LUCAS
Mi compañera tiene una expresión tan culpable en su rostro, mirando a cualquier lado menos a mí.
Por un lado: Es bueno saber que es una mala mentirosa, una vez que la atrapas.
Pero me cuesta cada gramo de control no enfurecerme por el peligro en el que de alguna manera se puso ella misma.
No entiendo nada de esto, pero estoy determinado a hacerlo antes de dejar el apartamento.
Mantener la boca cerrada es una lección de paciencia, pero funciona. Ava lentamente va soltando más información. Es una lucha mantener la sonrisa en mi cara incluso cuando aprieto los molares de frustración. Y me recuerdo a mí mismo en una letanía interminable que no tengo derecho a estar furioso con ella por guardar secretos.
Incluso cuando su vida corre peligro, y cada molécula en mi cuerpo grita para protegerla.