El teléfono suena.
Y sigue sonando.
Todo lo que consigo es el buzón de voz, tres veces diferentes.
Sabiendo que Lucas está ocupado con el Consejo, solo le mando un mensaje rápido para que me devuelva la llamada cuando pueda.
Una llamada en mi puerta nos interrumpe y Jericho asoma su cabeza con su típico rostro adusto. —¿Todo bien aquí?
—Bien —confirmo, mientras Selene frota su nariz contra el suelo.
El cambiante mayor la observa mientras cierra la puerta detrás de él. —¿Qué le pasa a eso?
La forma en que enfatiza 'eso' hace que Selene se congele a mitad de movimiento, con el labio levemente levantado sobre sus dientes en un gruñido silencioso.
¿Acaba de llamarme?!
—Ella está bien. Solo olió el libro y aspiró demasiada magia en su nariz.