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—Khalifa abrió los ojos lentamente, sintiendo la suavidad de la cama y la firmeza de un hombre.
—Giró la cabeza lentamente para ver el perfil apuesto del profesor detrás de ella, durmiendo.
—No recordaba cómo había vuelto a su casa, pero sí recordaba que tuvieron unas cuantas rondas antes de dar por terminado el día.
—De todas formas, el hecho de que estuviera desnuda era testimonio de lo sucedido.
—Más interesante aún, su pene estaba dentro de ella, acomodado allí como si fuera su hogar.
—No se movió por un rato y simplemente se relajó, deleitándose en la sensación de paz en su abrazo.
—Pero en su suave respiración, se dio cuenta de que el pene que había quedado dentro toda la noche estaba duro.
—Frunce los labios.
—Como dicen, puede que el sol no salga por la mañana, pero los genitales masculinos sí.
—Se quedó quieta por un rato, hasta que no pudo evitar sentir el latir de su miembro. Se sentía incómoda porque no se movía.