolescente confundida que en medio de sus a veces crípticas palabras en realidad ella estaba buscando una guía para definir su destino. Era una ironía demasiado extraña del destino. Rei Ayanami, la misma chica que tenía frente suyo, era una piloto altamente calificada que siempre sabía perfectamente todo lo que debía de hacer a la hora de combatir a los monstruosos y despiadados enviados divinos que habían arribado para castigar y poner a prueba a la humanidad, pero esa misma chica no sabía como debía afrontar su vida.

-Déjame imaginar. Te sientes confundida porque tu mundo está cambiando, y sientes que tú misma estas cambiando. Te importan las cosas que antes no te importaban y tienes la sensación de que el mundo es en realidad mucho mas grande de lo que imaginabas. Sientes el deseo de despertar a la vida y de vivirla a fondo, sientes que el tiempo se te escapa y no quieres dejarlo pasar mientras te sientes dispuesta a todo. ¿Es eso lo que sientes Rei?

La aludida quedo anonadada, pareciera como si Maya de alguna forma hubiera logrado leer sus pensamientos a la perfección.

-¿Te estas preguntando como pude describir lo que estabas sintiendo?

Ante la cara aun perpleja de Rei que le estaba dando la razón, Maya prosiguió toda risueña. –Es muy simple. Hace mucho tiempo yo también pase por lo mismo. Se llama adolescencia-.

-Eso… ¿Eso es algo malo?

Maya se sorprendió con ese comentario y rio un rato antes de responder la cándida pregunta de la peliazul. –A veces te puede parecer la peor etapa de la vida, pero en realidad no lo es. De hecho, puede ser la mejor etapa de tu vida. Sientes que el mundo estuviera especialmente hecho para ti, todo puede ser a veces tan oscuro y en un instante volverse maravilloso; olvidas tus límites y tus preconceptos mientras te descubres a ti misma y al mundo que te rodea. Todo ello mientras sueñas y buscas el amor y, si tienes suerte, puedes encontrarlo. Todo depende únicamente de cómo decidas vivir y afrontar esta etapa, mi pequeña-. Termino de responder Maya mientras le sonreía y le acariciaba el cabello. Por su parte, Ayanami se sintió muy bien al recibir dicha muestra de cariño sintiéndose cálida y confortable.

En un gesto inconsciente y producto de su estado de placidez la joven chica sonrió producto de la felicidad que no había sentido hace mucho tiempo. Gesto que puso también muy feliz a la joven mujer que estaba junto a ella, quien también le sonrió.

-¿Sabes Rei? Alguna vez te han dicho que te ves linda cuando sonríes.

-No.

-¿En serio? ¿Creí que a alguien como tú le dirían esa frase a cada rato?

-De hecho, nunca antes me lo habían dicho-. Respondió ella aun algo confundida. -Quizás, deba intentar sonreír con más frecuencia… aunque no sé si tenga un motivo para ello…

-No necesitas de motivos para sonreír, para sonreír tu solo necesitas sentirte feliz.

_________________________________________

"Para sonreír tú solo necesitas sentirte feliz".

Mientras viajaba hacia el geofrente, Rei rememoraba en esta última idea que había quedado dándole vueltas en su cabeza desde aquella conversación.

¿Qué era el ser feliz? ¿Acaso podía vincularse ese concepto con la noción de sentirse bien? Rei no sabía la respuesta para esas interrogantes. En realidad, la chica peliazul no sabía de muchas cosas, ella tan solo sabía de órdenes y de obediencia, de subir al Evangelion y de luchar contra los ángeles, de callarse a sí misma y aceptar estoicamente todo lo que viniera. De ver replicado este esquema invariablemente una y otra vez todo el tiempo. De verse a sí misma sola, sintiendo como único consuelo el inexorable hecho de que algún día todo este sin sentido culminaría, de que algún día ella cerraría definitivamente sus ojos para olvidarlo todo, para así olvidarse de sí misma. De seguro, el día en que ello ocurriera nadie lo notaria. Tal vez ni siquiera lo notaria el Comandante. Después de todo, aunque el fuera el único que le brindara algo de atención, ella sentía que él siempre estaba esperando algo más de ella. Algo que no sabía que podía ser, pero que una cosa presentía como segura. Ese algo más de ella no provendría de sí misma. Era una idea extraña, pero le rondaba cada vez que ella estaba cerca de él, como si en vez de mirarla a ella; él estuviera mirando, buscando y deseando en su lugar a otra persona. Esta idea de prescindencia la hacía sentirse inmersa en un mar de sombras oscuras y dolorosas, donde cada vez el dolor calaba más profundamente dentro de su espíritu, al punto de llegar a sentirlo parte inherente de si mientras intentaba acostumbrarse a él. Aun así, ella había estado abrazando con devoción y sin dudar esa mortecina y fría luz porque era la única que le podía dar algún calor a su fría y penitente alma, la única luz que podía guiarle e iluminarle en medio de su oscura existencia. Una existencia que para ella le importaba bien poco, después de todo, para alguien que solo conoce el frío a su alrededor y el hielo dentro de su alma, le es relativamente fácil soportar el mundo frío y hostil que se cierne a su alrededor, porque es el único mundo que ella conocía. Para un alma que se le había enseñado a ser funcional, todo estaba bien si tenía una función que podía desempeñar.

