Chereads / Melodías del Destino / Chapter 8 - Capítulo 7: Descubriendo mi voz a través de la música

Chapter 8 - Capítulo 7: Descubriendo mi voz a través de la música

Capítulo 7: Descubriendo mi voz a través de la música

Narra Isabella

Hoy amanece otro día emocionante en mi vida, lleno de posibilidades y oportunidades. Anoche, mientras intentaba conciliar el sueño, mi mente estaba llena de pensamientos sobre mi profesor y ese increíble encuentro en el museo. La emoción y la anticipación me mantuvieron despierta hasta altas horas de la noche.

Esta mañana, al entrar al baño, me envolvió una ducha refrescante, dejando que el agua cayera sobre mi piel y me despertara por completo. Cepillé mis dientes con cuidado, sintiendo el frescor de la pasta de dientes en mi boca. Luego, salí envuelta en una suave toalla y me enfrenté al espejo. Con atención y cariño, elegí mi atuendo para el día: un hermoso vestido rosa pastel que resaltaba mi feminidad y unos zapatos de tacón bajo que me daban confianza. Arreglé mi cabello con esmero y me apliqué un ligero toque de maquillaje para realzar mis rasgos naturales. Al mirarme en el espejo, traté de calmar los nervios y la emoción que sentía, recordándome a mí misma que estoy en el camino correcto hacia mis sueños.

Al bajar las escaleras, encontré a mi mamá en la cocina, preparando el desayuno con amor y dedicación. Mi papá, como siempre, estaba sumergido en las noticias del periódico, pero levantó la cabeza al escuchar mi voz alegre.

- Buenos días, mamá y papá - dije con una sonrisa radiante en mi rostro.

Ellos levantaron la mirada y me devolvieron la sonrisa, contagiados por mi entusiasmo. Mi mamá, con los ojos brillantes de emoción, me preguntó:

- ¿Estás lista para enfrentar otro día en la Universidad Musical de Nueva York, cariño?

La emoción se desbordaba en cada fibra de mi ser mientras respondía:

- ¡Por supuesto! Cada día que paso en esa universidad es un regalo, una oportunidad para sumergirme en el mundo de la música y crecer como artista.

Mi papá dejó su periódico a un lado y me miró con orgullo en sus ojos. Sus palabras llenaron mi corazón de gratitud y determinación.

- Siempre hemos sabido que eres especial, Isabella. Estamos increíblemente orgullosos de ti y de todo lo que has logrado. Eres una verdadera inspiración.

Mientras desayunábamos juntos, aproveché el momento para compartir con mis padres todo lo que había aprendido en mis clases de música. Les hablé de la emoción que sentí al componer mi propia canción y cómo la música me permite expresar mis sentimientos más profundos y auténticos.

- Mamá, papá, ayer en clase de música aprendimos sobre la composición de canciones. Fue una experiencia tan increíble poder escribir la letra y componer la melodía. Me sentí completamente conectada con mis emociones mientras creaba algo único. La música tiene el poder de transmitir todo lo que siento en lo más profundo de mi corazón - les compartí con entusiasmo y sinceridad.

Mis padres me escucharon atentamente, asintiendo y sonriendo con orgullo. Sabía que siempre estarían allí para apoyarme en mi pasión por la música y en mi camino hacia el éxito.

- Isabella, eres una verdadera artista. Estamos seguros de que llegarás muy lejos en tu carrera musical. Sigue persiguiendo tus sueños y nunca dejes de creer en ti misma - me dijo mi mamá con una sonrisa cálida y llena de amor.

- Gracias, mamá. Su apoyo y amor significan el mundo para mí. Me dan la fuerza y la confianza para seguir adelante - respondí, sintiendo una mezcla de gratitud y amor hacia mis padres.

Continuamos desayunando juntos, compartiendo risas y más historias. Estos momentos en familia son preciosos y me hacen sentir aún más agradecida por tener a mis padres a mi lado, apoyándome en cada paso de mi camino.

Después de despedirme de mis padres, me dirigí a la universidad. Aún estaba manejando el auto de mi mamá, ya que el mío seguía en el taller mecánico. Mientras conducía, sentía una mezcla de emoción y nerviosismo por lo que me esperaba en la universidad ese día. Las expectativas y las ganas de aprender y crecer como artista llenaban mi mente.

Finalmente, llegué al estacionamiento de la universidad y, como siempre, me encontré con mi mejor amiga, Anabella. Nos saludamos con un abrazo cálido y comenzamos a caminar juntas hacia el edificio principal, compartiendo risas y conversaciones animadas. La energía y el entusiasmo que nos envolvía eran contagiosos.

- ¡Hola, Ana! - exclamé emocionada. - ¡Qué alegría verte! ¿Cómo ha sido tu experiencia en la universidad hasta ahora?

Anabella, cariñosamente, me llamaba Bella, y respondió con una sonrisa radiante:

- ¡Hola, Bella! Los primeros días en la universidad han sido simplemente asombrosos. Las clases de música son fascinantes y estoy emocionada de aprender y crecer como músico aquí.

Ambas compartimos nuestras experiencias de los primeros días de clases, hablando apasionadamente sobre nuestra pasión por la música y cómo nos sentimos cada vez más inspiradas por los talentosos profesores y compañeros de clase. La música nos unía y nos impulsaba a seguir adelante.

- ¡Es increíble cómo la música puede tocar nuestras almas de una manera tan profunda! - exclamé, sintiendo una oleada de emoción y gratitud en mi interior.

