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Felissa y Vicenzo entraron a la casa de la manada y todos los miembros los miraron con sorpresa. Tardó unos minutos antes de que Felissa los convenciera de mantener la boca cerrada y no usar el vínculo mental con sus padres.
En ese momento, caminaban hacia el dormitorio del Alfa Aroldo, el padre de Felissa.
—¿Estás listo? —preguntó Felissa al llegar a la puerta. Miró a Vicenzo nerviosamente y el sudor frío se formó en su frente. Estaba nerviosa por presentar a Vicenzo pero no estaba lista para enfrentar la condición de su padre. Basado en el vínculo mental con su madre, Aroldo estaba en un estado terrible y más cerca de su lecho de muerte.
—Lo estoy —respondió Vicenzo con una sonrisa tensa. Estaba preocupado pero no quería mostrarlo ante Felissa. También notó su nerviosismo e incomodidad basado en sus expresiones faciales. Inconscientemente, la atrajo hacia un fuerte abrazo. —No te preocupes demasiado, pase lo que pase. Estaré aquí para ti —añadió.