Pero un día; cuando todos los demás se esmeraban en rehuirle, alguien se acercó a ella, no para buscar algo, sino para encontrarla. Cuando todos los demás la aislaban, alguien la tocó; y cuando todos la ignoraban, alguien la miro.

Desde entonces ella buscaba secretamente otros ojos que pudieran mirarle de igual forma que aquellos, pero nunca pudo encontrar otros semejantes que pudieran igualar esa sensación de calidez que daba el posar su mirada en ellos.

Y ahora, mientras vislumbraba a lo lejos el secreto objeto de su afecto deambulando por las instalaciones del cuartel, la chica del mirar escarlata volvía a sentir en su interior esa extraña sensación cálida que se apoderaba de su ser cada vez que podía verlo.

Él, quien andaba caminando algo cabizbajo, se sintió observado y alzo su mirada para dirigirla a su observante, pero ella se escondió tras un pórtico que había a sus espaldas. Al no ver nada, el chico volvió a sumirse en sus pensamientos.

Ella estaba extrañamente… ¿asustada? No lo podía entender. Su reciente comportamiento no era lógico, temerle al hecho de que el tercer elegido pudiera verla carecía de sentido alguno… pero ella se sintió dubitativa y temerosa de que él pudiera verla. Temerosa de que el la hiriera otra vez; pero, por sobre todo, temerosa de que aquel mirar que ella añoraba ya no fuera igual.

A este extraño miedo, pronto sintió ella un desconocido, pero agradable calor en sus cándidas mejillas, el latir veloz y descontrolado de su corazón que parecía querer escapar de su pecho, tanto que la pálida chica tuvo que llevarse las manos a su pecho para intentar parar esta sensación extraña y desconocida, pero que estaba disfrutando mientras sus manos sentían el latir de su propio corazón que daba calor a esa alma tradicionalmente fría y entumecida.

Demasiadas emociones desconocidas que estaba descubriendo precipitadamente la estaban asustando. Repentinamente alzo su mirada y miro en frente suyo, donde encontró una serie de paneles de espejos que reflejaban la silueta de una jovencita pálida como la nieve, pero que esta vez exhibía una extraña aura a su alrededor que solo ella podía ver, aunque no lograba comprender.

Pero de todo este conjunto de acontecimientos, lo que más le sorprendió a esta chica fue el reparar en su rostro. Acostumbrado a verlo siempre neutro y carente de toda vitalidad, ahora parecía verle irradiar una extraña aura de brillo mientras escudriñaba detenidamente sus facciones bellamente maquilladas con un rubor rosáceo y, como perfecto corolario, una tímida sonrisa que dibujaba sus labios. 

"¿Es esto el ser feliz?", se preguntó a si misma quien también era conocida como la primera elegida. Si eso era la felicidad era una sensación que ella no podía describir porque sentía que la superaba ampliamente al punto de no caber dentro de sí, pero era una sensación agradable que nunca antes había sentido, una emoción que la envolvía y la reconfortaba por completo. 

Emocionada, se abrazó inconscientemente a sí misma, queriendo atrapar esa sensación para no dejarla escapar mientras cerraba sus ojos y sonreía perdiéndose en sus ensoñaciones, soñando que la dicha que abrazaba tenía la forma de aquel chico que se había ganado un espacio importante dentro de sus pensamientos. 

Luego de un tiempo de sumergida en sus ensoñaciones ella abrió sus ojos y se volvió a mirarse a sí misma, y con una mirada llena de entereza decidió que no quería dejar pasar más tiempo. Aun si él estuviera ahora con esa otra no le importaba, ella había descubierto una razón para ser feliz e iría a perseguirla y buscaría encontrarla de la mano de aquel chico que le brindaba esa razón secreta para ser feliz.

Ella había aprendido a sonreír por él. Ella sonreiría para él, y buscaría de él esa sonrisa que cambio para siempre todos sus preconceptos.

Ella buscaría y lucharía esa razón que la animaba a vivir.

____________________________

Continuará…

____________________________

Hola a todos:

Definitivamente "humanizar" a Rei es algo complejo. Por un lado, soy un firme creyente en que, pese a su origen, la primera elegida es una persona en si misma; por lo que no es un ente que sea carente de emocionalidad o que lisa y llanamente sea una tonta. Pero por otro lado ella es alguien que mas bien no sabe nada de la vida y, de hecho, no parece mostrar mucho interés en ella.

Por dichos motivos, y dado que no es un personaje que se guie por sus impulsos o por emociones, creo que ella necesita contar con "razones" para hacer lo que hace. Lo cual es complejo, ya que analizar con la cabeza lo que es propio del corazón es una tarea ardua y con tendencia a la inutilidad. Pero como dije previamente, no creo que Rei carezca de emociones. Por eso intenté avanzar desde la razón hacia la emocionalidad. Para así develar como la primera elegida descubre sus razones para sonreír. De ahí el nombre de este capítulo.

Y por último, ya lo saben. Cualquier comentario, sugerencia, duda u opinión pueden darla a conocer en la caja de comentarios. Todas sus opiniones son bienvenidas.

¡Será hasta la próxima!