—El hospital guarda demasiados recuerdos, y mi lobo gruñe y gime mientras intenta desesperadamente olfatear alguna pista del aroma de Ava cuando llegamos.
No hay nada, por supuesto. Solo el olor de los heridos, los enfermos y desinfectante.
—La habitación de Ivy está en nuestro ala familiar en el último piso, y me dirijo directamente allí, incapaz de siquiera mirar el botón del piso 12.
El piso de Ava.
—Compañera —gime mi lobo—, y me pregunto cuán peor sería esto si tuviéramos una conexión predestinada en vez de una escogida. La determinación única de Lucas nunca ha tenido más sentido para mí que ahora, ya que hemos pasado más de una semana buscando alguna pista de los hombres que se llevaron a Ava.
—Alguien ha encubierto sus huellas. Cada aerolínea, cada compañía de taxis, cada servicio de coche compartido, cada alquiler de coches: sus sistemas fueron hackeados y borrados, así que ni siquiera podemos confirmar cómo se fue.