—Espero que estés lista para el desafío, ratoncita —susurró, una sonrisa burlona en sus labios mientras la miraba desde arriba.
—¿Qué vas a hacerme? —ella susurró, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
—Tantas cosas... mierda, ni siquiera sé por dónde empezar... veamos...
Se detuvo, pero Beatriz contuvo la respiración cuando sintió que él apoyaba su cadera contra la de ella y su longitud rozaba su centro a través de sus pantalones cortos.
—Mmmm... tantas formas en que te deseo, es casi imposible elegir —sus ojos la recorrieron mientras se hacían más pesados y sus labios se entreabrieron al inclinarse más, desviando su mirada de su boca a sus ojos.
Presionó su centro contra el de ella, moviéndolo en un círculo lento y ella jadeó al sentirlo, todo se sentía tan sensible, tan intensificado.
Apoyó su cabeza en su hombro y siseó a través de sus dientes, apretando con fuerza sus muñecas cuando ella se movía contra él; gimiendo al sentirlo mientras cerraba los ojos con fuerza.