Las manos de Vicenzo se dirigieron a la espalda de Felissa mientras seguía la forma de ella y la acercaba más a él.
Felissa jadeó cuando sus cuerpos se tocaron. Colocó su mano en el pecho de Vicenzo y sintió sus prominentes y endurecidos músculos debajo de la tela.
—Por favor, no te cases con ese hijo de puta, Felissa —susurró Vicenzo, indicando a Fabio, pero todo lo que Felissa escuchaba era a él llamándola por su nombre sin el título.
El cuerpo de Felissa tembló porque le gustaba cómo Vicenzo pronunciaba su nombre y quería oírlo de nuevo.
—Mi nombre, dilo otra vez —murmuró Felissa apenas pudiendo articular palabra. El deseo por Vicenzo se volvía más fuerte, y su cuerpo se debilitaba cuanto más tiempo permanecía en sus brazos.
—Felissa —dijo Vicenzo con una sonrisa burlona. Le gustaba la respuesta de Felissa a su acción, que mostraba que ella estaba afectada por él.