—Quienes están sintonizados contigo lo sienten de inmediato —Hermana Miriam me observa con cierta curiosidad—. Aunque creo que no explicarás cómo ocurrió este cambio, es tanto una bendición como una maldición para ti, tal y como estás ahora.
Tengo tantas preguntas pasando por mi cabeza, pero sé que ella no las va a responder. Es demasiado enigmática para explicar cómo sabe lo que está pasando conmigo, o qué quiere de mí. Así que cambio de táctica.
—Alguien me está llamando. Mandándome mensajes. Diciéndome que vaya a la ciudad.
—Sí. Es temerario y salvaje en su vejez, pero es un maestro. Ha estado esperando durante bastante tiempo y está ansioso por conocer a una nueva estudiante. Son bastante raros en estos días —sus ojos se desvían hacia los demás en la habitación—. Aunque sí odia a tu gente.