```
—¿Nos conocemos? —preguntó él, sus ojos de fénix la miraban con anticipación.
—Quizás, después de todo eres bastante famoso. ¿No lo sabías? —dijo ella, de forma evasiva.
Ante su respuesta, Kaize apretó los labios y entrecerró los ojos hacia ella. Estaba tratando de determinar si ella hablaba en serio o no.
No podía saberlo en absoluto.
Sin embargo, en lugar de estar molesto, la miró con interés, lamiéndose los labios.
De repente, sonrió maliciosamente y se levantó, colocando un brazo en el respaldo de su silla, inclinándose hacia ella hasta que sus caras estuvieron a solo unos centímetros de distancia.
—Bueno, yo a ti sí te conozco, y muy bien.
Ella levantó la cabeza, y desde su ángulo él podía ver los ojos ocultos detrás del cristal reflejante.
Era negro, pero había matices de color interesantes, tonos que ya había memorizado en sus sueños.
—¿Ah, sí? —preguntó ella, pareciendo interesada—. ¿Cómo me conoces?