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Confusión titila en el rostro del desconocido por un momento antes de que alcance la comprensión.
—Ah, ya veo. Si viste a alguien hace un momento, era probablemente una manifestación de tus propios miedos. Una distracción, destinada a despistar a cualquiera que pudiera estar siguiéndome.
Lo miro fijamente, mi mente luchando por comprender sus palabras. ¿Una manifestación de mis miedos? ¿Cómo es eso siquiera posible?
Selene se acerca con paso suave, su nariz vibrando mientras olfatea los pies del extraño. Para mi asombro, su pelo queda apacible, con la cola dando un vaivén tentativo. Nunca había reaccionado así ante una posible amenaza antes.
—Él no es un peligro para nosotros, pero tampoco es un aliado —me dice ella.
—¿Qué eres? —pregunto, mi voz apenas por encima de un susurro.
El desconocido inclina la cabeza, estudiándome con esos ojos inquietantes.
—Podría preguntarte lo mismo. ¿Por qué una bruja corre con la Manada Blackwood? —dice él.
