Mientras sostenía su peso con sus brazos, sus dedos se enterraron en su cueva, bombeando y bombeando, sacando su jugo de amor.
Todo esto se hizo a plena vista de los otros dos hombres que estaban dolorosamente erectos.
Cauis fue el primero en intervenir, retirando sus dedos y alineando su miembro.
La cabeza tocó su calor por primera vez en tanto tiempo y Cauis no pudo evitar gemir.
—Apúrate —dijo Kaize, burlándose de él, abriendo más las piernas de Khalifa para él.
Cauis tragó saliva y sostuvo la parte superior de sus muslos, enterrando la punta y empujando su longitud en su gloriosa succión.
Cerró los ojos ante las sensaciones tan extrañadas y dejó escapar gemidos masculinos mientras se hundía más y más hasta que estuvo completamente dentro.
—Ahh~ —ella gritó y luego se sintió sin peso por un momento, su cuerpo entero empujado contra el de Cauis y casi pensó que se caería.