Capítulo 13: ¿Mamá?
Narra Mía
Terminamos de comer y nos sentamos en el sofá a ver la televisión, abrazados y besándonos.
- Por cierto... – Axel me interrumpió con un beso.
- ¿Sí? – preguntó
- ¿Cómo van los tratamientos? Me gustaría seguir acompañándote, pero sería raro para Jessica. Ya bastante que cuida de mi hermanito – se rio.
- Jessica... Jessica... – volvió a reír – ¿Te conté que cuando éramos niños un cuchillo cayó en mi mano derecha? – rio.
- ¿En serio? ¿Y qué pasó? ¿No fue grave? - pregunté.
- Mi querida novia tan dulce – rio – No fue grave, y sobre los tratamientos, he avanzado - sonrió - Aunque tengo que ir todos los días, es aburrido sin ti.
- Sin duda alguna son los efectos del alcohol - dije riendo.
- No es gracioso – dijo haciendo pucheros – Yo quiero que mi linda novia esté conmigo siempre.
- Y siempre lo haré – dije y besé a Axel en la nariz.
- Te equivocaste – dijo y me besó en los labios.
- ¡Te amo! – dije sonriendo y lo volví a besar.
En ese momento escuchamos la puerta abrirse.
- Sor... – dijo sin terminar la frase, noté cómo se quedó en shock al vernos.
La observé bien y era una mujer alta, con cabello castaño y ojos verdes como los de Axel.
- ¿Qué hacen? ¿Quién es ella? ¿Qué te pasó? – hacía muchas preguntas.
Axel y yo nos separamos y yo rápidamente me puse de pie.
- ¿Mamá? ¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendido.
- Vine a verte, hijo. Quería sorprenderte, hace mucho que no te veía. Y ella, ¿quién es? - dijo mirándome.
- Mamá, ella es Mía... mi novia - dijo tomando mi mano.
- Mía, ella es mi mamá.
- Mucho gusto, señora - dije extendiendo mi mano.
- Gusto en conocerte, querida - dijo tomando mi mano sin ganas - Y ¿qué te pasó? ¿Por qué estás en silla de ruedas? - preguntó mirando a Axel.
- Tuve un accidente... estoy en rehabilitación – respondió Axel.
- ¿Y por qué no me avisaste? – Dijo la madre de Axel con tono de reproche.
- "No quería preocuparte, mamá. Además, soy un adulto y puedo cuidarme solo", respondió tratando de tranquilizarla.
- Pero no estás solo, veo que tienes muy buena compañía – dijo mirándome – ¿Cuántos años tienes, querida? Te ves muy joven
- Tengo 17 años, señora... – respondí con un poco de incomodidad.
- ¿17? – exclamó sorprendida y miró a Axel.
- Veo que eres igual a tu padre – dijo la madre de Axel antes de despedirse y marcharse.
- Lo siento – dije bajando la mirada – No quería que esto pasara... iré a alcanzarla
- Axel me agarró de la mano cuando iba a salir.
- Déjala, yo después le explico... y también quiero explicarte por qué mi madre dijo eso – me dijo Axel.
- Axel comenzó a narrarme la historia del divorcio de sus padres.
- Mi padre era un psicólogo, era uno de los mejores, y él era tratado bien por todos...
- Una chica de 17 años muy linda, cabello rubio y ojos verdes, sus padres la mandaron con un psicólogo porque pensaban que tenía un desequilibrio mental porque siempre le gustaban los hombres mayores...
- Pero eso no es un desequilibrio mental – interrumpí – Para el amor no hay edad
- Lo sé, pero muchas personas no lo entienden... En fin, aunque ella solo se fijaba en los hombres que no tenían ningún compromiso, mi padre fue el único que realmente le gustó, pero tenía familia... – continuó Axel.
- Mi padre tenía 32, mi hermana tenía 5 y yo 13. Mis padres se juntaron cuando eran muy jóvenes, estaban enamorados. Mi padre se enamoró de esa chica y la chica de él – concluyó Axel su relato.
- Comenzaron a salir en citas hasta que mi madre los descubrió.
- Mi padre discutió con mi madre, le pidió perdón por haberla lastimado, pero no se arrepintió de salir con esa chica. Confesó que se enamoró de ella y le pidió el divorcio a mi madre. Hoy en día, mi padre está casado con esa chica.
- Mi madre nunca lo perdonó por haberla dejado por una menor, y su mayor miedo es que se vuelva a repetir la historia.
