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Esta noche alguien estaba destinado a no poder dormir.
Todo lo que Alcanis tenía que hacer era cerrar los ojos y lo único en lo que podía pensar era en la chica gentil y soleada sonriéndole.
Pero, estaba tan dispuesto a consentir en tales fantasías, como si, él y ella nunca hubieran estado separados.
Miguel despertó de nuevo a un par de ojos húmedos y vivaces.
—¿Cuánto bebiste ayer, y por qué estás tan borracho? —preguntó Nancy.
De repente estaba un poco preocupada por su salud, después de todo, no era como si no hubiera bebido demasiado antes, pero nunca como la noche anterior.
—Ayer estaba de buen humor, así que bebí más, no te preocupes por mí —respondió Miguel.
Extendió los brazos y la envolvió en su abrazo, hablando con una voz magnética y clara que era inexplicablemente amorosa.
—¿Estás ocupada hoy, vamos al cine? —preguntó.
Recientemente se había estrenado una película de terror, leyendo la sinopsis Nancy estaba muy interesada y quería arrastrarlo consigo.