En la siguiente parte del recorrido, los llevaron a la fábrica de armas, que era realmente grande. Según las palabras de Hugo, ocupaba una buena parte de la base.
Era tan grande como un gimnasio amplio, lleno de actividad, y con varios guardias armados hasta los dientes.
También había docenas de trabajadores vestidos con equipo protector que se apresuraban, atendiendo las diversas etapas de la producción de armamento.
El grupo caminaba por el lado con interés, asegurándose de no hacer demasiado ruido para no distraer a los trabajadores.
Vieron como la fila de trabajadores introducía metal fundido en moldes.
También notaron que ya había máquinas para ayudar con el corte de precisión, produciendo armas de fuego y explosivos.
Explicaba cómo Hugo había logrado hacer algunas armas incluso cuando solo estuvo ausente por un momento. Con este equipo, Hugo debería poder armar varias bases en unos meses.