Los llevaron a las áreas internas de la base, donde estaría su nueva casa. Tenía un ambiente bastante exclusivo por la falta de gente y ruido.
Es solo que como acababan de renovar el área, muchas de las casas todavía necesitaban algunas reparaciones.
—No se preocupen, su casa está entre el primer lote que ha sido reparado y renovado.
—Mmm, gracias.
—¿Está segura de que ella está bien? —preguntó el soldado guía, mirando con genuina preocupación a la mujer de tez sonrojada pero hermosa en sus brazos.
Los hombres contuvieron sus miradas de desaprobación.
Fue Kaize quien le respondió. —Sí, ella solo sobreutilizó un poco sus poderes y necesitaba algo de... recarga.
El soldado parpadeó, preguntándose por qué las palabras sonaban un poco como insinuaciones, pero él era un inocente con casi ningún acceso a mujeres en su trabajo.
Al final, se encogió de hombros y finalmente se detuvo frente a una casa.
—Esta es.
—Gracias.