—Ella... ella debería haber estado a cargo —fruncí el ceño ante la extrañeza de la pregunta de Blaise.
Por supuesto, que mi madre estaría a cargo de mis comidas; ¿quién más iba a estar? La otra persona era yo, y apenas tenía un año cuando dejamos Stormclaw. Ni siquiera tenía control sobre mis esfínteres, mucho menos sabía cómo preparar comidas para mí mismo.
—Siempre habíamos sido solo los dos en aquel entonces. Si ella no me hubiera hecho comida, podría haber muerto de desnutrición antes de que mi padre me recogiera. Blaise, era solo un niño en ese entonces —le recordé a Blaise—. ¿Por qué preguntas?
Para mi sorpresa, su expresión se tornó sombría.
—Eso explica mucho sobre ti. La falta de un lobo, tu resistencia a la plata... Todo tiene sentido ahora —dijo.