Anabella asintió con entusiasmo y dijo:

- Definitivamente, Bella. La música nos permite expresar nuestras emociones más intensas y conectar con los demás de una manera única. Estoy tan agradecida de tener esta oportunidad de perseguir nuestra pasión juntas y de compartir este viaje contigo.

Anabella asintió con entusiasmo y dijo:

- Definitivamente, Bella. La música nos permite expresar nuestras emociones más intensas y conectar con los demás de una manera única. Estoy tan agradecida de tener esta oportunidad de perseguir nuestra pasión juntas.

Llegamos a la entrada del edificio principal y nos dimos un último abrazo antes de separarnos para ir a nuestras respectivas aulas.

- ¡Buena suerte en tu clase, Bella! - me deseó Anabella.

- Gracias, Ana. ¡Nos vemos después! - respondí emocionada.

Caminé hacia mi aula, sintiéndome llena de energía y determinación. Sabía que este día sería otro paso hacia mi sueño de convertirme en una gran artista musical.

Mi tercer día en la Universidad Musical de Nueva York ha sido mucho mejor de lo que esperaba. Comenzó a las 7 am con la clase de Arreglos Musicales con el profesor Alfredo Toledo. Fue fascinante aprender sobre cómo dar vida a una canción a través de diferentes instrumentos y arreglos. Mi corazón latía emocionado mientras absorbía cada conocimiento que el profesor compartía.

A las 8 am, tuve la clase de Música en el Cine con la profesora Nicole Benson. Descubrimos cómo la música puede evocar emociones y realzar las escenas en las películas. Me sentí inspirada al imaginar cómo mis composiciones podrían algún día formar parte de una banda sonora emocionante.

Luego, a las 9 am, asistí a la clase de Psicología de la Música con el profesor Antonio Caballero. Aprendimos cómo la música puede afectar nuestras emociones y cómo utilizarla terapéuticamente. Fue fascinante descubrir cómo la música puede tener un impacto tan profundo en nuestras vidas. Me di cuenta de que no solo quiero componer música, sino también utilizarla como una herramienta para sanar y conectar con los demás.

A las 10 am, tuve la clase de Gestión de la Industria Musical con la profesora Graciela Hernández. Aprendimos sobre la industria de la música, cómo promocionar nuestra música y cómo navegar en el mundo de los contratos discográficos. Fue muy útil para entender cómo hacer carrera en la industria musical y cómo llevar mis composiciones al mundo.

Luego, a las 11 am, tuve la clase de Música y Terapia con el profesor Daniel Vallejos. Exploramos cómo la música puede ser utilizada como una herramienta terapéutica para ayudar a las personas a sanar y expresar sus emociones. Aprendí sobre diferentes técnicas y enfoques utilizados en la terapia musical, lo cual despertó mi interés en explorar esta área en el futuro.

Finalmente, llegó el momento de la clase de Composición Musical con mi profesor favorito, Lucas Alejandro Mendoza. Mi corazón latía con emoción ante su sola presencia. En esa clase, el profesor nos pidió que presentáramos la tarea de la clase anterior, que consistía en componer una canción. Me sentí nerviosa pero decidida, así que me ofrecí a cantar la canción que había escrito y también toqué la guitarra.

Tomé mi guitarra y comencé a cantar con pasión, dejando que mi voz se elevara y llenara el aula:

♪"En cada nota encuentro mi camino,

En cada acorde siento el destino.

La música es mi guía, mi razón de ser,

En cada melodía puedo renacer.

El destino es la música, mi pasión sin final,

A través de las notas, mi alma puede volar.

En cada compás encuentro mi verdad,

La música es mi vida, mi eternidad.

Cada acorde susurra un sueño por cumplir,

Cada ritmo me invita a seguir.

La música me abraza, me llena de emoción,

Es el lenguaje universal de mi corazón.

En cada partitura encuentro mi voz,

La música me conecta con lo más profundo de mí.

Es un regalo divino, un tesoro sin igual,

El destino y la música, unidos en mi cantar.

El destino es la música, mi pasión sin final,

A través de las notas, mi alma puede volar.

En cada compás encuentro mi verdad,

La música es mi vida, mi eternidad."♪

Cuando terminé de cantar, el aula quedó en silencio por un momento antes de estallar en aplausos y ovaciones. El profesor Mendoza se acercó a mí con una sonrisa de orgullo en su rostro y me felicitó por mi talento y valentía.

Me sentí abrumada por las emociones y la alegría de compartir mi música con mis compañeros y profesores. En ese momento, supe que estaba en el camino correcto y que la música era mi verdadera vocación.

El resto del día transcurrió con entusiasmo y aprendizaje en las otras clases. Cada una de ellas me inspiró y me recordó por qué había elegido seguir mi pasión por la música.

Al finalizar el día, me encontré con Anabella y compartimos nuestras experiencias. Ambas estábamos emocionadas por el crecimiento y las oportunidades que la universidad nos brindaba.

Caminamos juntas hacia el estacionamiento, recordando las melodías que habíamos aprendido y compartiendo nuestras ideas para futuras colaboraciones musicales.

Al despedirnos, nos abrazamos con la certeza de que estábamos en el lugar correcto, rodeadas de personas que compartían nuestra pasión y nos apoyaban en nuestro camino musical.

Con cada día que pasa, descubro más sobre mí misma y mi voz a través de la música. La Universidad Musical de Nueva York se ha convertido en mi hogar, donde puedo crecer, aprender y expresarme plenamente como artista.

Y así, con el corazón lleno de esperanza y determinación, sigo adelante, lista para enfrentar cualquier desafío y seguir descubriendo mi verdadera voz a través de la música.