- Pero tú no tienes ningún compromiso, yo no separe ningún matrimonio ¿Cierto?
- Claro que no amor – Dijo y me beso – Pero mi madre odia que allá una gran diferencia de edad entre nosotros, desaprueba los amores con diferencia de edad
- Pero nuestro amor es puro y verdadero
- Lo es amor – Dijo y volvió a besarme – Pero ella no lo entenderá
Hubo un momento de silencio y después Axel continuo.
- Sabes nunca entendí a mi padre hasta que te conocí, y en ese momento pude entender que realmente para el amor no hay edad…
- En el corazón no se manda – Lo interrumpí
- Exacto, yo también sé lo que es perder la cabeza por una menor – Dijo y me beso
- Sabes si me hubieran contado la historia de esa chica antes yo tampoco lo hubiera entendido, pero ahora yo entiendo lo que se siente amar a un hombre mayor.
Nos besamos hasta que le llego un mensaje a Axel.
- Hermano, no sé qué pasó con mamá, pero está hecha una furia. Me dijo que eres una mala influencia para mí y me prohibió que te vea. ¿Qué pasó? – preguntó Jessica
- Se enteró de mi relación con Mía – respondió Axel.
- Con razón su mal humor. Puedo seguir cuidando a Manuel para que tengas tiempo a solas con tu novia. Mamá no sabe quién es Manuel, puedo decirle que estoy haciendo un trabajo de niñera y ayudarte con eso. Pero no podré acompañarte a los ejercicios de rehabilitación, no quiero que mamá se ponga peor de lo que ya está – ofreció Jessica
- Está bien, hermanita. Gracias por tu ayuda – agradeció Axel.
Te quiero, hermano, y aunque no entienda mucho, respeto tus sentimientos por esa chica –Escribió Jessica con cariño.
Axel se quedó en silencio, mirando su celular con una leve sonrisa.
- ¿Qué pasó? – pregunté
- Al parecer, iré solo a los ejercicios de rehabilitación y, por alguna razón, me alegra – respondió Axel.
- Eso quiere decir que... – pregunté
- Mi madre habló con Jessica y le prohibió verme. Le dijo que soy una mala influencia para ella. Estaba hecha una furia. Mi hermana no quiere que se ponga peor de lo que ya está y se mantendrá al margen – me explicó Axel, mostrándome los mensajes en su celular – Pero seguirá ayudándonos cuidando a Manuel
- Pero ella no te acompañará a los ejercicios de rehabilitación – observe
- No, no me acompañará – confirmó Axel con una sonrisa traviesa.
- Pero es tu hermana – señalé
- Sí, pero en la rehabilitación me trataba como si fuera su muñeca – bromeó Axel.
- Te peinaba y te maquillaba – dije riendo
- Quizás – responde levantando una ceja
- No, pero no me dejaba hacer nada por mí mismo
- Yo tampoco te dejaré hacer nada por ti mismo – bromeé
- Me deshago de una y viene otra – bromeó Axel de nuevo – ¡Sabes que te amo! – dijo por último y me beso
- Ya hemos estado en este sillón por varias horas – dije sonriendo.
- Parece que solo han pasado minutos – hizo pucheros.
- Mañana empezaremos con los tratamientos de rehabilitación, y será peor que con tu hermana – dije con tono serio.
- ¿Ah sí? No quiero – dijo haciendo pucheros.
- Pero debes hacerlo. Ya no soporto al vicedirector. Extraño a mi sexy director – dije besándolo y desabrochando dos botones de su camisa.
- ¿Así que sexy? – dijo con cara traviesa.
- Mejor te ayudo a llevarte a tu habitación y nos vemos hasta mañana, ¿de acuerdo? – cambié de tema al notar que la situación se puso tensa.
- Amor, no seas aburrida... – dijo sosteniéndome de la cintura.
- No soy aburrida... lo digo porque ya es tarde y aún sigues borracho – respondí.
- Si no hay más remedio – hizo pucheros.
Ayudé a Axel con la silla de ruedas para llevarlo a su habitación, lo ayudé a acostarse en la cama y después Axel me tomó de la mano.
- Quédate conmigo solo unos minutos – me pidió.
- De acuerdo... solo hasta que duermas – accedí y me recosté en su pecho mientras él me rodeaba con sus brazos. Ambos nos quedamos dormidos.