Un destello en el aire atrae mi atención de nuevo hacia Aurum. Su forma masiva comienza a encogerse y a cambiar, el pelaje dejando paso a la piel, hasta que Lucas está ante mí en su forma humana.
No recuerdo haber decidido moverme, pero de repente estoy corriendo hacia él. Colisionamos en un enredo de miembros, abrazándonos tan fuertemente que es difícil respirar. Pero no me importa. Él está aquí, ha vuelto, y nada más importa.
—Has vuelto —susurro contra su pecho, mi voz cargada de emoción—. Dios, Lucas, realmente has vuelto.
Sus brazos se tensan a mi alrededor y siento sus labios presionar contra la parte superior de mi cabeza. —Gracias a ti —murmura—. Cuidaste de todos. Gracias, Ava.
Retrocedo un poco, mirándolo a los ojos. Sus ojos son los mismos, llenos de calidez y amor, pero ahora hay algo más ahí—una profundidad, una salvajidad que no estaba antes. Es impresionante y un poco aterrador.