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—Ven, gatita. Tú y tu amiga también. Les daré la libertad que él no puede. Les daré el conocimiento que ella no dará. Ven, Ava Grey, Tutora de las Brujas. Buscas un hogar, y yo tengo uno que ofrecer.
Un grito se desgarra de mi garganta mientras me revuelco contra las sábanas, jadeando por aire. El miedo es un peso pesado que presiona mi pecho, aplastándome, robándome la capacidad de respirar.
En la oscuridad detrás de mis párpados, ojos carmesíes me taladran, brillando con malicia. La luz de la Luna brilla en colmillos afilados como cuchillas mientras una voz siniestra susurra en mi mente.
—Rogarás que cumpla nuestro contrato. No te preocupes, gatita. Volveré por ti.