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—¿Cómo pude haber olvidado, aunque sea por un momento? —Lucas ha perdido todo: sus recuerdos, su sentido de sí mismo, incluso su lobo. Y aquí está, rodeado de caras desconocidas, escuchando susurros de traiciones por su propia manada—. La manada que no puede recordar. Que no puede oír.
—Me duele el corazón —. Qué aterrador y aislante debe ser despertar en un lugar que no reconoces, con gente que afirma conocerte, cuidarte, cuando no puedes recordar ni una sola cosa —. La vulnerabilidad, el constante estado de alerta: debe haber sido agotador.
—Miro a Lucas, viéndolo realmente ahora —. La ligera arruga entre sus cejas, la tensión alrededor de sus ojos, la manera en que sus músculos están enroscados —. Mantiene tensión en cada fibra de su cuerpo, cargando esta carga solo, mientras yo he estado demasiado atrapada en mis propias emociones para entender lo que él está atravesando.