La luz ilumina la habitación, y Marcus se echa atrás, ocultándome más completamente tras su corpulencia.
—¿Quién eres? —pregunta él, y yo echo un vistazo al cuchillo que sostiene detrás de su espalda.
Cuando intento rodearlo para ver quién está hablando, Vanessa avanza para bloquear el hueco. No puedo ver nada, y aún así sé quién está hablando. Simplemente no puedo recordar quiénes son.
—Tranquilos, lobos. No soy enemigo vuestro y no represento ningún peligro para la bruja que protegen .
—Danos tu nombre —suelta Vanessa, la hostilidad inusual en su tono—. ¿Quién eres y por qué nos conoces?
—Ah, sí. Supongo que no lo sabrían. Soy conocido como Acarus, del Cuarto Comienzo. Conocéis a mi madre .
—¿Madre? —pregunta Marcus, cambiando su peso mientras se acerca un poco—. ¿Y quién sería ella?
—¿Y qué diablos es el Cuarto Comienzo? —La molestia de Vanessa es evidente—. No puedes soltar palabras y esperar que signifiquen algo.