—Lisa.
Su nombre en mis labios es un susurro apenas audible, pero la cabeza de Lisa se gira en mi dirección mientras sus ojos buscan frenéticamente. Una vez que me ve, su cara entera se ilumina, olvidándose del enrojecimiento mientras lucha para escapar del agarre de Kellan.
Falla.
Él la sostiene más fuerte contra su pecho y estoy bastante seguro de que me gruñe, pero me importa una mierda mientras me apresuro a avanzar, ignorando la incomodidad al abrazarla mientras ella está en sus brazos.
—Lisa. Gracias a Dios. ¿Estás bien?
—Esa es mi pregunta —¡maldita sea, Kellan, bájame de una puta vez! —Ella se mueve con más fuerza contra su agarre, aferrándose a mí como una niña pequeña—. ¡Quiero estar con Ava!
—No.
Ella emite su propio gruñido humano.
—Ava, le voy a apuñalar sus malditas pelotas si no me suelta.
—No, no lo harás. Pero Kellan podría amotinarse contra su alfa si me quedo en su espacio ahora que finalmente está con su compañera —Vas a tener que aguantarlo por un rato.