—Oh... —Eso explica la sensación de desafiar la gravedad.
Miro de Elverly al Gran Sabio, esperando que alguno de ellos esboce una sonrisa, que me digan que todo es una broma elaborada. Pero sus expresiones permanecen seriamente mortales.
—Volando —repito, la palabra se siente extraña en mi lengua—. ¿Como... en el aire? ¿Como un avión?
El Gran Sabio suelta una carcajada, un sonido cálido que parece en desacuerdo con nuestra situación apremiante. —No exactamente como un avión, querida. Nuestros métodos son un poco más... poco convencionales.
Quiero preguntar más, entender exactamente qué está pasando, pero otro sacudón violento mece nuestro pequeño santuario. Esta vez, estoy segura de que nos levantamos del suelo. Mi estómago hace un vuelco y tengo que tragar fuerte para no vomitar.
La habitación continúa vibrando a nuestro alrededor, y no puedo sacudirme la sensación de que estamos ascendiendo rápidamente. Mis oídos se taponan, confirmando mis sospechas.