—Necesitas entender en qué situación estás, Ava —apoya un dedo sobre la mesa, observándome con una mirada calculadora.
Golpeteo.
Golpeteo.
Golpeteo.
—¿Por qué?
—Esta Manada entera te desechará sin pensarlo dos veces. El Alfa Renard te atrapará en una vida de miseria y dolor, y serás eternamente un peón en sus manos —su sonrisa es desprovista de alegría.
—Lo sé. Por eso quiero escapar. Tú fuiste quien me trajo aquí, ¿recuerdas? Nada de esto es nuevo para mí.
—Los planes del Alfa Renard cambiaron cuando recibió unas noticias muy interesantes del territorio Aspen. Se enteró de una omega con tu descripción, con un celo tan fuerte que incluso el alfa Aspen se vio afectado —Phoenix asiente. El más leve asentimiento.
—El vaso de agua es todo en lo que me concentro —es difícil mirarlo a la cara mientras habla de todo lo que han planeado para mí.